36) Domingo 7 de Marzo de 2021 2:08 am

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Parece ilógico, pero lo más inquietante de afuera es el silencio. Esa falta de ruido que solo te hace estar a la espera de algo que lo interrumpa. Eso mismo le sucede a Noah, que intenta dormir pero no puede sacar de su cabeza el pensamiento de que en cualquier momento alguien o algo va a aparecer para arruinar la tranquilidad del ambiente. Y no mucho tiempo después, eso aparece. Pero no es nada peligroso como esperaba, solo se escucha el sonido del cuchillo de Bástion rozando contra la madera de una rama gruesa.

El chico despega su cabeza de la mochila y se levanta dando un suspiro, caminando hasta una de las ventanas de esa casa vieja donde finalmente decidieron pasar la noche. Es un lugar techado si, pero nada asegura las puertas y si algo entrara quedarían encerrados. Afuera todo es negro. Al estar acercándose a la ciudad, las casas empiezan a aparecer en mayor cantidad, pero aún están alejadas unas de otras, con grandes aéreas de campo entre sí.

-Tienes que dormir. –Dice el hombre cuando lo ve allí parado. Pero el chico solo sigue mirando al exterior como si nadie hubiera hablado. –O puedes ayudarme con esto. Estoy afilando las puntas de estas ramas para tener algo más largo con que defendernos a una distancia segura. –Pero una vez más Noah ni siquiera muestra interés en escuchar sus palabras. Bástion se queda serio un momento y deja lo que está haciendo para ponerse de pie y caminar hasta al lado del chico. –Oye... -Dice apoyándole su mano en el hombro, la cual Noah se quita de encima. –No hagas caso a lo que dije. A veces puedo ser... algo bruto. No me doy cuenta de lo que digo cuando estoy frustrado o enojado. Además... hace tiempo que no trato con las personas, creo que estoy olvidando como es eso. –

El de ojos verdes se voltea y lo mira. Se puede ver en su cara que está diciendo la verdad. Es la primera vez que lo ve así, mostrándose arrepentido y dejando toda la rudeza y la actitud de líder de lado. -¿Entonces no quieres que me muera? –Pregunta el chico para cortar con el ambiente sentimental.

-Claro que no. –Exclama Bástion. –Aunque me estoy acostumbrando a eso de tener compañía, tienes que tenerme paciencia. –Se rasca la cabeza y después sonríe.

-No puedo negar que eres un tipo complicado. –Dice el chico despegándose de la ventana y yéndose hacia el otro rincón.

-Yo tampoco te lo negaré. –Bástion sacude la cabeza y vuelve a sentarse en el piso para seguir raspando con su cuchillo la rama seca. -¿Entonces me ayudas? –Dice acercándole la segunda rama. Noah también toma lugar a un lado y busca su cuchillo para hacer el mismo trabajo. Ahora la silenciosa noche solo se ve interrumpida por el sonido del filo de los cuchillos.

Después de unos minutos concentrados cada cual en lo suyo, Bástion toma la iniciativa de hablar. –Emm... -Dice esforzándose por buscar un tema de conversación. -¿Cuánto hace que estás con esa gente? –El otro levanta la cabeza para escucharlo. –Digo, según entiendo no eres familiar de ellos ¿no? –

-No, no lo soy. –Responde Noah de inmediato, dejando una pausa y tragando saliva. –Yo... mi familia murió en un accidente. Esas cosas entraron en la casa, y no pudimos hacer nada más que huir. –Cierra los ojos y deja las cosas en el suelo. –No. Yo fui el que huyó. Debí ayudar a mi padre, a mi madre, a mi hermano... Quizá si lo hubiera hecho... -

-Estarías muerto. –Dice el hombre. –No tienes que pensar en lo que podrías haber hecho. Todo en nuestra cabeza suena mejor. Quizá si ayudabas tu familia se salvaría, pero no es así, y lo sabes. Hiciste lo que debías hacer, y a veces ese deber viene acompañado de un dolor muy grande. –

-¿Y tú qué sabes? –Responde el chico pasándose las manos en los ojos para disimular las lágrimas.

-Lo entiendo más de lo que imaginas. –Bástion se inclina para sacar algo de su bolsillo trasero. –También perdí todo lo que me importaba en la vida. –Saca una pequeña fotografía deteriorada donde se puede ver una pareja junto a una niña pequeña y se la acerca al otro después de mirarla un momento. –Mucho tiempo me culpé por eso, pero luego me di cuenta que no sirve de nada. Aunque sé muy bien que el dolor no se va. –

Virus HDonde viven las historias. Descúbrelo ahora