Miro hacia la entrada y luego donde se encuentran Rodrigo y Kimberli. Me debato internamente ¿voy y le digo? O ¿los dejo hablando?
A veces entre más pienso, más me confundo. Puede que deje este asunto a un lado, alejarme de Rodrigo y hablar más con Marcos. Podemos llegar conocernos mejor y si existe la oportunidad de que ambos estemos juntos, entonces lo estaremos. En estos instantes sólo quiero tener estabilidad, nunca había pensado que me pasaran estas cosas.
Pero por otro lado, está Rodrigo...
—¿Zara? —Miro delante y Rodrigo está de pie. Lo miro de pies a cabeza ¿Por qué tiene que ser tan...tan él?
Trato de actuar como si no me hubiera afectado verlo demasiado cerca de Kimberli.
—¿¡Qué!? —Eso no salió como yo quería.
Miro hacia otro lado, decidida a entrar de nuevo. Realmente ahora necesito pensar, pensar demasiado. Comienzo a avanzar de regreso, voy a paso rápido.
—Ven aquí —Rodrigo me toma de la mano y juro que si estuviera más enojada y estresada, lo hubiera golpeado.
—¿Qué? —pregunto lo más secamente posible.
—Vamos a hablar.
—Estamos hablando ahora —Rueda los ojos.
—¿Qué tienes?
Toma mi rostro con sus dos manos y acaricia mis mejillas. De cerca luce realmente atractivo, más con sus grandes ojos verdes y si cambio mi mirada sólo unos grados, tengo una vista exclusiva de sus labios. Resiste la tentación, estúpida. Me reprimí internamente.
—¿Rodrigo? —Él cierra sus ojos, desesperado. Es Kimberli —. Vamos a seguir platicando.
Arruinó mi momento.
De repente, Rosa entra en mi visión. Me separo lentamente de Rodrigo, él baja su mano rozando todo el contorno de mi cuerpo, sin embargo no puedo controlar las reacciones de mi cuerpo y emito un sonido parecido a cuando me dan escalofríos. Rodrigo me mira sonriendo y yo volteo la mirada.
Observo a Rosa caminar directo a Kimberli. Lleva una cara de los mil demonios y yo sé que eso no es bueno. Me siento raramente feliz.
—Hay un problema —le dice Rosa. Kimberli levanta una ceja esperando —. Digamos que no te lo puedo decir.
Kimberli se ríe y me mira a mí y a Rodrigo.
—Puedes decirme, no me voy a mover de aquí —Rosa la mira exasperada pero con una sonrisa macabra en su boca, algo tramó.
—Te lo advertí.
—¡Sólo dilo!
—Está bien, está bien. Resulta que Sofía tiró tu bolso por accidente y ahora, todas tus toallas femeninas están regadas por el suelo.
Me tapó la boca reprimiendo la risa, esto debe de ser tan vergonzoso para ella. No te rías, no te rías. Pero la cara de Rodrigo no tiene precio.
Miro a Kimberli y no sé qué está más rojo, si su labial o su rostro. Sale corriendo y cuando la perdemos de vista, Rosa habla.
—Mi trabajo está hecho —Hace como que se está limpiando las manos.
—Creo que está vez te pasaste —le digo un poco arrepentida.
—Ya se le pasará. Ahora me voy, que siga la función —Está loca.
ESTÁS LEYENDO
Deseo... deseo
Teen Fiction«Deseo poder leer la mente de Rodrigo» Un soplo y las velas se apagaron. ¿Qué es mejor que saber qué piensa tu amor platónico? Nada. Excepto saber qué piensan todos los hombres. Y todo por un error del destino. Un simple deseo de cumpleaños se volv...