Junto a ti {REESCRIBIENDO}

Treinta y dos; Escape

—Cariño tienes que comer algo —Daniel negó con la cabeza y le dio una mirada enojada — ¿Por favor? —pero solo volvió a negar, Georgiana suspiro alejándose de él. Ambos estaban de vuelta en el apartamento, después de la cena Zahid la había llevado hasta la casa de Gabrielle como prometió y luego simplemente se negó a dejarlos a ambos ahí cuando el tenia un auto que fácilmente los podía dejar en casa.

—No tienes que hacerlo —murmuro ella, no tenía idea de cómo podía sentirse apenada y suave y cálida al mismo tiempo. Zahid la miro y luego a Daniel que tomaba su mano y estaba medio escondido detrás de su pierna.

—Hola amigo —él se agacho para quedar a la par de Daniel y le sonrió — ¿Qué me dices si convencemos a tu hermana para ir por algunas golosinas?

Inmediatamente Daniel se alejo lo suficiente para mirarla a ella y asentir frenéticamente.

—Eres un tramposo —dijo ella empujando a Zahid a penas se levanto, él solo le sonrió. Gia escucho la risa de Gabrielle detrás de ellos y de inmediato sintió las mejillas rojas.

—Me agrada, señor Fazeli —dijo su amiga, Zahid le sonrió de una forma más moderada.

—Solo Zahid, por favor —Gabrielle sonrió y luego miro a Georgiana.

—Cuídense y llámame cuando llegues a casa —luego ella simplemente se dio la vuelta para entrar a su casa tarareando una canción.

Zahid los llevo a una tienda de dulces donde siempre llevaba a sus hijos, Daniel escogió algunas gomitas y unos chocolates, Zahid al ver que llevaba tan pocas cosas tomo una bolsa y empezó a llenarla con todo lo que veía, Gia protesto pero él solo le dijo que ella podía regular todo el azúcar del niño así que no habría problema sin embargo estuvieron discutiendo como una pareja de casados todo el tiempo que estuvieron ahí.

Y ahora Daniel solo quería comer dulces hasta reventar.

Zahid incluso los llevó a un restaurante de esos ruidosos llenos de niños corriendo por todas partes, Georgiana sonrió al verlo todo elegante con su suéter de cachemir y su cabello perfectamente peinado.

—Te diré algo —dijo ella poniéndose frente a Daniel para que la viera hacer señas —Si no comes no hay dulces y no verás a Sam hoy.

Daniel empezó a comer a regañadientes y por primera vez en su vida Georgiana sintió que hablaba como su madre, fue un sentimiento agridulce. Daniel termino el resto de su comida y ella le dio las gracias antes de dejarlo ir a jugar al parque del local.

—Gracias por invitarnos, aprecio el esfuerzo aunque difícilmente dudo que sea tu ambiente —Zahid sonrió y se acomodó en los asientos como si fuera el rey del lugar.

—Bueno, admito que nunca había venido a un lugar de estos y ha sido toda una experiencia —ambos rieron y la mirada de Gia se trasladó un segundo a Daniel, Zahid lo notó —es un gran chico, terriblemente inteligente para su edad.

—Si, lo es —ella sonrió con tristeza y Zahid adivinando sus pensamientos tomó su mano tratando de reconfortarla —Eres más empático de lo que crees

—Solo contigo —dijo mirándola fijamente, Gia sintió todo dentro de sí moverse violentamente en respuesta.

Poco después la hora de la comida feliz había terminado y Zahid los llevó a casa, Gia inmediatamente lo mandó al baño mientras ella ponía algo de orden en medio de todo el caos.

Una hora después le llego un mensaje de Travis anunciando que estaban abajo, un minuto después sonó la puerta y Georgiana abrió para toparse con un angelito de cabello rubio y ojos verdes que le dio un abrazo y siguió corriendo para buscar a Daniel. Una figura alta apareció en la puerta y Gia empezó a sentirse incomoda porque la última vez que se habían visto solo se gritaron cosas hirientes en la cara. Travis era uno de los tipos más a atractivos que ella conocía, tenía esa enorme complexión y ese porte de hombre rudo que hacía que todos tus instintos de peligro se activaran sin embargo, veías esos ojos cafés tan dulces y simplemente querías ser la mujer receptora de todas sus miradas. Ella lo era y aun así cada vez que le daba una de sus miradas dulces la desarmaba.