Capítulo 16. Río, parte II.

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Salimos un poco antes de que el sol se ocultara, jugamos un poco en el agua, Joseph estaba empeñado en salpicarme, o me cargaba cuando estaba desprevenida y me lanzaba al agua. Cuando ya había oscurecido, salimos del mar directo a la cabaña.

- Eso fue agradable, nunca me había bañado en el mar de noche.

- Yo tampoco. Me alegra que mi primera vez haya sido contigo.- me da un beso salado.

- Me voy a dar una ducha.

- Yo también.- me dice.

- ¿Disculpa?

- Hay dos duchas.

- Oh... ¿Te importa si me baño yo primero?

- Lo que quieras hermosa.

Ok, ha llegado el momento.. No tengo idea de como comenzar, bueno, si tengo idea, no me haré la tonta. Es sólo que ha pasado tanto tiempo. Pero estoy segura que será especial con Joseph. Me ducho rápidamente y cuando salgo me doy cuenta que he dejado la maleta en la habitación, sólo tengo la toalla enrollada en mi cuerpo. Abro la puerta y salgo. En seguida la mirada de Joseph se posa en mi, lo veo tragar saliva.

- Ya puedes entrar.

- Oh, está bien. Ahora vuelvo.

Pasa directo al baño. Lo que me da tiempo de buscar en mi maleta mi ropa interior que supongo no tendré puesta por mucho tiempo, mi corazón palpita a millón, saco el bikini de encaje negro que use en nuestra primera cita, se que le encantó que lo usara ese día, también saco un brasier de encaje negro. Seco mi cabello, aplico crema humectante en mi cuerpo y me coloco un corto short con una franela fresca, fue lo que traje para dormir ya que el clima acá es algo caluroso, además, creo que es algo sexy. Escucho la puerta del baño abrirse a mis espaldas y me paralizo, respiro profundo y me digo 'es Joseph Becca, relájate'.

Me toma por detrás de la cintura con una mano, con la otra, retira mi cabello hacia un lado y besa mi cuello, inconscientemente estiro mi cuello buscando la manera de sentir eso de nuevo, sus labios contra mi piel. Me da la vuelta lentamente y mirándome a los ojos, casi chocando su nariz con la mía, me dice "eres tan hermosa", mi respiración se siente cada vez más pesada, Dios, el también es hermoso. Con mis manos toco su cara, sus cejas, sus ojos, su nariz, por último, sus labios, luego mis manos se deslizan hasta su cuello, siento su cabello, ahora está más largo que antes, así que lo tomo entre mis dedos, me acerco más, lo único que quiero es probar sus labios, y lo hago. Unimos nuestros labios en un beso, lento, suave. Es como una adicción, no me puedo separar, cada vez que lo intento es como un imán que me devuelve hacia ellos, siento su lengua caliente dentro mi boca, me dejo llevar, rozo la mía con la suya, y finalmente, le doy un pequeño y suave mordisco— le encanta que haga eso— su agarre se hace más fuerte, estamos ahora sin un centímetro de espacio entre nosotros, puedo sentir su erección contra mi vientre, eso provoca que se me escape un gemido, comienzo a imaginar como sería tener sexo con Joseph, como sería tenerlo dentro de mí, mientras el sigue aumentando mi deseo con besos enloquecedores, llenos de lujuria. Comienza a besar mi cuello mientras sus manos bajan a mi trasero, el suave apretón , hace que otro sonido de satisfacción se me escape, fue muy bajo, pero dado lo cerca que estamos, no dudo que lo haya escuchado. Siento sus dedos deslizarse por debajo de la fina tela de mi franela, es increíble lo mucho que puede hacer un simple toque suyo. Bajo mis manos de su cabello mojado, por su espalda tonificada, lo siento estremecer, de pronto me doy cuenta que sólo tiene la toalla puesta, paso mis manos por su pecho, su abdomen, hasta que llego al borde de la toalla, lo rodeo y toco su trasero por primera vez. Joseph se mueve lentamente hacia el borde de la cama y me recuesta delicadamente, nunca separando sus labios de los míos. Se coloca encima de mi de manera que mis piernas ahora están abiertas a su alrededor.

Mr. Carter Donde viven las historias. Descúbrelo ahora