1) Sábado 14 de Noviembre de 2020 10:43 am

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El sol salió hace ya varias horas. En esta parte de la mañana, algunos rayos de luz logran pasar a través de la separación de las cortinas de la ventana, y van a parar justo en el rostro de Alan. El chico de pelo rubio, desordenado por una noche de mucho movimiento, está acostado boca arriba. Las sabanas se han salido de su lugar original, pasando a estar gran parte de ellas sobre el suelo, dejando a la vista el pijama azul del ocupante de la cama. Él, abre los ojos poco a poco, sintiendo el dolor que la luz del exterior produce en ellos. Se tapa su cara con la parte de la sabana que esta a su alcance y se dispone a seguir con su sueño mientras se gira hacia el lado derecho.

En el piso de abajo, la madre prepara el almuerzo, mientras está entretenida mirando las noticias de la mañana. Pica la cebolla para elaborar el pastel de carne tan preciado para su hijo. Alan es hijo único, por lo que está acostumbrado a disfrutar, o padecer, la completa atención y sobreprotección de sus padres. Esto último se hace cada vez más molesto para él, ya que con 17 años cree ser lo suficientemente maduro para saber lo que hace. Lo es, pero en algunas ocasiones no lo demuestra muy bien. Su padre, es un respetado empresario y una persona muy seria y correcta. Con algunas características anticuadas en su forma de actuar. Su hijo se lo reprocha en muchas oportunidades, pero no deja de ser una ventaja. Al tener padres que no entienden de tecnología, él puede moverse libremente por ese terreno.

Se podría decir que Alan es considerado atractivo por mucha gente que lo rodea. No es muy alto ni muy fuerte, pero posee el estereotipo de rubio de ojos claros que cautiva a más de una chica. Entonces, ¿por qué núnca tuvo pareja? Simple, sus gustos son un secreto para los demás por el momento. Su idea es contárselo a su mejor amigo cuando las clases terminen el año próximo. La idea de que Marc lo tome a mal y después tenga que verlo en clases todos los días no le hace gracia, pero lo que más le asusta es pensar en perder a su amigo. Por eso está mejor así, al menos por el ahora.

El llamado de su madre lo despierta. Faltaban pocos minutos para que la comida esté lista. Alan abrió los ojos con un poco de dificultad, la habitación ya estaba muy iluminada por la luz solar. Se estiró en su cama dando un gran bostezo, tomó el reloj que estaba al lado de su cama para ver la hora, 12:13. Se siente tan bien que sea sábado y no tener que preocuparse por la hora en la que se levantaba. Se pone de pie y se dirige al baño, dejando la cama igual de desordenada como había quedado. Con pocas ganas cepilla sus dientes y lava un poco su cara para despertarse. Sin más, bajó a sentarse en la mesa con su pijama azul y sus pelos desordenados. -Buenos días bebe. -Su madre se acerca llevándole el plato con su comida preferida. -No soy un bebe, mamá. -Alan le pone mala cara, pero su rostro cambia cuando ve el pastel, esa comida podía ponerlo de buen humor hasta en los días más malos. Ambos almuerzan, sin la presencia del padre ya que nunca está en casa al medio día debido al trabajo. -¿No hay algo más interesante? -Dice el chico mientras estira su mano hasta el control remoto, pero su madre lo detiene. -Deja ahí, quiero escuchar lo que pasa. -Sin más remedio, Alan también presta atención a la reportera del canal de noticias que está hablando.

-La noticia nos llegó esta mañana, cuando una explosión en el Centro de Investigación Médica fue reportado al cuerpo de bomberos de la ciudad. Aún se desconocen las causas que provocaron dicho desastre, pero la policía asegura que afortunadamente no han heridos. Según pudimos saber, el hecho sucedió a las 8 am, en la sala de Investigación Genética del lugar. Por fortuna, no había ningún científico trabajando allí en el momento. Seguiremos aquí a la espera del testimonio del Director General de Ciencia Médica para que nos brinde más detalles acerca del hecho. Volvemos con ustedes en el piso. -

Virus HDonde viven las historias. Descúbrelo ahora