Por más que sean rasguños pequeños y no tan profundos, la sangre empieza a brotar lentamente formando un par de líneas rojas que empiezan a bajar por el antebrazo de Noah. El usa su camiseta para limpiar y apretar la herida, cerrando los ojos por el dolor que siente cuando hace presión. –No pensé que iba a terminar muriendo de una forma tan ridícula. –Dice el de ojos verdes de improviso cortando el silencio dentro del auto.
Alan lo mira de inmediato frunciendo el ceño. –No digas eso. No vas a morir por un raspón ni mucho menos. –
-Ya te dije que el doctor te curara esa herida cuando lleguemos, no digas tonterías. –Lo regaña Marc mientras gira y mira preocupado su brazo.
Noah sonríe y niega con la cabeza. –Vamos... no dudo que el doctor pueda curarme un rasguño. Pero todos sabemos lo que sucede cuando uno de esos sujetos te lastima, por más pequeño que sea... -
-No es momento para pensar en eso. –Dice el padre de Alan. –Sea lo que sea, nadie va a morir. -
El rubio pone su mano sobre el hombro de Noah, tratando de confortarlo. El otro lo mira por un momento y luego sonríe. Por más que le cuesta, vacía su mente y trata de ser optimista y pensar que lo que dicen los demás es verdad, que nada va a ocurrirle.
El automóvil avanza a toda velocidad, dejando una gran nube de polvo detrás. Alan mira por la ventanilla, los árboles y el gran campo lo consiguen distraer y hacer que el viaje sea más corto. Sin embargo, aparte del paisaje algo más llama su atención. Un sonido, que no es el ruido de las ruedas del auto girando pero se le parece mucho.
-Papá... -Dice el rubio después de mirar para atrás. –Viene alguien ahí. –
Al escucharlo todos se dan vuelta, menos Patrick que solo mira por el espejo retrovisor. -¿Otras personas? –Pregunta Marc viendo otro vehículo negro que les viene siguiendo el paso.
-No solo son personas. –Comenta el padre de Alan pisando el acelerador haciendo más grande la distancia que los separa. Pero rápidamente el otro vehículo vuelve a acercarse, esta vez mucho más.
-¿Qué quieres decir? –Le dice Alan a su padre, mirando fijamente el parabrisas para distinguir al que maneja, pero es imposible ya que esta polarizado.
-No creo que una persona normal tenga tantas ganas de alcanzarnos. –Contesta el hombre acelerando aún más.
-¿No crees que vas muy rápido? –Dice Marc agarrándose fuerte del asiento.
-Ahora sería más peligroso que fuéramos lento. –Los tres chicos tratan de entender que está pasando. -¿Aún no lo saben? ¿Quiénes son los únicos que podrían estar persiguiéndonos? –
Alan piensa por un momento, y de repente la idea viene a su cabeza. –Son los... -Pero antes de que pueda terminar, el auto gira bruscamente y lo hace golpear otra la puerta.
Otro vehículo se atraviesa en el camino y los obliga a salir del camino y terminar entre los árboles. Para cuando Patrick intenta conducir hacia otro lado, se ve rodeado por varios hombres apuntando hacia ellos con sus armas.
-Salgan del auto con las manos en alto. –Grita uno de los sujetos. El uniforme distintivo no deja ninguna duda de que se trata del grupo de militares. -¡Rápido! –
-¿Están bien? –Pregunta el hombre preocupado, pero aliviado al ver la respuesta positiva de los tres chicos.
-¿Son los militares? –Dice Noah mirando hacia ambos lados del auto.
-Qué hacen aquí... -Los soldados siguen gritando para que salgan del vehículo. –Todas las armas quedaron atrás... - Dice Marc tratando de no moverse demasiado para que no le disparen.
-Supongo que tenemos que salir. –Dice Patrick resignado, abriendo lentamente la puerta.
Los otros tres hacen lo mismo, levantando las manos. -¡Aléjense del automóvil! –Ordena uno de los uniformados. -¡Llévenos con el científico ahora mismo! –
-¿Para qué? ¿Qué quieren aquí? –Marc no puede esconder la rabia a pesar de estar siendo apuntado por diez armas.
-Marc. –Le dice Patrick en señal de que se quede callado, pero no da resultado. –
-¡Todo se está yendo a la mierda y tienen tiempo de buscarnos a nosotros! ¡Deberían estar salvando a la gente! –
Por las palabras del de pelo negro, uno de los soldados se acerca rápidamente y le da un puñetazo en el estomago. Los demás intentan hacer algo pero a los pocos segundos tienen los cañones de las pistolas cerca de sus cabezas para que no se muevan.
-No me vengas a dar órdenes niño estúpido. –Dice el agresor mientras se vuelve a alejar.
-General, ese está sangrando. –Señala otro, apuntando al brazo de Noah.
El jefe del grupo de militares se acerca lentamente y lo mira. -¿Qué es esto? –Pregunta tomándolo de la muñeca.
-Me... me hice daño buscando suministros. –Dice el de ojos verdes algo tembloroso.
-No me digas... -Responde el hombre fornido soltándolo. -¿O será que alguno de los enfermos te mordió? Sabes... no puedo correr riesgos, así que... Mátenlo. –Termina de decir indicando al soldado de su derecha para que obedezca.
-¡No! –Grita Patrick tratando de abrirse paso entre los sujetos.
-¿No... qué? –El General lo toma del cuello mientras otros dos lo mantienen inmóvil. –No me digas que tú también quieres morir. Siendo así... Maten a este también. –
Sin embargo antes de que las armas se disparen, incluso antes de que Alan pueda gritar para que no dañen a su padre, el quejido de dolor de un soldado los detiene a todos en seco. Ese grito es seguido por otro, otro, hasta un cuarto. Para cuando todos levantan la vista, ya son cinco los militares tendidos en el suelo.
-¿Qu... qué es esto? –El general queda impactado al ver a la mitad de sus hombres tirados, y a un sujeto extraño de pie entre ellos. Una figura alta, con vestimenta negra cubierto casi por completo. Solo se ven sus ojos de color azul, pero lejos de ser tranquilos como el mar irradian furia como si estuvieran ardiendo. En su mano un largo machete, que poco a poco gotea la sangre fresca de las últimas cinco víctimas.
Los soldados restantes dudan un par de segundos y empiezan a dispararle. Pero el sujeto es muy rápido, y pelea de una forma que nadie de los presentes vio jamás, incluso el mismo General que observa con cara de pánico como uno a uno van cayendo rendidos los de su grupo.
Pero el desconocido no es infalible, en medio de la pelea una de las balas alcanza a impactar en su pierna. También otra roza su brazo, y una tercera pasa muy cerca de su cabeza dejando un rasguño en la tela de la mejilla. Pese a eso, logra seguir y terminar con nueve de los uniformados, dejando el más importante para lo último.
El General solo se queda de pie, mirando horrorizado como alguien que acaba de asesinar a nueve personas se acerca hacia él con un gran cuchillo. Toda la seguridad que mostraba antes se esfumó, ni siquiera puede mover su brazo para intentar disparar. Un solo corte alcanza para que el de negro rebane de lado a lado el cuello del militar y deje rodando su cabeza por el suelo.
Patrick, Marc, Noah y Alan miran sin poder creer lo que acaban de presenciar. Los tres se juntan, pensando que el sujeto ahora va a venir por ellos. Pero no, el otro tira el machete al suelo y cae sentado tomándose la pierna herida. Después de terminar la pelea y cuando se acabo la adrenalina siente el gran dolor de la bala en su muslo. Se saca el pañuelo que tapa su rostro y lo usa para rodear y apretar con fuerza su pierna.
Los otros cuatro se acercan con mucho cuidado dudando aún si el hombre tiene intenciones de matarlos. El de negro no parece darles importancia, como si no estuvieran ahí, solo sigue tratando de detener el sangrado de la pierna.
-¿Quie... quién eres? –Alan se atreve a dar el primer paso de preguntar, pero el corazón le da un salto cuando el otro gira la cabeza rápidamente hacia él.
-Tú... -Deja salir como en un suspiro el sujeto, mirando fijamente los ojos del rubio, como si se tratase de algo que había estado buscando.
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Virus H
Science FictionLa intervención de la ciencia en la salud puede salvar millones de vidas, pero también puede acabar con ellas. El brote inesperado de un virus que se expande rápidamente por el planeta trajo pánico a la población. El mundo da un giro inesperado haci...