Todos se encuentran bastante dispersos. Noah y el otro hombre están a varios metros de Alan y Marc, mientras los cuatro se quitan la ropa para retorcerla y escurrirla de toda el agua, sino les es imposible seguir caminando. El de pelo negro se pone delante de Alan, para hacerlo sentir más cubierto, sabiendo que es bastante vergonzoso. Ambos se dedican un par de miradas y sonrisas pasajeras, mientras solo se oye el sonido de las gotas cayendo desde las prendas. Una vez ya no tan mojadas, vuelven a vestirse y a justarse nuevamente los cuatro.
-¿Ahora hacia donde? –Pregunta Noah mirando la gran llanura que se extiende a su alrededor.
-No lo se, pero al menos ya no hay que preocuparse por los enfermos. –Contesta Marc sonriendo relajado, como si todo ya hubiera terminado.
-Por allí está el asentamiento temporal de los militares. –Señala con el dedo el científico, hacia el horizonte.
-Entonces vamos por allá. –Dice el de pelo negro apuntando hacia el lado contrario, a donde se pueden ver algunas casas y edificios muy a lo lejos. –No nos deben encontrar, al menos hasta que todo termine de una vez. –
-Estoy de acuerdo. –Dice Noah mientras los cuatro comienzan a caminar hacia ese lado.
Sus pasos avanzan entre la hierba verde y bastante larga del suelo, mientras sus zapatos rechinan por estar mojados. El clima entre ellos es mucho más relajado, parece que todos saben que ya no hay peligros a los cuales estar atentos. Marc avanza lentamente mientras mira de reojo al de ojos verdes, recordando que toda su familia había quedado atrás en la ciudad, y sin vida. –Oye Noah... -Dice para que el otro voltee hacia el. -¿Qué harás a partir de ahora? ¿Dónde vivirás? –
La cara de Noah se transforma por un momento, ya que es la primera vez que piensa en eso. –No... no lo se. –Responde mirando el suelo. –Creo que no tengo a donde ir. –Agrega en un tono muy triste.
-Bueno, puedes... -Dice Marc dejando una pausa pensando bien lo que va a decir. –En mi casa hay mucho espacio desde que mi padre se fue, si quieres... bueno, no es obligación. –Comenta mientras Noah le responde con una sonrisa, feliz por haber podido dejar atrás la mala manera en que se conocieron los dos.
-Marc... -Se escucha a Alan que interrumpe desde atrás. –Nuestras casas siguen estando ahí. –Dice señalando en dirección a la ciudad de la que acaban de salir.
Marc lo queda mirando serio unos segundos, ya que no había pensado en que quizá no pueda volver a su propia casa. –Bueno, pero en algún momento volveremos, cuando saquen a todos los enfermos. Hay que ser positivos. –Dice tratando de sonreír y no pensar en cosas malas.
-Muchas gracias Marc. –Dice Noah dando una palmada en su espalda.
Pero la sonrisa de los cuatro se borra al oír algo acercándose. El sonido del motor de un auto los hace voltear, para ver ese gran vehículo militar avanzando a gran velocidad hacia ellos.
-¡Corran! –Grita Marc empezando a correr, pero ninguno es más rápido que un automóvil, y en pocos minutos se unen varios vehículos más para cerrarles el paso y dejarlos sin salida.
-¡Alto! –Se escucha gritar a un sujeto de vestimenta verde mientras desciende apuntando con su arma. Seguido de él bajan varios más, apuntando también hacia Marc y los demás que levantan las manos sin poder hacer nada.
-Aquí tenemos a los sujetos que escaparon por el río. –Dice uno de los militares hablándole a su radio.
-¡No nos pueden matar! –Grita Noah hacia uno de los hombres, pero ni se inmuta.
-¡Cállate! –Responde el que sostiene la radio, que parece ser de rango más alto que los demás. –Espero la orden para ejecutarlos. –Dice volviendo a presionar el botón de su radio.
-¡No! –Grita el científico adelantándose mientras uno de los hombres se acerca apuntando a su cabeza. –Ninguno de nosotros está infectado. –
-Todo el que haya estado en el interior de la ciudad está bajo riesgo de infección y requiere su ejecución inmediata para frenar el avance del virus. –Dice el militar de mayor rango mientras se acerca mirándolo cuidadosamente.
-El virus solo se transmite por el contacto directo con algún infectado, y ninguno de nosotros lo ha tenido. –Comenta en un tono firme el hombre sin titubear ante la amenaza del arma de fuego.
-¿Y tu cómo sabes eso? –Pregunta el de traje verde aún más curioso por la identidad del científico.
-Formé parte de la investigación y el desarrollo del proyecto del Virus H en el Instituto Médico. –Dice esperando que eso le ayude en algo.
El militar se queda observándolo en silencio unos segundos. –Pensé que todo el personal de ese proyecto había muerto en el accidente. –
-Ya puede ver que no es así. –Dice el hombre tratando de cuidar el tono para no terminar con una bala en la cabeza.
-Ya veo... -El sujeto de traje verde retrocede hacia el vehículo. –Tráiganlo con nosotros, luego encárguense de ejecutar a los demás. –Ordena a los soldados, pero se detiene en seco al escuchar la voz del científico.
-No. –Dice caminando sin temor ahora que sabe que lo quieren con vida. –Si quieres llevarme ellos vendrán también. –Agrega mientras los tres chicos miran en silencio.
-Está bien. –Responde el militar. –Llévense a los cuatro al camión, vamos hacia el refugio. –Dice subiendo a su vehículo.
Los soldados restantes toman a los tres chicos y los llevan hacia el camión dejándolos en la parte de atrás junto con el científico. Todos suben a los vehículos y los ponen en marcha avanzando por el campo. –Eso estuvo cerca. –Dice en un suspiro Marc tratando de bajar el ritmo de su corazón que late como si fuera a salirse de su cuerpo.
Después de un tiempo andando sobre los caminos de tierra, la carretera aparece y en pocos minutos los vehículos vuelven a detenerse. Los soldados descienden y hacen bajar bruscamente a los cuatro ocupantes de la parte trasera del camión. A base de empujones los llevan a lo que parece una gran carpa transparente que deja ver a decenas de personas dentro.
-Entren ahí. –Le dice uno de los militares a los tres chicos, dejándolos frente a una abertura en el plástico translucido. –Tú ven conmigo. –Le indica al científico tirando de su brazo.
-¿A dónde lo llevan? –Pregunta Marc preocupado al tener que separarse del hombre.
-No te preocupes, me necesitan para investigar el virus. –Responde el hombre sonriendo mientras se aleja siguiendo al soldado.
-Gracias. –Alcanza a decir el de pelo negro antes que se aleje demasiado, agradeciéndole que por él pudieron salir a salvo de la ciudad.
-¿Y esto que es? –Pregunta Noah entrando y mirando el interior de la gran carpa. Viendo a toda esa gente, algunos sentados, otros recostados en algunas camas, y la mayoría parados caminando de un lado a otro.
-Deben ser todos los que evacuaron de la ciudad. –Responde Marc observando hacia todos lados, pero se queda mirando a Alan al verlo callado y mirando fijamente hacia delante con una cara extraña. -¿Qué sucede? –Le pregunta, mirando hacia el mismo ladro para tratar de ver lo que él está viendo.
-Esa... Esa es... -Dice el rubio antes de lanzarse a correr entre toda la multitud agrupada del lugar, dejando a sus dos compañeros atrás.
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Virus H
Science FictionLa intervención de la ciencia en la salud puede salvar millones de vidas, pero también puede acabar con ellas. El brote inesperado de un virus que se expande rápidamente por el planeta trajo pánico a la población. El mundo da un giro inesperado haci...