Capítulo 40. Comprometidos.

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Joseph

Despierto con mi prometida en mis brazos, está despierta, mirándome con esos perfectos ojos, y sonriéndome con esos perfectos labios.

- Buenos días.- le digo sonriendo.

Se acerca a mis labios y los besa. Quiero despertar así todos los días.

- Buenos días.- me dice colocándose en su posición inicial.

- ¿Cómo amaneciste?.- le pregunto porque anoche, bueno, no me pude controlar muy bien.

- Genial.- me dice con una sonrisa.

- ¿No estás dolorida?.- le pregunto.

- No.- me dice riendo.- lo de anoche fue espectacular.- me dice sonrojandose.

No se porque le cuesta tanto hablar de sexo. Es lo más normal del mundo, aunque se ve muy linda cuando se sonroja.

- Pues, me alegra que lo hayas disfrutado.

- ¿Tu lo disfrutaste?. - Me pregunta con preocupación. Me hace reír ¿es en serio?

- Hermosa, hacer el amor contigo, es lo mejor que me ha pasado. Eres la mejor en la cama, la más sexy, la más hermosa, me haces sentir el hombre más afortunado del mundo.- comienza a reírse.

- Está bien, cálmate.- me dice entre risas.

- Te ves hermosa con ese anillo.- le digo.

De verdad se ve hermosa, lo compré hace mucho tiempo, incluso antes de que Emma fuera concebida, por supuesto, nunca tuve la oportunidad de entregárselo hasta ahora, y honestamente el momento es ahora, me siento más listo que nunca.

- Esta noche va a venir nuestra familia, tendremos una fiesta de compromiso ¿qué piensas?.- le pregunto acariciando su mejilla.

- ¿En serio? ¿Ya sabían?.- me pregunta sorprendida. Me hace reír.

- Si, todo fue parte del plan.

- ¿Cómo sabían que iba a decir que si?.- me dice con ojos entrecerrados.

- Pues, teníamos un presentimiento.- le digo riendo y comienza a reír conmigo.

La amo tanto, nunca pensé que podía sentir esta magnitud de amor por alguien, ella y Emma son lo mejor que me ha pasado en la vida.

MÁS TARDE ESE MISMO DÍA

Desde que despertamos esta mañana, Becca y yo hemos estado teniendo sexo por todas las habitaciones de la casa, no se que le pasa, pero no me importa, me siento igual que ella, quiero tenerla, tocarla, y besarla cada vez que puedo. Lo hicimos en el baño, en la habitación de huéspedes, en el pasillo, en la terraza, en la cocina sobre la mesa, en la sala, en el sofá, en el piso, en todos lados. En este momento estamos sentados en la mesa con la familia, todos están hablando pero no puedo concentrarme, no con su mano frotando mi erección por debajo de la mesa. Estoy tratando de mantener la calma, pero si sigue así voy a acabar en frente de todos.

- Encuentrame en el baño.- le digo al oído antes de pararme e irme sin que nadie se de cuenta del bulto en mis pantalones.

Entro al baño y me miro en el espejo, si nadie en la mesa se había dado cuenta de lo excitado que estaba es porque son tontos, mis ojos están tan brillantes. Tocan la puerta y la abro inmediatamente, la tomo del brazo y la pego de la puerta, la escucho gemir.

- ¿Qué estabas jugando allá afuera?.- le pregunto y la veo sonreír maquiavélicamente.- eres mala...- le digo riendo.

- Si... Soy mala, ¿me vas a castigar?.- me dice mirando mis labios.

Mr. Carter Donde viven las historias. Descúbrelo ahora