Andy despertó abrazando el cuerpo suave y cálido con el que había pasado la noche. Todo había sido tan... reconfortante, se había sentido como un puzzle que había estado incompleto, pero ahora había encontrado la pieza que faltaba. Con renitencia se levantó dejándola, las necesidades humanas llamaban.
Media hora después luego de una ducha de agua caliente y haberse cepillado los dientes, se volvió a acostar en la cama con el cuerpo ligeramente frío, la rodeó con los brazos y ella tiritó haciéndole cosquillas en la nariz con el cabello.
Se quedó dormido otra vez.
Ella se removió entre sus brazos logrando que despertara.
-¿A dónde vas? -preguntó aferrándola más contra su cuerpo.
-Debo ir -Izz se escapó de su agarre.
-Quédate aquí.
Se obligó a abrir los ojos al no obtener respuesta. Mirando entre las pestañas la vio sentada al filo de la cama cubriéndose con la sabana y mirándolo con algo que no supo descifrar. Izz quiso levantarse, pero no se lo haría tan fácil, Andy sujetó la sabana con la que se cubría.
-¡Andy! -lloriqueó.
-No te la llevarás, tengo frío -él se envolvió en ella.
-Debo ir -cruzó las piernas.
-No te estoy deteniendo -le señaló la puerta del baño.
-Dámela -tironeó de la sabana.
-Está bien -puso los ojos en blanco y la soltó, pero no la dejaría salirse con la suya. Siempre serían las cosas que él quería.
-Gracias -le contestó sarcástica. Andy anotó eso mentalmente, recibiría su castigo en su determinado momento.
Izz se levantó y dio un par de pasos, él haló la sabana lanzándola al otro lado de la cama dejándole completamente desnuda, chilló y corrió al cuarto de baño dándole una buena vista de su culo.
Tumbado en la cama con las manos detrás de la cabeza se puso a pensar en cosas insignificantes. Debía viajar a París en tres semanas y no quería ir solo, nunca había llevado a ninguna sub, siempre habían visto solo a Mr. Darkness, pero quizá era momento de cambiar eso.
La puerta se abrió dejando ver una Izz recién bañada con el cabello mojado y cubierta por una bata de baño. Él negó con la cabeza y le hizo señas con el índice para que se acercara. Avanzó a paso lento mirándolo con cautela, las pequeñas sombras de su esclava salían a relucir por momentos.
-Te pedí que te quedaras -le dijo cuando la tuvo cerca.
-Debía ir -ella se excusó inclinando el rostro.
-Estoy enojado porque desobedeciste -Izz le miró e hizo un mohín.
-Lo siento.
-Eso no es suficiente -retó a la sombra de su sumisa que asomaba-. ¿Qué harás para acabar con mi enojo?
-Lo que mi señor quiera -y allí estaban los fragmentos que quizá no resultaran ser recuerdos, pero era la actitud de ella. Su esclava quería salir y él la ayudaría más tarde.
-Quítate la bata -ordenó.
Ella lo miró dubitativa por un segundo y luego con vergüenza tiñéndole las mejillas, se despojó de la tela que la cubría.
-Ven aquí.
Izz subió a la cama guiada por su instinto, y ya con el hecho de que él ordenara, su mente le instaba a hacerlo como si se tratase de una necesidad. Lo miró a sus orbes azules por unos segundos adentrándose en esa mirada oscura y lujuriosa que la sumergía en sensaciones nuevas para ella.
Bajó el rostro y lo besó, ella trató de ser dulce pero no era suficiente para ninguno de los dos. Andy tomó un puñado de cabello y tiró de él. Jadeó en su boca; él se aprovechó de ello y le asaltó con su lengua explorándola, enredándola con la suya en un beso carnal. Actuando instintivamente se sentó a horcadas sobre él cerca de su miembro ya erecto llamándola a unir sus cuerpos en uno solo.
Separándose por la maldita necesidad de respirar, Izz comenzó a repartir besos húmedos a lo largo de su cuello y clavícula haciéndolo perderse en las sensaciones. Ello duró poco, él no podía perder el control.
Continuó su recorrido hacia abajo besando sus pectorales, lamiendo sus tetillas y rozando su piel con los dientes. Andy cerró los ojos y apretó el agarre del puñado de cabello arrancando un gemido de parte de ella.
Izz se irguió observándole con ojos brillantes de excitación. Andy le miró relamerse los labios y demorar en soltar el labio inferior preso entre sus dientes, ella sonrió consciente de lo que le hacía. Se arrodilló entre sus piernas y continuó esparciendo besos en su abdomen. Al llegar a pocos centímetros de su polla levantó la cabeza y sonrió.
Besó la punta de la cabeza de su pene y volvió a sonreír mirando su longitud. Bajó la cabeza una vez más y dio un lametón saboreando la gota de líquido pre seminal. Andy la miraba hipnotizado a la expectativa de que lo tomara en su boca. Tenía la intensión de ordenarle pero ella aún no sabía a lo que se enfrentaba.
Izz abrió la boca e introdujo solo la cabeza. Andy gruñó, el calor y la succión de su dulce boca lo encendió más.
Botando por la borda la precaución, cogió nuevamente un puñado de cabello y empujó hacia abajo obligándole a tomar más de él. Ella lo hizo sin quejas, subió un par de veces por su miembro y lo soltó con un sonoro chasquido. Sacó la lengua y lamió su longitud para terminar chupando la punta.
-Ven aquí -exigió con voz enronquecida, sentándose.
Izz se acercó y él capturó sus labios en un beso voraz tirando de ella hasta hacerla arrodillar frente a él. Con una de sus manos tomó su miembro y con el brazo libre rodeó la cintura a Izz haciéndole bajar hasta empalarla en su polla con brusquedad. Ella gimió.
Andy empezó a marcarle el ritmo con sus manos aferrándose fuertemente en las caderas casi de forma dolorosa. Izz enredó los dedos en el sedoso cabello de su amante mientas se alzaba y se dejaba caer con rapidez y dureza. Sus gemidos y lloriqueos llenaban la habitación a medida que el nudo ya conocido y desesperante se formaba en su vientre, aumentando de tamaño por los gruñidos y jadeos de él cerca de su oído.
Sus manos dejaron sus caderas y se cerraron en su culo. Izz sentía que ya no podía moverse más, estaba frustrada, estaba al borde de correrse pero no llegaba aquella chispa que desataría el torbellino. Un sonido de azote y el escozor causado por la nalgada que él le había propinado la empujaron tirándola por un abismo haciendo que su burbuja explotara en un éxtasis. Tratando de acallar su grito, escondió el rostro en el cuello de Andy. Empezaba a bajar de la nube al igual que el ritmo. Él le dio otra nalgada y una segunda ola barrió en su interior haciendo que inconscientemente le mordiera la clavícula.
-No me muerdas -él gruñó propinándole otro azote.
-Yo... yo... -Izz gritó el tercer asalto de sus entrañas, sentía lava caliente recorriéndole el cuerpo acompañado de electricidad.
-Más rápido, no te detengas -un nuevo azote en la carne sensible de su culo le hizo aumentar la velocidad.
Un gruñido audible escapó del pecho de Andy y él se aferró a su carne dolida mientras se derramaba en su interior.
Izz estaba subiendo y bajando sobre su polla de forma lenta cuando la puerta se abrió.
-Izz, Chel... -Josh se inmutó al ver la escena. Inmediatamente se dio la vuelta.
-¡Vete! -ella le pidió avergonzada.
-Sí, sí, ya me voy, pero Chelsea dijo que vayas a desayunar a la casa.
-¡Vete! -ella gritó.
-Adiós, Izz... -se escuchó su risa tras la puerta- Adiós, Andy.
Cuando terminó de descargarse, Andy besó los labios de su mujer y sonrió.
-Mataré a Josh si vio tu culo -dijo quitándole el cabello del rostro.
-Yo lo mataré por entrar sin tocar.
-Ve a vestirte -le palmeó suavemente el muslo.
-Así lo haré, mi señor.
Él se estacionó frente a la casa de Josh y le abrió la puerta ayudándole a salir. Rodeándola con el brazo miró hacia atrás sintiéndose vigilado.
Josh les abrió la puerta levantando las cejas sugestivamente. Izz le dio un suave golpe en el hombro.
-Debes aprender a tocar la puerta -le regañó.
-Yo no sabía que estaban cogiendo -se excusó queriendo lucir inocente.
-Entrégame la llave -Andy estiró la mano con la palma arriba. Josh puso los ojos en blanco y le entregó la copia que tenía en los bolsillos-. Espero que sea la última vez que entras así.
-Está bien -él se burló.
-Izz -Chelsea la llamó y ella se separó de su abrazo para correr a abrazar a su amiga.
-Es bueno que hayas recapacitado -Josh le palmeó la espalda mientras caminaban al interior de la casa-. Aunque yo tengo todo el crédito.
-Cierra la boca.
Luego de desayunar los hombres se encerraron en el despacho a hablar de negocios y Chelsea e Izz se sentaron en el sofá a conversar.
-Ya me contó Josh -Chelsea rió.
-Oh, cielos. Lo mataré por cotilla -Izz sonrió.
-Cuéntame ¿Cómo fue?
-En realidad, fue extraño -abrazó el cojín que tenía entre sus manos-. Anoche estaba durmiendo y sentí que me sujetaron las manos. No negaré que desperté asustada; pero al verlo, el miedo desapareció -sonrió-. Él empezó a besarme y pues -se sonrojó-, pasó.
-¿Usó preservativo? -hizo un mohín y se encogió de hombros.
-No lo sé. Pero no me preocupa, un día después de que el accidente pasó, la alarma de mi celular sonó con la palabra anticonceptivo. Busqué la píldora en mi botiquín y empecé a tomarla. Al principio no supe por qué era necesario, pero ahora le veo la utilidad -se le escapó una ricilla.
-¿Fue rudo? -Izz sintió las mejillas calentársele.
-No, en realidad no lo sentí rudo conmigo, ¿Por qué?
-Te contaré algo que él te dirá en estos días; espero que lo tomes con mente abierta -Chelsea rizó con el dedo un mechón de su cabello rubio.
-¿Qué es?
-Nuestros hombres no son como el resto -le dijo sonriendo.
-¿En qué aspecto? -replicó sin entender.
-Les gusta ser dominantes y exigentes en todo momento, e incluso un poco toscos.
-No entiendo -se rascó la cabeza desordenando su flequillo.
-Sígueme -le dijo poniéndose de pie.
Con curiosidad, Izz le siguió hasta su habitación. Ambas entraron y Chelsea cerró la puerta con cerrojo.
-Josh no sabe que tengo esto aquí -ella empezó a rebuscar en una caja en el armario.
-¿Qué cosa? -se sentó al borde de la gigantesca cama.
-Es una revista online que habla sobre BDSM, es la edición de febrero.
-¿Qué es BDSM? -frunció el ceño y miró el libro que Chelsea acunaba en sus brazos como un tesoro.
-BDSM es un estilo de vida -la rubia se sentó a su lado y le sonrió-, que se trata mayormente sobre la dominación y sumisión en una pareja. El dominante tiene derechos sobre su sumisa de hacer lo que le plazca, siempre y cuando ambos estén de acuerdo en ello.
-¿Hacer lo que le plazca? -murmuró asustadiza.
-A ellos les gusta jugar sexualmente. Es algo de sadomasoquismo. Tienen juguetes y formas de volverte loca -Chelsea soltó una ricilla-. En ese mundo, nosotras somos sus sumisas, sus esclavas.
-Espera -levantó las manos y le hizo señas de que fuera lento-, no entiendo. Yo sería su esclava, eso es...
-Tranquila -le silenció-, no es tan literal, las o los esclavos somos para seguirles, cumplirles sus caprichos, pero a la vez somos recompensados con el mayor de los placeres. Tenemos una pizca de masoquistas, nos gusta sentir dolor para llegar a sentirnos completos -al escucharle decir eso, Izz recordó su frustración esa mañana que había desaparecido cuando él le había azotado con su mano. Se sonrojó- y saber que ellos nos cuidan y protegen. Ellos educan y disciplinan de la forma más conveniente.
-¿Disciplinan? -la rubia sonrió.
-Como dije, esto tiene sadomasoquismo, recibimos placer al sentir dolor, sin embargo también es una forma de castigo por desobediencia.
-¡Oh mi cielo!, ¿Josh y tú están en eso?
-Efectivamente, al igual que Andy. Tú lo estabas hasta antes de perder la memoria -Izz suspiró audiblemente-. Cuando él te lo explique, no te niegues, por favor. Fuiste su sumisa por dos meses. -Estuvo en silencio un par de minutos-. A Andy lo conozco de toda la vida y nunca le había visto tan... feliz. Hasta que pasó eso. Sé que te resulta nuevo ahora, pero te sientes familiarizada con ello, lo veo en tus ojos cada vez que él habla.
-No lo sé -Izz cerró los ojos.
-Esto no puede explicarse al cien por ciento, debes practicarlo al menos una vez para entenderlo.
-Izz -Andy llamó desde la sala de estar.
-Pruébalo aunque sea una vez antes de tomar una decisión. Ahora cambia la cara y llévate esta copia contigo, léela estando sola.
Chelsea cubrió las impresiones encuadernadas con un abrigo y ambas salieron.
Ella abrazó a Josh mientras que Izz se detuvo unos segundos para observar a Andy. Él le sonrió y toda duda desapareció, su mirada le ofrecía protección. Izz se acercó y abrazó a... su señor.
No sabía de dónde había sacado ese pensamiento, pero él era su señor.
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Hojas en Blanco [Andy Biersack] Hot/romantica ©
FanfictionUn Dom experimentado y una sumisa novata obtienen una relación perfecta. ¿Qué pasaría si ella pierde la memoria? LIBRO ADAPTADO. Créditos a D.A Bueno como ya vieron esta novela la saque de la pagina de Facebook: https://www.facebook.com/Novelas-de...