Capítulo 31. Tenemos que hablar.

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Lo beso con pasión, y jalo su cabello provocando un gruñido que me estremece. Con mucho cuidado comenzamos a movernos a través de la sala, el pasillo y luego la habitación, el cierre de mi vestido está abajo, su corbata quedó en alguna parte del pasillo y su camisa está en el suelo, la necesidad se siente en el aire, sólo escucho nuestras respiraciones entrecortadas, giramos, por lo que yo quedo encima de el y comienzo a besarlo en el cuello, bajando por todo su pecho, abro mis ojos y la luz del baño refleja nuestros cuerpos. Veo a Caleb, debajo de mi, tocándome, sintiendo su erección entre mis piernas y entro en pánico. Me levanto de un salto acomodando mi vestido y enciendo las luces.

Oh por Dios, ¿qué hicimos? ¿Qué estuvimos a punto de hacer?

- ¿Estás bien?.- me pregunta.

- ¿Que si estoy bien? ¿Te das cuenta de lo que estamos haciendo?

Me mira y se levanta de la cama, recogiendo su camisa del suelo.

- ¿Por qué haces eso?.- me pregunta.

- ¿Por qué hago qué?.- pregunto confundida.

- ¡Esto! Besarme y luego hacer como si no hubieras querido. Me haces sentir como una mierda. La primera vez fue cuando estaba borracho, ¿creíste que no lo recordaba? No dije nada porque pensé que sólo había sido algo del momento, algo que sólo pasó, pero entonces la otra noche también lo hiciste, y ahora hoy.

- Lo siento Caleb, lo siento si te estoy confundiendo, no se por qué te besé...es sólo que...no lo sé que pensar.- le digo tapando mi cara, estoy tan avergonzada.

- Déjame hacértelo más fácil. Adiós Becca.

Sale de la habitación dejándome sola, escucho la puerta de la entrada lo que significa que ya se fue. No lo puedo creer, esto no puede ser, Caleb y yo no pudimos hacer eso. ¿Por qué lo hice en un principio? ¡Agh! Ya tengo resaca y ni siquiera ha amanecido. Me daré una ducha, no puedo dormir así, me siento sucia por lo que hice.

(...)

El sonido del timbre me indica que ya Joseph está aquí. Me apresuro a abrir la puerta. Lo primero que hago es lanzarme en sus brazos.

- Hola, hermosa. ¿Cómo estás?.- me dice devolviendo el abrazo.

- Bien, ¿y tú?

- Mejor ahora.- dice sonriendo.

- Pasa, no he terminado de hacer el bolso para hoy.

Hoy vamos a ir a la feria, Joseph, Emma y yo. Estoy muy emocionada por tener un tiempo en familia, estoy tratando de bloquear lo que pasó anoche con Caleb, no puedo con eso ahora. Mientras, guardo en la pañalera los biberones de Emma, ropa extra, antialérgicos, primeros auxilios, pañales, talco, toallitas, etc. Joseph me mira atentamente mientras guardo las cosas.

- Esto no es tan emocionante.- le digo refiriéndome a hacer la pañalera. Se ríe un poco y luego esa sonrisa se esfuma.

- No es eso, es que... Debería estar aquí con ustedes. Debería estar ayudándote, me siento un completo inútil.

- Joseph, no digas eso.- me siento a su lado y lo abrazo.- vas a aprender, no fue fácil para mi, tu crees que soy una super mamá, pero la verdad es que aun sigo aprendiendo.

Nos quedamos abrazados por un rato, y el besa mi cuello.

- Te amo.- me dice.

No digo nada. Me separo un poco de él y quedamos a una corta distancia entre nosotros, acaricio el borde de su rostro con mi mano, mi mirada viaja de sus ojos a sus labios, carnosos y rojos, en un movimiento involuntario, muerdo mi labio inferior. ¡Dios! ¡Quiero besarlo!. Quiero besarlo desde el primer momento que lo vi, lo quiero aquí conmigo, todas las noches, todos los días, despertar con él, y dormir con él. Me acerco un poco más y uno nuestros labios, puedo sentir las mariposas, como mi cuerpo se debilita pero a la vez necesita más. Movemos nuestros labios en sincronía disfrutando de nuestro sabor, adentro mi lengua en su boca y lo escucho gruñir, pero luego se separa de mí, dejándome confundida.

Mr. Carter Donde viven las historias. Descúbrelo ahora