Dos días pasaron desde la tragedia de la casa. Por suerte, los tres chicos consiguieron alejarse del lugar desplazándose rápidamente por el bosque, alejándose de la gran cantidad de enfermos que aún había con vida. Claro que en el trayecto se toparon con algunos que andaban perdidos por ahí, pero no fue difícil acabarlos de un golpe en la cabeza. Después de recorrer varios kilómetros, llegaron a un pequeño pueblo al lado del bosque con varias casas. Fue en una de ellas donde se metieron para pasar la noche y refugiarse, sin antes revisarla por completo para asegurarse que estaba libre de peligros, y es ahí donde continúan refugiándose aún hoy.
-Creo que ya es hora de salir a buscar algo, se acabaron las últimas latas que quedaban. –Dice Marc al escuchar el rugido de su estómago. No había mucha comida dentro de la casa, y la que había solo alcanzó para un día. –Debe haber más en las casas de al lado. –
-Yo puedo ir a revisar. –Dice Noah levantándose de su asiento. Si bien no habían empezado la relación de la mejor manera cuando se conocieron, después de pedirle disculpas a Marc y agradecerle que le permita acompañarlos ahora ya es parte del grupo. Sin embargo, el de pelo negro aún se muestra bastante distante.
-No. –Responde Marc secamente. –Iré yo que tengo el arma. –Dice apuntando al costado de su cinturón donde tiene la pistola que le había quedado de aquel día, con algunas balas dentro aún. –Iré a revisar la casa de al lado, si escuchan un disparo es que necesito ayuda... Pero estaré bien. –Después de todo lo que había pasado en menos de una semana, ya se considera con la capacidad de sobrevivir por su cuenta.
-¿Estás seguro? Puedo acompañarte, o pueden ir ustedes dos, no necesitas ir solo. –Dice Alan algo inquieto.
-Estaré bien, no necesitas exponerte al peligro de afuera, y tampoco quiero que te quedes solo aquí. –Dice Marc caminando hasta la puerta sin darle oportunidad al rubio de agregar algo más. –Volveré enseguida. –Sale. Por suerte aún el sol está en lo alto y no parece haber movimiento en la calle.
El silencio se apodera unos minutos de la sala, mientras Alan observa al otro chico sentado en la otra esquina del sofá, y éste solo mira el piso fijamente, con millones de cosas que cruzar por su cabeza. -¿Cómo estás? –Pregunta el rubio interrumpiendo los pensamientos del otro. En los primeros momentos después de huir de aquella casa, Noah se la había pasado llorando, recordando a toda su familia. Poco a poco eso fue pasando, pero aunque ya no llore se lo ve muy triste.
-Pues... como puedo. –Responde el de ojos verdes. –Debería haberlos ayudado ¿sabes? Y lo único que hice fue huir como un cobarde. –Tocar el tema hace que sus ojos se llenen de lágrimas una vez más, mientras intenta ocultarlo tapándose con sus manos.
-Pero no había nada que pudieras hacer. Ellos tuvieron la mala suerte de no poder escapar, tu si, ahora tienes que sobrevivir y ser fuerte por ellos. –Dice Alan acercándose un poco para apoyar su mano en la espalda ajena, tratando de contenerlo.
-Eso intento pero... no es fácil... -Dice con voz entrecortada, tratando de secarse los ojos con sus mangas. –Gracias. Cuéntame un poco de ti, que apenas te conozco. –Agrega tratando de olvidar el otro tema.
-Pues yo era un chico normal, que iba a la escuela y todo eso igual que Marc, hasta que un día todo se fue al diablo y ahora no se que sucede. –Dice Alan, que aún no le entra en la cabeza cómo de pronto la ciudad se convirtió en un Apocalipsis.
-Creo que estamos en lo mismo. –Dice Noah tratando se sonreír. -¿Y tu familia y eso? –
-A mis padres no los veo desde que todo empezó, no estaban en casa, pero estoy seguro que lograron salir y me están esperando. –Esa es la esperanza que aún le da fuerzas, que lo hace tratar de seguir con vida para salir.
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Virus H
Science FictionLa intervención de la ciencia en la salud puede salvar millones de vidas, pero también puede acabar con ellas. El brote inesperado de un virus que se expande rápidamente por el planeta trajo pánico a la población. El mundo da un giro inesperado haci...