Sonrío tranquilamente aunque realmente quiero alejarme sólo un poquito de aquí y pensar cómo salir de esta, tal vez no sea una situación tan complicada, pero para mí sí lo es.
Dejé mi mochila sobre una silla del comedor y luego me quedé parada en frente de Marcos. Es más alto de lo que recordaba. Mi mamá se encuentra parada junto a nosotros, la observo, ella levanta sus cejas juguetonamente. Oh dios.
—¿A qué hora llegaste?—le pregunto a Marcos. Ahora no es el momento de entrar en pánico. Puedo, pero no debo. Con mi mamá aquí puede que sea más difícil la situación, tal vez se le escape "accidentalmente" algo de lo que ella sabe acerca de Marcos y yo.
—Hace como una hora, calculando la hora de tu salida. Creo que me adelante un poco, pero tu madre me hizo compañía.
Mi madre tan linda.
—Bueno, entonces creo que te presentaré a mis amigos, ven.
Ambos nos acercamos a la entrada de la cocina donde se encuentran Rosa y Rodrigo de pie, observándonos. La cara de Rosa la delata, ella se quiere reír de mí en estos instantes, más le vale que no lo haga.
—Mira, ella es Rosa y es mi mejor amiga.
—¿La chica linda de la que me contaste? ¿Esa que siempre te mete en situaciones incómodas?
—Nunca dije que era linda, pero sí—bromeo. Rosa me mata con la mirada, pero bien sé que por dentro se sigue riendo de mí.
—Un gusto por fin conocerte, no sabes cuánto me habla Zara de ti—Marcos sonríe con suficiencia al igual que Rosa después de su "dulce venganza". Yo suspiro desesperada. No se podía quedar con la boca cerrada, nunca lo hace.
Además, yo casi nunca hablo de él, excepto durante las dos semanas después de las vacaciones, digamos que durante ese tiempo estuve un poco obsesionada con Marcos, pero ya pasó.
Le doy una mirada asesina a Rosa y ella da un paso atrás.
—Y él es Rodrigo, mi... —Me quedo callada. ¿Qué se supone que es mío? ¿Amigo, novio, amigovio? —. Es mi amigo —digo al fin.
Y lo es. Él mismo me dijo que no quería que fuéramos algo más hasta que nos conociéramos mejor, yo estuve de acuerdo. Aunque creo que eso no le impide besarme de vez en cuando, y yo no me opongo en absoluto.
—Hola —saluda Marcos a Rodrigo.
—Sí, hola.
Creo que no es mi idea, Rodrigo se ve molesto o celoso. Demasiado atractivo.
—Zara ¿van comer ahora? Porque todavía no tengo la comida lista—Nos interrumpe mi mamá.
—Creo que primero haremos la tarea—le respondo. Ella sonríe, está disfrutando demasiado esto.
—Marcos ¿sabes cocinar?—interroga mi mamá, de seguro ya tomó confianza mientras no estábamos. Quién sabe cuántas cosas mías le contó. Oh dios, ¿qué tal si le preguntó acerca de sus intenciones hacia mí? ¿Qué habrá contestado él?
—Seguro —responde él.
—¿Te molestaría ayudarme? —Quiere más tiempo para investigar a fondo, seguramente. Mente maestra tenía que ser. Mamá espía y detective.
—Por supuesto que no es ninguna molestia.
—Más hombres como tú, Marcos. Bien, entonces pueden irse a hacer su tarea, que si no me equivoco, es de matemáticas ¿cierto?
—Sí, como sabe, Zara nos explicará todo y yo no entenderé nada, pero por lo menos ya tendré la tarea resuelta —le contesta Rosa riéndose.
—¿Ahora enseñas matemáticas?—me cuestiona Marcos con una gran sonrisa en su varonil rostro.
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Deseo... deseo
Ficțiune adolescenți«Deseo poder leer la mente de Rodrigo» Un soplo y las velas se apagaron. ¿Qué es mejor que saber qué piensa tu amor platónico? Nada. Excepto saber qué piensan todos los hombres. Y todo por un error del destino. Un simple deseo de cumpleaños se volv...