Capítulo XI. p3

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—Yo lo recojo, no te preocupes —Me agacho y comienzo a recoger la fruta que se ha caído.

La familia de Rodrigo nos mira y hacen lo menos esperado y más deseado.

—¿Están bien? ¿Qué sucedió? —La mamá de Rodrigo se acerca a nosotras pero mi mamá desaparece en cuanto dejamos de ponerle atención.

—¿Qué le pasa a tu madre? —Me pregunta mi papá, casi susurrando.

—Si supiera...

Y la incógnita queda en el aire, llenándolo de dudas.

(...)

—Bueno... ¿a qué debemos su visita? —Mi papá toma asiento en uno de los sillones.

Esto, en vez de parecer una invitación, luce más como si nos fueran a mandar a un internado.

—Estamos invitando a todos los amigos y... por supuesto, a la novia de Rodrigo a pasar con nosotros un par de días de vacaciones. Todo correría por nuestra cuenta —¿Pues cuánto dinero tienen?

Mi papá ya está listo para lanzar un montón de preguntas sin sentido, lo noto en su ceja izquierda y en el cómo está levantada de forma "sorprendida".

—¿Adónde irían? Y tampoco me parece justo que paguen todo...

—Bueno, de eso no se preocupe, lo hacemos de todo corazón y sin esperar nada a cambio —El papá de Rodrigo habla como todo un empresario. Tal vez de ahí viene el dinero —. Y en cuanto a nuestro destino, es un pueblito que mi esposa adora y hay bastante para ver ahí.

Volteo a ver mi papá. Sigue incrédulo, sus ojos están entrecerrados y sus labios fruncidos. Miro a Rodrigo y me sonríe, logra que mis mejillas se pongan rojas y yo me doy un golpe en el rostro, tratando de controlarme. Pero tal parece que todos lo notan porque me miran con preocupación.

Oh, por favor. Qué increíble manera de dar una primera buena impresión. Ahora si se enteraran que le escupí a su hijo...

—¿En que fecha se haría y quién iría? También necesito la información del lugar en el que se van a quedar... por si acaso.

—Papá... —lo reprimo, a veces llega a ser un poco sobreprotector.

—¿Qué? ¿Acaso no tengo derecho a saberlo?

—Sí lo tiene. De hecho, es en poco más de una semana y puedo mandarle por correo toda la información necesaria.

—Me parece perfecto, amigo —Oh no —. ¿Y a qué se debe el viaje? No creo que sean simples vacaciones.

—Bueno, queremos que Rodrigo pase más tiempo con sus amigos... —responde su mamá. ¿De qué habla? Estoy segura de que Rodrigo es de las personas más sociables de la preparatoria y que casi cada fin de semana se la pasa con sus amigos.

—Mamá... —susurra él. Pareciera que no quiera que divulguen algo.

—¿Qué? —Ella lo mira, algo molesta —. Es que, va a hacer trámites para una universidad fuera del país. Y por eso queremos que aproveche su tiempo.

Silencio.

¿Qué carajos?

Demonios, mamá.

Miro a Rodrigo quien ahora se masajea el rostro algo molesto.

—Oh, eso me parece excelente. Qué bueno que quiera algo mejor.

Yo no quiero nada mejor.

No me atrevo a mirarlo. Aunque sé que por sus pensamientos, esto no es idea de él.

(...)

Todos se van a la cocina a comer, yo y Rodrigo les hemos dicho que pasamos y como no han insistido, saben que vamos a hablar.

—Así que... ¿Estados Unidos, Inglaterra o Canadá? —le pregunto, sin animos de hacerlo molestar o de crear tensión.

Aunque la tensión ya está presente.

—Ninguno de ellos... —Su manos acaricia mi mejilla —. Aunque Inglaterra suena tentador.

Recibe un golpe en el hombro de mi parte. Su broma no me ha causado gracia.

—¿Quién irá con todos nosotros? Tienes demasiados amigos y no creo que tus papás vayan a pagar tanto.

—Sólo los más cercanos; Carlos, Mariana..., —¿Quién diablos es Mariana? —, Diana y Gerardo. Oh, pero Diana me canceló, así que si quieres que invitemos a Roso, con todo gusto.

Oh por Dios. No puedo esperar hasta ese día. Va a ser genial.

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Capítulo cortito, pero lo que se viene... preparense

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⏰ Última actualización: Jan 10, 2019 ⏰

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