#Capitulo 27

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A la mañana siguiente, llegaron temprano al instituto, encerrándose en la oficina de él, entreteniéndose con una muy alentadora sesión de sexo.
Estando en la primera hora de clases, los recuerdos de minutos atrás asaltaron a Izz, provocando que los fluidos inundaran su coño. Cruzó las piernas tratando de encontrar consuelo. A pesar de haber sido follada hace menos de una hora, se encontraba necesitada de su tacto, de sus besos; se estaba convirtiendo en adicta a él.
La forma en que la había doblado sobre el escritorio esposando sus manos al escritorio, hundiéndose en ella con fuerza y rapidez, con una de sus manos tirándole suavemente del cabello; la forma en que sus pezones se fregaban contra la madera fría cada vez que él empujaba, estirándola, llenando su canal, o tan solo el recuerdo de las nalgadas que picaron su culo. Cruzó con mayor fuerza las piernas, sentía los pechos pesados y sensibles.
La campana del cambio de hora la sacó de su burbuja sensual. Salió del salón hecha una bala, necesitaba pasar por el baño, sentía que sus jugos traspasarían la tela de sus bragas, mojando sus pantalones. Quizá era casualidad o hecho a propósito, pero Andy le había obligado a llevar un par de bragas de repuesto, en ese momento había sido gracioso, incluso se había reído, sin embargo, ahora les veía utilidad.
Llegó al salón unos segundos antes de que su señor llegara.
-¡Izz! -gritó Tracy corriendo a abrazarla-. No sabes todo lo que tengo que contarte -Andy la miró de reojo cuando pasó a su lado.
-No creo que podamos conversar ahora -Izz se excusó caminando a su lugar.
-Te lo contaré en la clase de educación física, ¿sí?
-Está bien -respondió consciente de que él estaba a la escucha.
Se hundió en su asiento incapaz de mirarle, él estaría enojado. Prácticamente le había desobedecido.
La clase transcurría tranquila entre explicaciones y números.
-Ayer pasé por tu casa y no estabas -Blake le habló desde su asiento.
-Salí por ahí -le respondió girando un poco el rostro, observándolo de reojo.
-¿A dónde? -se encogió de hombros.
-Estuve a las afuera de la ciudad.
-¿Con quién? -él le reprochó.
-No te importa. Pude haber salido con Robert Pattinson y seguiría sin ser asunto tuyo.
-No puedes andar saliendo con cualquier idiota -la voz demandante de Blake le hizo hervir la sangre.
-No eres mi padre para ordenarme qué hacer o qué no.
-Me preocupo por ti, perdiste la memoria...
-¿Y? -le cortó- perdí la memoria, no el juicio -respondió enojada, apretando el lápiz, a punto de clavárselo en la mano que le estaba tocando el cabello.
-Se podrían aprovechar de ti, como por ejemplo este profesorcito del que todas se mueren -Izz sintió congelarse.
-No soy tonta, nunca me metería con alguien mayor -mentalmente rió.
-He visto como te mira, parece que quisiera comerte -Izz bufó.
-Sé defenderme sola -masculló.
-Pero...
-¡Mierda! -Exclamó bajito-, es mi asunto si me follo a cualquier tipo, déjame tranquila, metete en tu vida y aléjate de la mía.
Como si la suerte estuviera de su lado, el cambio de hora sonó e Izz se levantó recogiendo su cuaderno y libro. La mano de Blake se cerró en su muñeca.
-No hemos terminado de hablar -Izz sintió ganas de partirle la cara.
-Yo sí lo hice -tiró de su brazo y él no la soltó.
-¿Pasa algo señorita Campbell? -la voz de Andy sonó detrás de ella.
-No -Blake la soltó y ella empezó a caminar lejos-. Que te jodan -le dijo estando por la puerta y le mostró el dedo medio de ambas mano.
Andy nunca había visto a Izz tan furiosa, parecía una gatita enojada.
-Será mejor que te mantengas alejado de ella -Blake le advirtió.
-No sé de qué demonios hablas, ni me interesa. Solo puedo decirte que vuelvo a ver qué tratas de esa forma a cualquier otra estudiante y haré todo lo posible para que te expulsen.
-¿Por qué mierda le importa tanto Izz? Está tan pendiente de ella.
-No estoy pendiente de nadie -Andy vio la marca del polvo blanco manchando la nariz de Blake-, y será mejor que dejes las drogas, no te llevarán a nada bueno. Límpiate.
Continuó su camino a la oficina a recoger el libro que necesitaba para la siguiente clase. Al abrir la puerta se encontró con Izz sentada en una de las sillas frente a su escritorio dándole la espalda a la puerta.
-Cielos, Izz -tiró los libros en el escritorio y ella le miró, sus ojos estaban enrojecidos y húmedos. Le acunó el rostro-. ¿Estás bien?
-Sí -asintió sorbiendo la nariz-, solo quería estar en un lugar tranquilo -le secó las lágrimas con el pulgar.
-Oh, nena -le tomó la mano, poniéndola de pie y abrazándola-. Debes mantenerte alejada de ellos.
-Él no es así, Blake es mi amigo -Izz le dijo entre gimoteos.
-Okey, esto no está funcionando -ella se separó de su abrazo y le miró asustada-. Si no tomas la sugerencia en serio, ahora te ordeno que te mantengas alejados de ellos -la vio bajar el rostro.
-Sí, mi señor.
Puso un dedo debajo de su barbilla y le levantó el rostro. Estampó los labios contra los suyos en un beso posesivo, explorando su boca con la lengua, acariciando la de ella.
Había odiado la forma en que Blake le había hablado a su mujer, y mucho más cuando la había sujetado. Si no hubiese sido su alumno, quizá le hubiera estrellado un puñetazo en la cara. Lo único que había salido provechoso de ello era que Izz había abierto los ojos y mucho más cómo lo había insultado.
***

Hojas en Blanco [Andy Biersack] Hot/romantica ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora