Capítulo 9. Mar de emociones.

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Joseph

Veo que toma un respiro y se quita la blusa. Si antes me estaba volviendo loco con ese pequeño bikini de encaje negro, ahora estoy alucinando, se me hace agua la boca con ver sus pechos. No son ni grandes ni pequeños, la medida perfecta, redondos, con unos pezones rosados. Busco su mirada pero su mirada está en mi entrepierna, mientras muerde su labio, ¿esta mujer está tratando de matarme?. De repente sube su mirada y se ve algo avergonzada de que la haya pillado. Pero de verdad me encantó descubrir que me veía, con deseo.

- Eres hermosa Becca.

- Gra... Gracias.-se aclara la garganta.- tu tampoco estás mal.

Me dice mientras trata de taparse con las manos los senos.

- ¿Qué haces? .- Le pregunto mientras me acerco para retirar sus manos de sus pechos.- Mirame Becca.-pasan unos segundos y me mira con esos ojos hermosos color avellana.- Eres hermosa, no te avergüences de tu cuerpo nunca, ¿me entiendes? , no tengo una manera más bonita de decirte esto, pero estas muy buena, cualquier hombre mataría por estar contigo, eres sexy, todo en ti desprende sensualidad, tu piel, tu aroma, tu mirada, tus labios...

Lo hace otra vez, se muerde el labio inferior. No me resisto y la beso. Con pasión, con necesidad, ella también lo siente. Nuestros cuerpos están ahora muy cerca, rozándose, el beso se profundiza, mis manos están en su cintura, comienzan a bajar hasta que llegan a su trasero, redondo y firme, se acerca más a mi pegando sus senos a mi pecho, la beso en la mejilla, en el cuello, su aroma es embriagante, la miro de reojo y se que lo está disfrutando, sigo bajando hasta llegar a sus pezones, con mi lengua los rozo, beso, muerdo hasta que escucho un gemido de su boca.

- Detente...- me dice en un susurro.

No me puedo detener, me encanta todo de ella, su sabor, su olor, la forma que se retuerce en mis brazos. Se que le gusta ¿por qué quiere que pare?

- Detente... Joseph...

- ¿Por qué hermosa? ¿ No quieres esto? .- La acerco más a mi ahora grande y duro miembro. La escucho soltar otro gemido. Y la beso con desespero. Yo también la deseo.

- No, Joseph...- me dice en un susurro y se separa de mi.

- Esta bien hermosa, sólo dame un minuto.- le doy un beso fugaz en los labios mientras me levanto. Tengo que ver otra cosa, pensar en otra cosa.
En poco tiempo nos vestimos y salimos de ahí. Ya estamos en el auto y aún no ha dicho ni una palabra. ¿Será que está molesta por lo que hice?

- Becc-
-Josep-

Decimos al mismo tiempo. Esto se está volviendo costumbre. Reímos. Al fin liberamos algo de tensión.

- Tu primero.- le digo.

- Escucha Joseph. No me malinterpretes, no es que no quiera estar contigo de ese modo. Es que...- hace una pausa y se queda pensando- Es que no quiero que nuestra primera vez sea en un lugar así. - Me dice mirando sus manos en su regazo.

- Becca, mirame. - tomo su barbilla con mi mano y la guio hasta que sus ojos encuentran los míos.- sabes que nunca te obligaría a nada, además no fue para eso que te traje acá, las cosas sólo se... Salieron algo de control.

- Lo sé... - Me dice y me sorprende con un beso.

- Bien. - Le doy otro beso. - te llevaré a tu casa.

(...)

Becca

Suena el despertador. Lamentablemente ya es lunes. Significa trabajar. No es que me moleste, me encanta mi trabajo, mis compañeros, pero sobre todo, mi jefe. ¿Quién iba a imaginar que yo, Becca Smith, iba a estar haciendo este tipo de cosas?. Nunca hice nada como esto. Siempre de mis amigas era yo la más sensata, la que se guiaba por las reglas, la que hacía entrar a todos en razón, ahora parece que yo estoy perdiendo la razón.

Por ejemplo, lo que pasó el sábado. Estaba fuera de control. Menos mal que tuve la fuerza suficiente para detener a Joseph. De verdad no quería que nuestra primera vez fuera en ese lugar. Ayer Joseph vino a mi departamento, comimos pizza y vimos películas. Nos habíamos quedado dormidos al frente del tv, pero debió irse mientras seguía dormida. Muevo mi brazo hacia el otro lado de la cama y siento algo, caliente.

- Buenos días hermosa.

Una sonrisa se forma en mi rostro. Tengo los ojos cerrados pero se que me está mirando.

- Bueno, no tan hermosa a esta hora de la mañana.- me dice en tono divertido. Y le doy con toda la fuerza que tengo en el brazo. Claro que apenas lo toco, por más que sea, me acabo de despertar.

- Buenos días Sr Carter.- le digo, se que odia que lo llame así.

Nada.

- ¿Sabes que puedo sentir tu mirada de desaprobación? .-Le digo riendo, aún con los ojos cerrados.

- Eso espero. Se que es lunes pero todavía no estamos en la oficina.

- Ummm, mi cama está muy cómoda. A lo mejor llame y diga que estoy enferma.

Escuchos risas.

- Sería buena idea si tu jefe no supiera que en realidad no estás enferma.

- ¡Ah! ¡Ahora si eres mi jefe! .- Le digo al fin abriendo los ojos y sentándome en la cama.

- Touche.- me dice riendo.

- Bueno, jefe, ya que me hizo parar de la cama, tengo exactamente una hora y 22 minutos para estar lista. ¿Se quedará a desayunar?

- No debería Srita Smith, de hecho, ya debería estar trabajando.

- ¿En serio Joseph? ¿Por qué no te fuiste anoche? O más temprano aunque sea.

- Tranquila hermosa, soy el jefe, nada va a pasar si llegamos algo tarde.

- ¿Llegamos? ¿Estás loco? ¿Crees que vamos a llegar juntos? No no no no no, yo llego a mi hora y tu llegas después. O antes. Como sea.

- Becca, cálmate, los demás días te he llevado también, nadie tiene por qué sospechar nada.

- No no eso tiene que parar. Yo tomaré un taxi a partir de ahora.

- Becca sabes que no es necesario. Yo puedo llevarte.

- ¡No Joseph! ¡¿es que acaso no entiendes que pueden relacionarlo todo y descubrirnos?!

- Becca cálmate, nadie va a saber...

- Joseph no seas ingenuo. - Le digo en un tono más duro de lo que hubiera querido. - Claro que van a saber, si nos ven todos los días llegando juntos y yendonos juntos.

- ¿Es eso tan malo? ¿Qué tiene de malo que sepan que estamos juntos?

- ¿Es en serio? ¡Te dije desde un principio que no quería que nadie supiera!

- ¡¿Cuál es tu problema con que los demás sepan?! .- Me dice subiendo la voz, es obvio lo irritado que está.

- ¡Joseph, apenas hemos salido a una cita! ¡Hablamos esto hace una semana exactamente! ¿Recuerdas? Te dije que hasta que no estuviera segura de lo que quiero contigo, todo sería secreto. Y recuerdo muy bien que dijiste que estaba bien. ¿Por qué ahora me dices eso?

- Ahora me haces quedar como el malo. ¡¿Por qué mejor no me dices la verdadera razón por la que no quieres que te vean conmigo? ¿Es que acaso te importa lo que digan tus amiguitos? ¿O es que tienes novio? ¿Estás comprometida o algo así y yo sólo soy una aventura?!

Me quedo con la boca abierta, comienzo a sentir un dolor en mi pecho, decepción, que luego se transforma en ira y mis ojos se humedecen.

- Fuera.

Su cuerpo refleja frustración, su mandíbula está apretada, sus cejas fruncidas, me da una última mirada y sale de la habitación. Espero que cierre la puerta y mis piernas no resisten el peso de mi cuerpo y me derrumbo. Ahí estoy, llorando, en mi tercera semana de trabajo, con el corazón roto, por ningún otro, que mi jefe.

Mr. Carter Donde viven las historias. Descúbrelo ahora