Andy despertó con un cuerpo cálido abrazándolo.
La noche había sido excelente, su cuerpo se sentía mejor luego de haber tenido a una mujer entre sus brazos -varias veces- luego de meses de abstinencia.
Miró hacia abajo y la manta de cabellos rojos le saludó desparramado sobre su pecho, provocándole cosquillas en la nariz cada vez que se levantaban algunos cabellos con su respiración. Se estiró cambiando de posición el brazo, e Izz se movió quedando tumbada bocarriba con la sabana cubriéndole desde la cintura hacia abajo, dejando sus hermosos y cremosos pechos al aire con esos tersos pezones sonrosados que le pedían ser saborearlos.
Pero era un nuevo día, y la noche soft había terminado, era tiempo de empezar a jugar.
Con una sonrisa y completamente excitado, se levantó y buscó en una de las maletas del closet donde aún permanecían algunos de sus juguetes, la encontró y sacó poniéndola en el suelo, con rapidez abrió la cremallera y extrajo lo que necesitaba.
La luz del sol empezaba a fastidiarle en los ojos, quería cubrirse y volver a dormir, así que en un acto inconsciente trató de mover el brazo y no pudo, ligeramente alterada abrió los ojos y miró sus manos encontrándose con la sorpresa de estar atada con cuerda azul.
-Es bueno verte despertar -siguió la dirección de la voz y vio a Andy arrodillado entre sus piernas atadas al igual que sus muñecas-. Bienvenida a mi mundo.
Él levantó la mano y ella siguió la dirección que tomó, viéndole meterla en un vaso con algunos cubos de hielo.
-Disfrútalo -le dijo con una sonrisa oscura en los labios.
Puso el hielo sobre su pezón derecho llevándose la boca el izquierdo, chupando y mordisqueando la punta, causándole una sombra de dolor y disfrute que le recorrieron por todo el cuerpo humedeciendo su centro; las sensaciones mezcladas confundían a su mente, por un lado el frío comenzaba a entumecerle con un dolor silencioso, mientras que el otro pezón estaba rodeado del dulce y húmedo calor por el que era azotado con una experimentada lengua que le rodeaba, jugando con la punta.
Sin poder evitar su reacción, se removió tirando de las ataduras; quería pedirle que se detuviese pero a la vez quería enredar los dedos en su cabello instándolo a continuar, que lo hiciera con más fuerza.
Él liberó el pezón de su boca con un sonoro chasquido de succión y esparció besos húmedos por la colina de su seno, rozándole con los labios.
Izz gimió y se agitó, el entumecimiento del hielo era doloroso, comenzaba a hacerse insoportable hasta las lágrimas. Andy levantó el rostro y le sonrió quitando el hielo de la punta de su piedrecilla entumecida, dejándolo resbalar alrededor de la aureola y a lo largo de su seno para luego llevar su boca al pezón, donde chupó y envió líneas de corriente alrededor de su pecho dirigiéndose al sur, enredándose en su vientre, haciendo que su ya mojado centro se inundará más de sus jugos mientras gemidos de pasión escapaban de su boca.
-¡Oh, Mi Señor! -casi gritó cuando lo sintió succionar con fuerza.
La expresión había salido sin siquiera pensarlo; había leído tantas formas de dirigirse al dominante, pero "Amo" no era su favorita, pero sí "Mi Señor". Y sabía que esa era la indicada.
Andy se irguió y le miró sonriente, le había gustado que empezara a actuar como debía. Volvió a tomar el cubito de hielo y lo sostuvo en alto dejando que gotitas de agua cayeran sobre su abdomen en un camino hacia su coño, donde se demoraría saboreándolo. Se detuvo en el ombligo haciendo un pequeño pozo y luego pasó la lengua por él, mordiendo la piel de su cintura.
Puso el hielo nuevamente en el vaso y con la lengua recorrió el camino que había marcado y mordió a medida que sus manos masajeaban los pechos rodando los pezones entre sus dedos, raspándolos con las uñas.
Izz se sentía extraña estando completamente expuesta a su merced, pero en sus adentros empezaba a gustarle. Una vez más tiró de las ataduras cuando él dejó caer una gota de agua fría entre sus labios inferiores, la reacción del frío sobre calor la tenían agonizando por el vacío que sentía, su vagina se contraía entorno al aire haciéndole anhelarlo más.
Sus deseos mentales fueron escuchados a medias cuando existió una intromisión fría entre sus pliegues; era uno de los dedos que había sostenido el cubo de hielo y ahora embestía en su interior calentando la piel que había lastimado el frío de su dedo.
Empezó a follarla haciendo que su cuerpo entrara en calor, moviendo las caderas para llegar a su encuentro, gimiendo con la respiración entrecortada del esfuerzo al estar restringida. El movimiento aumentó su potencia acompañado de la intromisión de un segundo dedo ensanchando sus paredes que empezaron a contraerse en torno a ellos. El calor empezaba a quemarla creando una burbuja de vacío en su interior rodeada de corriente danzando entre sí con miles de hilos eléctricos de muchos colores retorciéndose en torno a la burbuja, tirando de ella, empujándola hasta estar al borde del vacío con la lengua de Andy recorriendo su coño, chupando su clítoris, aumentando la fuerza de la danza que había en su vientre. Las cuerdas de sensaciones tiraron de sí hasta que se rompieron liberando la energía de la burbuja recorriéndole las venas, provocando que gritara su liberación, cerrando las manos en puños alrededor de las cuerdas, tirando de ellas mientras Su Señor se alimentaba de su interior.
Los espasmos empezaban a cesar cuando la penetró de una sola estocada. Andy atacó su boca en un fiero beso, enredando sus lenguas a medida que su polla se enterraba con fuerza y profundidad con movimientos rápidos, rayando la desesperación, empujándola al borde dos veces. Estando a punto de llegar al orgasmo, él reducía la velocidad enredando el eléctrico placer en su vientre, apretándolo.
Una vez más aumentó el ritmo de sus embestidas. No podría aguantar más, si Andy volvía a hacer eso, empezaría a llorar por desear su liberación. Él chupó la piel de su cuello extendiendo las ráfagas de calor vibrante que corrían a su intimidad.
-Vente conmigo -le dijo al oído antes de morderle el lóbulo.
Estaba al borde nuevamente y de pronto el placer se hizo trizas recorriéndola con espasmos, moviendo las caderas al ritmo de cada envestida, encontrándose con Andy a medio camino, haciendo que el sonido de sus carnes chocando reverberaran en la habitación que olía a sexo.
Lo sintió estremecerse y esperma caliente la llenó alargando el temblor de su vientre.
Los brazos de Andy se vencieron por la culminación, dejándole sentir su peso y el calor de su piel transpirada.
-Exquisito -Andy dijo tumbándose sobre su espalda-. Simplemente exquisito.
-Diferente -susurró Izz hablando consigo misma. Cerró los ojos y sonrió-. Exquisito -repitió las palabras de Su Señor.
-Nunca me equivoco -dijo victorioso.
Andy se sentó y empezó a desatar los nudos de los brazos y piernas de Izz, que ella creyó imposibles de aflojar. Para cuando estuvo libre se movió escondiendo el rostro en el pecho de él, acostado sobre su costado con la cabeza en su palma y el codo en el colchón.
-¿Qué sucede? -él le preguntó tirando suavemente de su cabello haciéndole salir de su escondite.
-Siento vergüenza... Yo nunca... -se mordió el labio inferior.
-Estás conmigo -la miró con ternura-, nunca debes sentir vergüenza de lo que hagamos o tu estado de desnudez -sus dedos le recorrieron la mejilla y los labios.
Le miró y él sonrió antes de besarle delicadamente.
-Izz -la llamó, empezaba a quedarse dormida nuevamente-. Izz.
-¿Sí, mi señor? -escucharla repetirlo era música para sus oídos. A pesar de ser la primera que le llamaba así, le gustaba.
-¿Por qué Izz? -habló acariciándole la mejilla con los nudillos.
-¿Por qué, qué? -lo miró frunciendo el entrecejo.
-¿Por qué tus padres te llamaron solo Izz? -ella se encogió de hombros.
-Mi madre no querían tener hijos por lo que prefirieron usar nombres cortos para no gastar su preciada voz llamándonos -una mueca de dolor se dibujó en sus tiernos y ahora inflamados labios.
-Cuéntame de tu familia -le pidió tratando de entender qué demonios le pasaba a esa gente en sus cabezas. Quería saber que era lo que causaba tristeza en ella.
-Mis padres siguen juntos y mi hermana murió.
-¿Cuántos años tenía tu hermana cuando murió?
-Veintiuno -le respondió con voz quebradiza.
-¿Dónde están tus padres ahora?
-En casa -la vio encogerse como si decirlo le doliese.
-¿Ellos saben que estás aquí? -ella negó con la cabeza.
-No les interesa.
La rodeó con los brazos besando el tope de su cabeza. No existía expresión adecuada para describir esa familia. Sus padres parecían ser una mierda.
Izz se aferró a él alimentando su corazón con ese abrazo, tenía meses sin tener uno. Se sentía culpable por no haberle dicho la verdad completa.
Sus padres estaban en su casa, sí; pero en New York.
En Seattle vivía sola en una casa que solo tenía las cosas en su habitación, el resto de ella estaba desamoblada. Incluso la cocina solo tenía algunas ollas, la estufa y la nevera.Arreglarla no tenía motivo, la casa que Kya había comprado para las dos ahora era muy grande y solitaria como para poder soportar estar fuera de su habitación.
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Hojas en Blanco [Andy Biersack] Hot/romantica ©
FanfictionUn Dom experimentado y una sumisa novata obtienen una relación perfecta. ¿Qué pasaría si ella pierde la memoria? LIBRO ADAPTADO. Créditos a D.A Bueno como ya vieron esta novela la saque de la pagina de Facebook: https://www.facebook.com/Novelas-de...