Dos: Una aventura

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Georgiana despertó gracias a la alarma de su celular, eran las ocho de la noche y si no se daba prisa llegaría tarde a su segundo empleo. Si, la vida no era fácil cuando no tenias estudios y bocas que alimentar así que ella se vio obligada a limitar sus horas de sueño y vida social para conseguir suficiente dinero como para alimentarlos a los tres y velar por la salud de su madre. Georgiana se dio una ducha rápida y trató de domar su melena de león y recogerla en un pequeño moño sobre su cabeza, luego se puso unos pantalones oscuros que se pegaban a sus piernas y una camisa negra de botones, el uniforme de su trabajo. No tenia tiempo para maquillarse o peinarse de una mejor manera pero se detuvo de golpe en el pasillo al ver la escena que se desarrollaba ante ella:

Su madre estaba sentada con Daniel en la mesa ayudándole con su tarea y ocasionalmente explicándole algo en lenguaje de señas, eso hizo que su corazón saltara un poco. Dani era un niño maravilloso, producto del segundo matrimonio fallido de su madre pero una bendición en la vida de Gia, el pequeño había nacido con una discapacidad auditiva y ellas trataban de que eso no fuera una imposición en su vida, Daniel solo tenia cuatro años y estaba en preescolar, trataba de adaptarse a su entorno y Georgiana daba gracias a dios porque encontró una escuela para niños discapacitados.

—Ya me voy —anunció ella entrando en la sala, Daniel la saludó con la mano y le dio un beso en la mejilla, ella le devolvió el beso y alboroto su cabello —Pórtate bien— el pequeño angelito asintió y sonrió, Georgiana se quedó un momento admirando los ojos azules y el cabello rubio de su hermanito que algún día lo harían un hombre irresistible.

—Ya me voy —anunció ella entrando en la sala, Daniel la saludó con la mano y le dio un beso en la mejilla, ella le devolvió el beso y alboroto su cabello —Pórtate bien— el pequeño angelito asintió y sonrió, Georgiana se quedó un momento admirando ...

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—Cuidate cariño —dijo su madre y ella le sonrió un poco.

—¿Estarán bien ustedes dos?

—No debes preocuparte por nosotros, estaremos coloreando y bebiendo jugo de limón —Georgiana soltó una carcajada y salió del apartamento poniéndose su abrigo en el proceso, el aire frío de Londres golpeó su cara y ella se estremeció un poco y corrió a la parada de autobuses. Se sentía cansada y tensa pues su vida se basaba en mala alimentación, falta de sueño y malos tratos de gente que se creía superior a ella.

—Hola Gia —ella sonrió al llegar al club donde trabajaba, Travis Clark era el gorila a cargo de la puerta principal, media metro noventa, tenía una musculatura intimidante y muchos tatuajes en los brazos, también era ridículamente atractivo y siempre era encantador con ella.

—Hola Trav ¿Como estás? —él sonrió al verla y le sostuvo la puerta de inmediato.

—Yo estoy bien ¿Que tal tú, preciosa?

—Tan bien como se puede —ella le lanzó un guiño y entró en el local. Era un sitio agradable, no era como un bar de mala muerte, era más como un Lounge and Bar, un lugar más moderno donde principalmente era un bar pero en el segundo piso era un restaurante de comida gourmet.

Georgiana se dirigió detrás de la barra y se puso el delantal que siempre guardaba por ahí y su turno comenzó. La vida nocturna en Londres era bastante movida, las personas jóvenes por lo general iban después de las nueve por una comida tarde y un par de copas para conversar con sus amigos y fumar muchos cigarrillos, también había una pequeña pista de baile para los que no eran tímidos. Las horas pasaron y la gente dejó de pedir comida así que Georgiana se trasladó a la barra lista para ir a casa y dormir todo lo que pudiera pero entonces vio a Gabrielle sentada del otro lado de la barra y parecía tener un plan para embriagarse e irse con el chico que estaba sentado a su lado.

Junto a ti {REESCRIBIENDO}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora