31.

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Punto de vista de Harry.

La clase en la que coincidía con Wendy por fin había llegado, algunos alumnos ya estaban en el gimnasio, pero Wendy no estaba entre ellos. Vi entrar a Lily, la amiga de Wen y rápidamente corrí hacía ella para preguntarle si la había visto.

—Hey Lily.—se dio la vuelta al ver que la llamaban y se acercó a mi para poder hablar.

—Oh, hola profesor ¿Neseita algo?— me habló extrañada de que estuviera hablando con ella.

—Llamame Harry por favor, y sí necesito algo ¿Has visto a Wendy?

—La vi a segunda hora, en matemáticas. Pero a quinta hora no apareció y en clase y ahora tampoco está aquí, no sé que pudo pasar.—habló ahora algo más preocupada.

—Está bien, gracias.— maldije por lo bajo, esto no era bueno.

Di la clase de todas formas, seguro que no era nada y solo eran paranollas mías. El tiempo se me pasó realmente lento, tuve la esperanza de que en cualquier momento apareciera por la puerta pidiendo disculpas por llegar tarde. Pero eso nunca pasó.

Salí de la universidad lo antes que pude, camino a casa me salté varios semáforos y estoy seguro de que el limite de velocidad al que conducía no estaba permitido. Al llegar a casa abrí la puerta a toda prisa, con la esperanza de encontrarla dentro.

—¡Wendy!—grité escandalizado.

—Eh ¿Qué crees que haces? ¿Por qué gritas? Mi hija no está aquí. Esa niña me va a oír, la llamé hace más de dos horas para que viniera y aún no ha llegado.— habló de manera reacia.

Miré hacía todos lados y vi otra figura en la cocina, y por un segundo el aire salió de mi con un gran respiro. Pero al acercarme vi que no era Wendy, sino Cory ¿Qué cojones hacía ella aquí?

—Fuera.— ordené.

—Oh hola cariño, tenemos que hablar.— dijo sin perder su sonrisa.

—He dicho que te vallas.—repetí, sin embargo no me hizo caso; así que lo hice a mi modo.

Agarré a Cory por el brazo y la guíe hacía la puerta para echarla fuera, no necesitaba uno de sus jueguecitos ahora mismo, mi novia había desaparecido y estaba completamente desesperado.

En cuanto la eche empezó a gritar y golpear la puerta, no le hice el más mínimo caso, pero Aisha en cambio me miró con cara asombrada, desde luego no se esperaba eso de mi.

—¿Qué pasó con Wendy?—hablé dirigiéndome a Aisha la cuál aún seguía asombrada.

—Yo... yo le dije que viniera a casa, quería hablar con ella.—volvió a su compostura normal.

Maldije en alto sin privarme por la presencia de Aisha. La había llamado una y otra vez a su móvil, pero ninguna de ellas me había contestado.

—Bah dejala, ya vendrá si quiere, y sino mala suerte para ella. Sabrá apañárselas sola.—habló la señora que se suponía que era su madre mientras miraba despreocupada sus uñas.

—Eres una madre nefasta, no sé como Wendy te permite estás cosas pero yo desde luego que no lo haré. Te pediría que te marcharas de está casa.— me dirigí hacía la puerta para abrirla.— No te preocupes por tus cosas, mañana mismo yo te las envío a donde estés alojada.—saque la cartera de mi bolsillo y le entregué dos billetes de cincuenta euros.—Con eso te llega de sobra para alojarte una noche en un hotel decente, espero no volver a verte a sido un placer conocerte Aisha.—cerré a puerta una vez que ella se había marchado indignada pero no desde luego sin coger los cien euros.

No sabía que hacer, estaba completamente perdido ¿Qué se supone que hace en estos casos?

Joder.

Entonces se me ocurre algo, como último intento, su antigüo apartamento.
Se que no va a estar allí, pero es mi última oportunidad, y no pierdo nada por ir.

Salgo del edificio rápidamente y me subo de nuevo al coche, comenzando a conducir de camino a su apartamento.

Llego al edificio y lo primero que hago es timbrar a un piso al azar y decir que me he olvidado las llaves.

Subo por las escaleras lo más rápido que puedo y llego a la puerta.

No sabía como abrirla, así que empecé a golpearla hasta que la cerradura se rompió y pude entrar sin problemas.

Busqué en el salón, la cocina, el baño y su habitación, pero no estaba, solo había un montón de cosas tiradas y rotas allí a donde vaya.

Me siento en el suelo con la espalda apoyada en la pared y suspiro, ¿Dónde estás Wen?

En ese momento me vibra el móvil.

Lo cojo con la esperanza de que sea Wendy diciéndome que está bien y que solo se paró en algún sitio de camino a casa, pero no es ella.

Es un vídeo... de Robert. ¿Qué coño quiere ahora?

Comencé a ver el vídeo y vi una silueta sentada en el suelo, una chica... mi chica.

Wendy se encontraba sola en la pequeña sala hasta que dos hombres encapuchados entraron.

Reconocí a uno de ellos al instante, Robert.

— Muy bien Wendy, podemos hacer esto por las buenas o por las malas. Tu solo disfruta y déjate ¿Si?

—¿Qué me vais ha hacer?—Preguntó Wen asustada.

—Ahora lo veras.—Habló Robert.—¡Jack!—avisó al otro hombre que por lo visto no estaba atento.—Que comience el show.

El hombre comenzó a tocarla, manosearla y de un momento a otro le arrancó la camiseta.

—No, por favor.—comenzó a llorar.

—¡Callate! El hombre le pegó una bofetada y yo apreté mi mandíbula.

Wendy seguía llorando, y la furia seguía incrementando en mi interior.

—Para.—Dijo Robert.—Sedala.—Jack cogió una jeringuilla.—Esto es lo que pasa cuando no haces bien tu trabajo, espero que te quede claro.

—No, no me pinches, no haré nada.—Suplicó mi princesa antes de que le enterraran la aguja en la piel, y el vídeo acabó.

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HOLAAAAA.
Esto se pone feo.
Ya os imaginais la cara de Harry, pobeshito :"(
Bueno bueno, ya nos vemos la semana que viene.

Att: Luci✅

Holiii
Bueno aquí esta el segundo capítulo del día, que tengáis una buena lectura chicas jajajaja
Un besito

Att: Lore

Maniac |H.S|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora