Capítulo 28. Hablando de hermanos...

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- Ya, tranquila Emma. Está bien, estoy aquí.

He estado tratando de calmar a Emma por más de una hora. No deja de llorar, sé que es porque extraña a Caleb. Han pasado tres días desde la conversación que tuvimos, no hemos hablado más, ni siquiera ha venido a ver a Emma. El timbre suena y el llanto se detiene un momento, tal vez piensa que es Caleb, y la verdad, yo también. Abrimos la puerta esperanzadas pero eso se esfuma en un segundo, no es Caleb, es el cartero. Firmo el pequeño paquete y cierro la puerta. Siento a una llorona Emma en su silla y veo mejor el paquete. No tiene remitente, sólo destinatario. Extrañada comienzo a abrirlo, adentro hay un osito de peluche muy felpudo, junto con un vestidito color rosa pastel, con una falda de bailarina. Lo reconozco de inmediato. Más adentro hay una tarjeta, la abro y la leo, "compré esto para ti hace mucho tiempo, espero que te guste, con amor, papi". En ese preciso momento mis ojos se llenan de lágrimas. Joseph envió esto, para nuestra hija, había olvidado ese vestido, debió haber mandado a alguien de su familia a enviarlo, pero la carta definitivamente la escribió él, reconozco su escritura.

Veo a mi hija jugando con el osito, se ve muy tierna. Se parece mucho a Joseph, aunque mucha gente diga que es igual a mi, veo a Joseph todos los días en sus ojos. Estaremos bien, se que así será.

(...)

Esperando porque conteste la llamada, me paseo de un lado a otro en el pasillo. "contesta, contesta" digo cada vez que replica. Pero no lo hace, así que decido dejar un mensaje de voz, "Caleb, por favor llámame, siento mucho lo que pasó, nunca quise herir tus sentimientos, por favor vamos a hablar. Por cierto, Emma tiene fiebre así que la traje a emergencias. Adiós".

Dejo el mensaje con la esperanza de que me llame de vuelta. Los abuelos de Emma están de viaje, así que no hay mucho que puedan hacer. Lo único que me queda es Caleb, y está molesto conmigo. Sé que fue lo que dije, sé que quería que saliera y fuera joven. Pero ahora lo pienso y no, no quiero eso, quiero que este para mi, quiero que este con nosotras, lo necesito más de lo que pensé, y lo extraño más de lo que pensé. Se que es muy egoísta de mi parte, pero así es como me siento.

Media hora después el pediatra me dice que su fiebre es debido a una infección en la garganta. Debe haber recogido algo del piso y se lo llevó a la boca. Le preescribió un tratamiento, y después de haberme dado las indicaciones pudimos irnos a nuestro apartamento.

11:26 pm.

Han pasado un poco más de dos horas desde que le dejé ese mensaje a Caleb. ¿Por qué no me ha respondido? ¿Es que acaso no le importa que Emma estuviera en emergencias con fiebre? ¿No le importan mis disculpas? ¿Qué es lo que quiere?. Trato de llamarlo otra vez. No contesta. Intento de nuevo. No contesta. La tercera es la vencida. Al tercer repique, contestan el teléfono.

- Hola...- escucho una voz profunda y apagada. No se si es Caleb. Miro la pantalla de mi teléfono para saber si he marcado el número correcto.

- ¿Caleb? ¿Eres tu?

- Ahm, si.

- ¿Estás bien? He estado tratando de llamarte.

- Mmm.

¿Qué le pasa? ¿Por qué no habla?

- Caleb, ¿estás bien?

- Si si si.- escucho que algunas cosas se caen.

- Caleb, ¿dónde estás?

- Ahm, no se, un bar.

¿Bar? Caleb no va a bares. ¿Qué es esto?

- ¿Dónde? Iré por ti.

- No se...- me dice con voz apagada, creo que está durmiendose.

- ¡Caleb!

Mr. Carter Donde viven las historias. Descúbrelo ahora