Uno: Hotel Fazeli

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—¡Georgiana! —la pequeña mujer morena giró sobre su eje para encontrar una cabellera rubia que se abría paso entre el montón de gente, su amiga Gabrielle Lowe le sonrió y le dio un beso en la mejilla antes de continuar con su rápida caminata hacia su trabajo. —Dios, no puedo creer que la calle esté tan llena de gente ¡Malditos turistas!

Verlas a ambas era extraño pues mientras su amiga era alta, rubia, ojos color miel, ella era color marrón claro, cabello crespo y labios grades. Georgiana soltó una carcajada limpia y negó con la cabeza hacia su amiga, demasiado expresiva para su gusto lo cual era grandioso porque ella misma era del tipo tranquila y callada —¿Qué esperabas trabajando en Londres? Es un centro turístico.

Londres es la capital de Inglaterra y del Reino Unido, y la mayor ciudad y área urbana de Gran Bretaña y de toda la Unión Europea, era un lugar con muchas nubes grises, turistas y autobuses rojos, un lindo lugar para visitar pero ciertamente una pesadilla cuando vas tarde a tu trabajo y hay miles de personas tomando su tiempo para las fotografías. Georgiana y Gabrielle trabajaban en el hotel Fazeli, uno de los más grandes e importantes hoteles de todo Londres sin embargo su trabajo no era tan importante como recepcionista, barista o chef, pero ser mucama también era una parte esencial del funcionamiento del hotel.

Ambas mujeres cruzaron la calle con prisa y saludaron a Alfred, el viejo, gordo y simpático portero que siempre trataba de coquetear con Gabrielle.

—¡Qué dicha verla ésta mañana señorita Lowe! —su amiga le sonrió y le dio dos golpecitos en la panza como si estuviera saludando a un cachorrito pero no se detuvo.

—Lo siento Alfie pero vamos tarde ¡Te veo luego! Vamos Gia —Georgiana la siguió al lado derecho donde estaba recepción y ambas pasaron por las puertas del personal saludado rápidamente a todos los demás trabajadores, ambas corrieron por el pasillo y firmaron sus entradas en seguridad, luego corrieron hasta los casilleros donde las demás mucamas ya estaban reunidas alrededor de la jefa, una mujer mayor con el cabello rojo artificial y muy mal intencionada.

—...Y tendremos visitantes muy importantes en la suite Presidencial, la suite Jade y la suite Royal, como saben no quiero ningún error y para ésta semana Georgiana, Gabrielle y Jackie se encargaran de las suites a ver si así empiezan a llegar más temprano y ser más responsables. Es todo ¡A trabajar, señoritas!

—¿Qué demonios pasa con la anciana? —refunfuño Jackie a penas la jefa salió de los vestidores, ella era una mujer pequeña de cabello oscuro y lindos ojos azules pero en el paquete también venia un carácter indomable y un pequeño monstruo de dos años llamado Theo que básicamente era toda su vida.

—Seguro la avena de ésta mañana no funcionó y anda estreñida —dijo Gabrielle y las tres rieron corriendo a sus casilleros para dejar los abrigos y otras pertenencias —Oye Jackie ¿Adivino que llegaste tarde por el atasco de la 23?

—En parte si —respondió Jackie desde el otro lado de la fila de casilleros, para ese punto las demás mujeres ya se habían puesto a hacer su trabajo y solo ella tres quedaban en los vestuarios —Theo se sentía algo mareado esta mañana y tuve que dejarlo corriendo con mi madre y luego venir para acá, ya saben, ser madre soltera es toda una aventura.

—Si —intervino Georgiana atando sus aburridos zapatos ortopédicos — Daniel estuvo vomitando toda la noche y amaneció con fiebre, tal vez sea un virus o algo así...

—Dios, ustedes son tan aburridas —se quejó Gabrielle cerrando su casillero —¿Quieren dejar de hablar de bebés y vómitos? Hablemos mejor de el culo de Channing Tatum en su nueva película.

—Eres un caso, Gabi —Georgiana sonrió y su amiga le guiñó un ojo, luego las tres caminaron hacia los utensilios de limpieza y subieron casi con pesar al último piso.

Limpiar las suites era un poco más difícil que limpiar los demás pisos ya que normalmente en éstas habitaciones solo se quedaba gente con mucho dinero y muchos amigos, a veces los visitaban desde estrellas de rock, actores famosos y hasta políticos importantes que hacían todo tipo de desastres y luego ellas tenían que limpiar las manchas de vómito, alcohol y otras cosas innombrables.

—Hola chicas —las tres se giraron a ver a Claire, una mujer regordeta de cabello zanahoria y demasiado dulce para su propio bien —La jefa ha enviado aquí también, hay demasiado trafico en la ciudad.

—Hola Claire —saludó Georgiana con una sonrisa —Bienvenida al club.

—Oigan chicas —intervino Jackie —Ya que somos cuatro pienso que cada una debe encargarse de una suite, yo me encargaré de la Jade, Gabi puede encargarse de la Royal, Claire en la suite Park y Gia en la suite presidencial.

—Bien —dijo Gabrielle sin mucho entusiasmo, Georgiana quiso protestar porque la presidencial era la más grande pero como era usual ella no lo haría así que con un suspiro de derrota tomó las cosas necesarias del armario de limpieza y arrastró los pies hacia la suite presidencial.

•••

Pasadas las cuatro de la tarde Gia recogió sus cosas y se escurrió entre el montón de gente en la avenida principal cerrando su abrigo con fuerza, tomó un autobús y veinte minutos más tarde estaba en la entrada de un horrible y viejo edificio del tamaño de una caja de cereal, no era el más bonito de los sitios ni tampoco el más seguro pero era lo más barato que ella había podido encontrar cerca del centro. Sacó sus llaves y la recibió el olor de comida recién hecha, parecía ser un buen día para su madre.

—Hola mamá —su madre era una mujer de cabello oscuro, piel pálida y una enorme y gran sonrisa en la cara, claro que las quimioterapias habían reducido su cabello hasta ser casi nada por lo que siempre llevaba un pañuelo de diferentes colores en la cabeza.

—Hola querida, hay un poco de sopa para ti ¿Como te fue?

—Agotador ¿Y Daniel? —ella se sentó en la pequeña mesa de madera para cuatro y su madre le puso un tazón de sopa enfrente y luego se sentó junto a ella.

—Se siente mejor, la fiebre cesó pero aún tiene malestar, lo dejé viendo televisión en su habitación —ellas continuaron hablando un rato sobre como había estado su día, su madre le dijo que había pagado las cuentas y comprado un poco de alimentos lo cual era una cosa menos de qué preocuparse. Así eran sus días, recoger el desastre de personas con dinero, luego volver a casa contando cada pequeña moneda en su bolsillo para asegurar la salud de su madre y la educación de su hermano menor.

—Iré a descansar un poco, gracias por la cena mamá —ella caminó hasta la habitación de su hermano y lo encontró acurrucado en la cama viendo uno de sus shows favoritos, ella se acercó a la vieja y pequeña cama y se sentó en el borde, los ojos azules de su hermano se posaron en ella y una sonrisa instantánea creció la cara de ambos.

—¿Como te sientes? —ella hizo señas con las manos para que él pudiera entenderla y luego sonrió y le indicó que mucho mejor —¿Donde está mi beso de bienvenida? —Él se levantó y le dio un beso en la mejilla y luego un abrazo.

—¿Como fue tú día? —preguntó moviendo sus pequeñas manos y ella se quitó los zapatos para acostarse con él.

—Cansado, tengo mucho sueño —su hermano la miró por un segundo y luego le acarició el cabello con ternura.

—Duerme, yo te cuido.

•••
Bienvenidas a todas a ésta nueva historia entre Georgiana y Zahid! Estoy muy feliz de haber iniciado finalmente, es un poco diferente la historia pues quise probar algo nuevo y diferente, sobre todo con la deficiencia auditiva del hermano y l enfermedad de la madre ¡En el próximo capítulo conoceremos a Zahid! Gracias por leerme :)

Junto a ti {REESCRIBIENDO}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora