-¿De cuánto estamos hablando? –La chica empieza a caminar alrededor de su moto y se apoya con las manos en el asiento mirando al doctor con interés.
-Lo que tú quieras. –Responde el científico. –Estoy seguro que frente a una catástrofe de esta magnitud, y cuando se sepa todo, los nuevos que estén a cargo del gobierno darán una recompensa a quienes hayan participado de la solución. –
-¿Y cómo estás tan seguro de eso? –Tahína entrecierra los ojos. -¿O solo lo dices para que yo acepte ayudarlos? –Gregor balbucea un poco pero ella lo interrumpe antes de que hable. –Pero... ¿Dices que si esto se soluciona y sale a la luz acabará con todos los del gobierno? –
-¡Claro! –Exclama el doctor. –Ellos son los responsables y si nadie se encarga de hacerlos pagar será la misma gente quien lo haga cuando se entere. –
-Mmmm... -La mujer recupera la postura y vuelve al frente de la motocicleta. –La verdad no me cae nada bien el presidente, ni toda esa junta que tiene alrededor. Verlos caer sería más satisfactorio que cualquier cantidad de dinero. –
-¿Entonces? –Pregunta Patrick ansioso.
-Está bien. Los ayudare a cruzar la ciudad y llegar a la siguiente. –Los demás del grupo sonríen. –Pero. –Camina hacia adelante y los señala a todos con el dedo. –Solo voy a hacer mi parte, matar a esos asquerosos muertos que es lo que me divierte. Si aún así se meten en problemas no los ayudaré, no soy niñera de nadie. –
-Me parece bien. –Responde el padre de Alan adelantando su mano en señal de concretar el pacto.
Ella lo mira y luego mira su mano, la cual aprieta suavemente y la suelta enseguida volviendo a su vehículo. –Suban y vamos de una vez. –
Todos vuelven al auto y mientras Patrick enciende el motor Marc le hace una pregunta al doctor. -¿De verdad nos van a recompensar? –Dice sonriendo emocionado.
-Claro que no. –Contesta el científico mientras da una carcajada y Marc se decepciona. –Ya bastante recompensa es mantener al país con vida. –
-Iremos por otro camino, a un kilometro hay otra entrada a la ciudad. –Dice Tahína detrás del casco al lado de la ventanilla del conductor.
Cuando ella acelera los demás también se ponen en marcha y la siguen por detrás a través de la carretera. Como dijo, después de un kilometro encuentran una desviación en dirección al centro, donde a lo lejos se pueden ver los altos edificios. Sin dudarlo, Patrick gira el volante y sigue detrás de la chica mientras ella los guía a través de la urbanización. Ya más en el interior, la sensación de soledad y abandono les pone la piel de gallina. Todas las casas, tiendas, centros comerciales, todo está vacío y descuidado. Algunas vidrieras rotas, otras nubladas por la tierra y la suciedad. Mucha cantidad de vehículos estacionados, cuyos dueños nunca volvieron a buscar. Rastros de sangre seca en las veredas, y algún que otro infectado caminando sin sentido por ahí. La ciudad ya es suya, ya la dominaron por completo.
En un momento, la luz de freno de la moto se enciende y la mujer se detiene. El conductor del auto también frena, mientras ella la da vuelta y conduce para hablar con él. –Ya está oscureciendo, y si quieren un consejo... yo no seguiría en medio de la noche. –Dice levantando la parte delantera del casco para ver mejor.
-¿Y entonces qué hacemos? –El padre de Alan la mira y luego mira a los demás con intención de debatir un plan, pero no es necesario.
-Los traje hasta aquí. –Dice Tahína señalando una casa de dos pisos en el lado derecho. –Es seguro y podemos pasar la noche. Por la mañana podremos seguir el camino. –Acelera un poco y luego vuelve hacia atrás. -¡Ah! Te diría que dejes el auto en el garaje, pero la puerta no abre. –Dicho eso vuelve a acelerar y conduce hasta la casa dejando la motocicleta delante de la entrada. Patrick estaciona su vehículo también frente al lugar y todos bajan para entrar. La mujer saca unas llaves y abre la puerta dejando que todos pasen para luego cerrarla de nuevo. Marc y los demás sostienen aún sus barras con fuerza mirando alrededor. –No es necesario. –Dice ella tomando el arma de Marc y bajándola. –Yo misma ya me asegure de que no haya muertos aquí. –
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Virus H
Ficção CientíficaLa intervención de la ciencia en la salud puede salvar millones de vidas, pero también puede acabar con ellas. El brote inesperado de un virus que se expande rápidamente por el planeta trajo pánico a la población. El mundo da un giro inesperado haci...