Sentía el cuerpo cansado, le dolía el pecho y tenía sueño. La imagen borrosa de un hombre preguntándole qué había pasado apareció en su mente haciendo que por un momento pensara que estaba alucinando o quizá muerta, pero... Lo último que recordaba era no poder respirar.
Abrió los ojos asustada, esperando encontrarse con el panorama de paredes blancas ideales de una enfermería -o al menos es lo que había visto en las películas-, pero la imagen fue muy diferente, estaba en una habitación de paredes color vino con una espesa cortina cubriendo una ventana del tamaño de casi una pared, tuvo miedo de que el hombre que había visto no fuese una alucinación y estuviese en mayor peligro que ser atacada por esas chicas.
Se removió en la superficie blanda sentándose de golpe ocasionando que de pronto la cabeza le diese vueltas, tumbándola nuevamente en una cama king-size que tenía olor a hombre, incluso todo a su alrededor era muy masculino. Una lamparita se encendió en su cabeza y empezó a desesperarse, estaba oscuro, solo un reloj digital alumbraba el gran cuarto. Estaba a punto de levantarse y salir de donde sea que estaba cuando de repente se abrió una puerta, dejando entrever una sombra masculina muy alta. Aquella imagen duró tan poco que no estaba segura de si había sido real o no porque la claridad desapareció ocultando la imagen que había vislumbrado.
Quitó el grueso edredón que le cubría y se levantó dispuesta a huir, a salvar su vida, sin embargo, de la nada apareció una mano que le sujetó la muñeca. Estaba a punto de echarse a gritar, cuando lo oyó.
-Soy yo -una voz conocida susurró detrás suyo.
El televisor pantalla plana se encendió cegándola por un instante; para cuando sus ojos se adecuaron a la luz, él ya le había liberado permitiéndole voltear y encontrarse con su mirada dubitativa.
-Eres tú... -susurró aliviada acunándole el rostro entre sus manos -Yo pensé... -negó con la cabeza queriendo borrar lo que había imaginado- vi a un hombre y...
-Ahora comprendo -le cortó-, ese era Josh, él es doctor -Andy palmeó el colchón indicándole que se sentara-.Te encontré inconsciente en el instituto -él sonrió amargamente-. No actué correctamente trayéndote a mi casa, pero fue impulsivo.
-Gracias -le sonrió antes de bostezar y sentarse viéndose obligada a liberarle.
-Descansa, aún es temprano -Andy le acarició la mejilla con los nudillos y sintió un cosquilleo eléctrico donde la tocó. Era la segunda vez que la tocaba y había sentido las mismas chispas vibrantes en el lugar donde sus pieles se habían rozado.
Él le sonrió ladinamente; sintiendo sus mejillas calientes, Izz se acostó con lentitud sin quitarle la mirada de encima, sus ojos eran algo magnético que le hacía sentir segura a su lado. Cerró los ojos y la sensación de estar soñando la invadió y volvió a abrirlos, encontrándose con sus orbes grisáceas mirándole de una nueva forma, mostrando ternura en ellos.
Pasaron algunos minutos antes de que Morfeo llegara por ella.
Andy estaba sentado en el sofá revisando su correo electrónico con la habitación alumbrada solo por la pantalla de su computador portátil cuando la escuchó gimotear; sintiéndose ligeramente curioso, colocó el computador sobre la mesita de noche y rodeó la cama quedando frente a ella y encendió la luz del buró obteniendo mayor claridad. Izz aún dormía, pero su rostro mostraba la imagen de un ángel sufriendo, su ceño fruncido y sus manos cerradas en puños lo confirmaban.
Un extraño y casi imperceptible hormigueó comenzó a recorrerle las manos, deseando tocar su piel, sentir la tersidad nuevamente. No se negó a sí mismo el gusto, solo se dejó llevar y extendió el brazo, acariciándole la mejilla con la yema de los dedos, disfrutando de la suavidad y calor de su piel.
Izz se removió con un suave gimoteo y abrió los ojos en la penumbra, mostrándole la fina capa de lágrimas que cubrían sus hermosos ojos dorados.
-Todo está bien -susurró colocándole un mechón de cabello detrás de la oreja.
-No me dejes sola -ella sollozó.
-No lo haré -prometió.
Ella mostraba una fragilidad que nunca había visto en ninguna otra mujer, una fragilidad que hacía que su lado dominante apareciera para cuidar de ella sin detenerse a pensar en lo correcto e incorrecto, solo había la necesidad de protegerla. Se sentó a su lado acariciándole el cabello. Izz le miraba fijamente pidiendo algo en silencio.
La pelirroja repitió el movimiento que él había hecho y palmeó el colchón indicándole que se acostara a su lado o al menos eso era lo que él entendía.
Reacio a creer lo que su mente quería, continuó con la caricia en su cabello hasta que ella volvió a hacer el mismo gesto con los ojos ahora anegados de lágrimas. ¡Maldición! Gritó su mente mientras la otra parte de su cerebro celebraba aquel gesto como si pudiera obtener algo de ese movimiento sin malicia ni erotismo.
Poniendo al borde su autocontrol, inspiró profundamente, anhelando olvidarse de lo que le provocaría tener un cuerpo femenino tan cerca, pero hacer aquello fue un error, su fragancia con toques de vainilla y flor de manzana le inundó la nariz despertando su libido. Se pasó la mano por el rostro tratando de ahogar esos pensamientos y se acostó a su lado. Ella le abrazó susurrando algo que no logró entender o tan siquiera escuchar completamente, la única palabra que escuchó con claridad fue "sola".
Los minutos pasaron lentos y perezoso frente a él; sentir la calidez de su cuerpo rodeándolo no estaba resultando tan difícil como pensó que sería, tal vez se debía a la fragilidad que había visto en ella o el hecho de saber que era una de sus alumnas quien estaba en su cama abrazándolo.
Sintiendo algún derecho sobre la pelirroja, el impulso lo llevó a besarle la coronilla creyéndola dormida, pero no, ella se removió levantando el rostro para mirarle.
Al igual que el beso que le dio en el tope de la cabeza, se dejó llevar por el impulso y le dio un suave y rápido beso en esos labios que le llamaban a tocarlos, que le seducían con ese suave color rosa y la forma delicada con la que habían sido creados.
Un segundo después de haberlo hecho reaccionó y se vio a sí mismo como un idiota, ella era su alumna y tal vez estaría pensando que abusaría de ella.
La miró pretendiendo pedir disculpas por aquella tontería pero Izz no pronunció palabra alguna, y él hizo todo lo contrario, la besó de nuevo con suavidad, moviendo los labios sobre los suyos, que tardaron poco en seguirle el movimiento con timidez.
Besarla había sido un desliz de su consciencia, pero era un delicioso desliz; la suavidad y dulzura de esos labios lo descontrolaron yendo más lejos. Le acarició el labio inferior con la punta de la lengua en el instante que se separaron al faltarles el aire y ella le dio paso para unir sus lenguas en un baile erótico cuando sus labios volvieron a tocarse.
Los giró a ambos dejándola debajo de su cuerpo, sintiendo cada una de las curvas de su menuda y frágil figura. El fuego de la lujuria estaba encendido y la llama comenzaba a elevarse a cada segundo; llevó una de sus manos hacia abajo y le tocó entre las piernas por sobre el pantalón y ella gimió arqueando la espalda, frotándole los senos contra su pecho.
Cuando la escuchó gemir, su cerebro que había hecho corto circuito volvió a trabajar dándose cuenta del error que estaba cometiendo.
Se levantó de la cama, encerrándose en el baño como un rayo donde se mojó el rostro con agua fría, ya que aquel simple beso le había causado una dolorosa erección y lo único que empeoraba esa situación era que no podía tener a la mujer que había quedado en su lecho.
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Hojas en Blanco [Andy Biersack] Hot/romantica ©
FanfictionUn Dom experimentado y una sumisa novata obtienen una relación perfecta. ¿Qué pasaría si ella pierde la memoria? LIBRO ADAPTADO. Créditos a D.A Bueno como ya vieron esta novela la saque de la pagina de Facebook: https://www.facebook.com/Novelas-de...