#Capitulo 34 parte ll

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Vestido con la corbata y chaqueta, Andy salió encontrando a Léa y Nadège siendo reprendidas por Bleuenn.
-¿Dónde está Izz? -preguntó teniendo un mal presentimiento.
-Ya debería estar aquí, la dejamos vistiéndose -respondió Léa.
-¿Dónde?
-En la habitación del frente -Léa señaló la puerta de roble.
Avanzó con rapidez y abrió la puerta encontrándose con una imagen que nunca creyó ver; Izz estaba completamente vestida, arrodillada con la cabeza agachada y sus antebrazos tenían marcas rojas y algunas sangrantes por rasguños que se había provocado con sus propias uñas.
No le importó ensuciar el traje, la tomó en sus brazos y se sentó en el suelo, acunándola; le quitó el cabello del rostro y vio su mirada perdida, sus ojos anegados de lágrimas y su labio inferior temblando.
-Izz, mírame -le pidió, pero ella no movió ningún músculo-. ¡Mírame! -ordenó trayéndola de regreso.
-No existe nada, está vacío -susurró rompiendo a llorar.
-Lo que importa es el presente -le susurró apegándola a su pecho-, el presente y el futuro; el pasado no tiene valor.
-Cuando ya no me quieras, no tendré nada -ella se aferró a su camisa-, estaré sola.
No podía prometerle nada, solo la acunó y la meció.
-Mi se... -Nadège apareció y los miró.
-Déjalos solos -Bleuenn se la llevó cerrando la puerta, dándoles privacidad.
El tiempo fue irrelevante, quizá fueron minutos u horas, pero Izz poco a poco comenzó a salir del agujero negro donde había caído.
-Lo siento -susurró hipando-, no sé qué pasó.
-Será mejor regresar a casa -el rostro sin emociones de él le hizo estremecer su corazón.
-No, tú tienes eso con ella -Andy le sonrió y le besó la frente, trayéndole tranquilidad a su malogrado corazón.
-Es solo una entrevista, y ella lo sabrá comprender.
-Por favor, no lo dejes por mi culpa -suplicó.
-Está bien, pero querrán fotografías de los dos -el hizo gesto más dulce que había visto, derritiéndola. Él le tocó la nariz con la suya.
-Puedo manejarlo.
-¿Segura? -le asintió-. Déjame ayudarte con esa ropa.
Admirando las delicadas curvas de Izz, deslizó la camiseta hacia arriba, rozándole la piel con las manos, deteniéndose mucho más tiempo del necesario en los senos.
Una vez que estuvo sin camisa, Andy le besó el cuello y desabrochó el sujetador antes de acunarle los pechos en sus manos, masajeando las puntas con el pulgar.
-Hermosa -susurró pasando la punta de la lengua por cada pezón.
Sus manos recorrieron la tersa piel de su pequeña cintura hasta las caderas, donde con la yema de los dedos acarició hasta llegar al centro y desabotonó el pantalón, como si se tratase de un tesoro frágil; se tomó toda la tranquilidad y pausa, bajando el cierre y deslizando la tela por sus suaves y torneadas piernas. Depositó un suave beso sobre las bragas, percibiendo el dulce olor de su excitación. Levantó el rostro y la miró; ella le observaba con sus ojos brillando por una extraña luz que solo había visto una vez, y eso había sido antes de que perdiera la memoria, cuando le había confesado amarle.
La despojó de las bragas con la misma ternura y delicadeza al igual que lo hizo con el resto de la ropa; había algo en ella que lo llevaba a comportarse de una forma muy ajena a como lo había hecho con el resto; y más aún al ver la fragilidad uno minutos antes. Izz podría derrumbarse de un momento a otro, y si estuviera sola, no sabía qué sucedería en realidad.
La vistió con el costoso conjunto de lencería casi transparente y el liguero sujetando las medias que lo calentaban aún más.
Le dio un beso necesitado, mordiéndole el labio inferior; le puso encima una bata de seda y salió; inmediatamente Léa y Nadège entraron.
-Que le cubran el tatuaje -le dijo a Bleuenn, quien lo miraba pasmada-. ¿Qué?
-Creí que nunca vería esto, pero... ¡demonios! -La rubia exclamó levantando las manos al cielo- Ella te tiene agarrado de las bolas.
-Estás imaginando cosas.
-Solo lo diré una vez. Si no sabes cuidarla, ambos caerán hasta el fondo.
-¿Qué significa eso?
-Que si llegas a terminar con ella, será una verdadera mierda para los dos.
-Deja de mirar cosas donde no las hay. Necesito que esto camine rápido, tenemos el vuelo a las cinco de la tarde.
-Si no hubiera pasado lo que sea que pasó, ya estuviéramos terminando; por un instante creí que estaban follando allí adentro.
-No te metas en lo que no te llaman -ella sonrió.
-Solo digo lo que pienso.
-Guárdatelo.
***

Hojas en Blanco [Andy Biersack] Hot/romantica ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora