-Creo que ya tenemos todo. –Noah termina de cargar algunas cosas en el auto antes de partir.
-Tengan en claro que no están obligados a venir si no quieren. –Dice Patrick a los dos chicos antes de subir al asiento del conductor. –Hace semanas que no vamos a la ciudad y no sabemos qué puede haber ahí. –
Marc da la vuelta y se sube también en la parte trasera del vehículo. –Ya pasamos demasiadas cosas como para asustarnos con esto. Además, la vida en una granja es muy aburrida. Un poco de acción de vez en cuando no viene mal. –Termina de decir riéndose.
-Muy bien. Entonces vamos. –El padre de Alan pone en marcha el auto y se detiene pocos metros adelante por un sonido que viene de atrás. –La puerta del baúl está abierta. –Le dice a Noah que está a su lado.
-Pensé que la había cerrado bien. –Contesta el de ojos verdes antes de bajar y volver a golpear más fuerte el baúl para que esta vez cierre correctamente.
-Ya que vamos a la ciudad tenemos que aprovechar para traer gasolina, que ya se nos está acabando. –Comenta el hombre mientras maneja por la carretera.
La ciudad está un poco lejos, pero el tiempo de viaje es muy corto ya que no existe transito alguno. Solo aparecen obstáculos muy dispersos como algunos autos que ya se han quedado en medio del camino, o conductores que no tuvieron la suerte de salir vivos de la ruta.
La misión que tienen parece simple. Solo llegar, atrapar a un infectado y salir de ahí sin problemas. Para eso llevan en la cajuela una gran tela gruesa, con la que piensan envolver al enfermo para así poder trasladarlo sin peligro de que los lastime. También son indispensables las cuerdas, y por supuesto unas cuentas armas. Nunca se sabe cuando las cosas se pueden complicar más de lo esperado.
El aspecto de la ciudad ya no es el mismo. La mayoría de las personas se han ido a otros lugares, huyendo del caos. Los que no tuvieron esa posibilidad se encierran en sus casas y solo salen si es muy necesario. El día es igual de peligroso que la noche, con la diferencia de que puedes ver si alguien se acerca. El problema se ha ido de las manos de todas las autoridades, que dicen trabajar para solucionarlo, pero lo único notable que han hecho es dejar a toda la población a merced de su propia suerte y supervivencia.
El auto se detiene y los tres bajan de él. -¿Dónde creen que sería un buen lugar para hallar alguno? –Pregunta Noah que acompaña a los otros mientras dan un recorrido al lugar.
-Pues... todos. –Contesta Marc ya que estando en la ciudad es muy difícil encontrar un solo lugar que esté libre de esas cosas. –Aunque prefiero que no entremos demasiado. –
Los tres se encuentran en la entrada de la ciudad. Varios metros más adelante se empiezan a ver las casas, y aún más atrás los altos edificios. Adentrarse demasiado en las calles y los callejones puede ser casi una sentencia de muerte.
-Buscaré las cosas así terminamos rápido con esto. Hay que llegar para la hora del almuerzo. –Dice Patrick antes de voltear y caminar de regreso al vehículo para tomar las herramientas.
-Sí, no quiero perderme los vegetales hervidos de mamá. –Agrega Marc con una sonrisa mientras sigue mirando adelante para ver si hay algún infectado deambulando.
El baúl del coche está abierto de nuevo, lo que le ahorra algo de tiempo al padre de Alan pero a la vez le hace pensar que debería repararlo cuando vuelvan a la granja. No se puede pretender a estas alturas andar en un auto de lujo, pero al menos uno que no pierda las cosas por tener una cajuela que no cierra.
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Virus H
Science FictionLa intervención de la ciencia en la salud puede salvar millones de vidas, pero también puede acabar con ellas. El brote inesperado de un virus que se expande rápidamente por el planeta trajo pánico a la población. El mundo da un giro inesperado haci...