Diecisiete: Ancla.

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Su madre no se sorprendió al verla llegar tan tarde ya que le había enviado un mensaje, lo que si la sorprendió fue ver a Travis ayudarla a cargar a Daniel mientras un hiperactivo Sam aún seguía despierto y muy sonriente.

—No esperaba verlo de nuevo por aquí —dijo ella después de que ambos se despidieran, Georgiana se imaginaba por donde venia ese comentario así que se dedicó a cambiarse de ropa pero su madre la siguió.

—Sam y Daniel son amigos, mamá —ella rodó los ojos al ver la sonrisita de su madre.

—¿Y tú no eres amiga del padre de Sam?

—Pues si —pero al ver la cara de picardía de su madre se retractó —Mamá! —se quejó como una adolescente a la que molestan.

—¡Oh, vamos! Solo digo que es un hombre atractivo y tú una hermosa mujer... Harían hermosos nietecitos para mi —Georgiana abrió la boca formando una perfecta O, no podía creer lo que estaba escuchando ¡su madre no podía haber dicho algo tan descarado! Pero mientras ella salía de su asombro su madre soltó una pequeña risa y se escabulló a su habitación dejándola idiotizada mirando la pared.

•~•~•~•~•~•~•

Un par de días después la llamada que estaba esperando finalmente llegó ¡Al fin tenía trabajo! Bueno, no exactamente pero estaba a prueba por una semana para ser la nueva asistente de un tipo gordo de los negocios.

No es que se quejara, después de todo era un paso más allá de limpiar los baños de un hotel lujoso o servir tragos a idiotas con dinero, además la paga era tan buena que cubría lo que sus dos trabajos a veces no podían por lo que el mismo día que recibió la llamada fue al club y renunció, le dieron su última paga que solo sirvió para comprar un par de zapatos de tacón decentes para su nuevo trabajo.

—Vaya, vaya, vaya ¡miren quién se ha olvidado de sus amigos! —Georgiana se dio la vuelta y encontró a Gabrielle sonriendo con un par de bolsas en las manos, ambas se abrazaron e intercambiaron cumplidos como: "¡Te ves genial!" "¿Te cortaste el cabello? ¡Se ve increíble! " "¡Te ves más delgada!", etc.

—¿Cómo va todo en el hotel? —Gabrielle bufo y rodó los ojos como si le molestara el comentario.

—No lo sé, renuncie —Georgiana abrió mucho los ojos con sorpresa y Gabrielle solo soltó una risita tonta —Vamos por un trago, tenemos mucho de qué hablar.

Ambas caminaron a través de las calles de Londres hasta dar un bar de esos con precios súper elevados donde las mujeres ricas iban a comer ensaladas sin nada más que cuatro pedazos de lechuga, beber vino costoso y presumir sus nuevos bolsos de piel importados. Georgiana no tenia idea de qué hacían ahí sobretodo porque ella no estaba vestida para la ocasión al menos que un pantalón ajustado negro y un suéter blanco encajaran ahí (lo cual dudaba seriamente)

—¿Qué en nombre del cielo estamos haciendo aquí? Tú misma sabes que no nos podemos costear éste lugar —dijo Georgiana cuando ambas fueron ubicadas en una mesa junto a la ventana un poco más alejadas de las miradas prejuiciosas de las mujeres ricas. Gabrielle sonrió y sacó su teléfono tecleando un par de veces y luego se lo tendió a ella, en la pantalla se veía la foto de un hombre, tal vez a finales de sus treinta pero bien conservado de cabello oscuro y ojos claros, probablemente azules.

—Es mi novio —explicó Gabrielle, un camarero llegó para tomarles la orden pero antes de que Georgiana pudiera protestar su amiga pidió dos martinis con aceitunas y luego el camarero desapareció. —Lo conocí en el hotel, por supuesto él era huésped y estaba prohibido todo tipo de relación, decía que solo iba al hotel a pedir la misma suite para verme ¿No es increíble? Lo estuve evadiendo por un mes y medio pero al final después que renunciaste no tenía por qué quedarme ahí si un hombre como él estaba dispuesto a darme la luna.

Junto a ti {REESCRIBIENDO}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora