Veinte: Nada ahí.

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Georgiana despertó sintiéndose satisfecha y caliente, abrió los ojos y vio el brazo de Travis aún atrapando su cintura y sintió su respiración rozando levemente su cuello. Lo que le sorprendió de todo esto era el despertar con él, sentirlo de esa forma sin miedo a que alguien los viera o los escuchara.

No pienses esas cosas.

Ella trató de moverse para estar cara a cara con él pero fracasó tratando de no despertarlo, Travis la miraba con una sonrisa adormilada que ella imitó sin darse cuenta, él la acercó más y metió la nariz en su cuello haciéndola reír.

—Me haces cosquillas —se quejó ella pero él no paró —¡Travis!

—Oh, buenos días, no te había visto ahí —ella soltó una risa y él besó toda su cara haciéndola reír aún más —Eres tan hermosa.

—Basta, no seas mentiroso —ella no pudo evitar sonreirle una vez más —estoy segura que mi cabello es como un enorme diente de león.

—Yo diría que es más como un enorme y esponjado algodón —ella soltó una carcajada y rápidamente se tapó la boca con la mano avergonzada pero en los ojos de Travis solo había calidez y otras emociones que ella se negó a reconocer. Algo incómoda ahora se retorció para hacer una caminata al baño pero él no la dejó ir —¿A dónde vas?

—Al baño, tengo que hacer pis —él soltó otra risa pero la dejo ir sin protestar, se acomodó en la cama cruzando los brazos detrás de su cabeza y viéndose realmente satisfecho, ella se levantó y caminó completamente desnuda hacia la puerta del baño luego se dio la vuelta y le dio una mirada traviesa —¿Disfrutando de la vista?

—De hecho si, y mucho ¿quisieras dar una vueltecita para mi? —ella se rió y se metió al baño sin hacer lo que él había pedido, agradeció a su madre por inculcarle la costumbre de siempre llevar un cepillo de dientes en su bolso, miró la hora y supo que si quería llegar a tiempo al trabajo tendría que correr y para su desgracia ir con la misma ropa de la noche anterior (gracias a dios que nadie de su oficina la había visto con ese vestido). Todos los pensamientos de su cabeza se esfumaron cuando sintió las manos de Travis en su cintura y entonces él se encargó de que no pensara en nada más.

Travis se ofreció a llevarla pero ella tuvo que pedirle que pasaran primero por algo de cafeína a una cafetería cercana, ambos miraron el letrero en la calle, se miraron a los ojos y sonrieron ampliamente sabiendo que cualquiera que los mirara con atención sabría que detrás de sus sonrisas había un secreto muy bien guardado y muy bien disfrutado.

"Está bien dormir juntos en la primera cita" decía el cartel, vaya ironía.



—Pareces muy feliz —dijo Sarah, la pelirroja mandona que prácticamente era su entrenadora o algo como eso. Georgiana le dio una sonrisa perezosa mientras aún podía sentir los labios de Travis sobre los de ella, Sarah tomó un montón de papeles y la mandó a la sala de fotocopias. Aunque basta decir que nunca llego.

Zahid caminaba por el lugar como si fuera el dueño (probablemente lo era), se le notaba más feliz mientras saludaba a las chicas que se quedaban embobadas mirándolo en medio pasillo. Parecía completamente cómodo con la atención, como si estuviera acostumbrado a ella (probablemente lo estaba).

—Georgiana —ella se paralizo al instante, de verdad no esperaba que la llamara. Zahid tuvo que notar su falta de respuesta porque se aclaró la garganta y se pasó una mano por el cabello —¿Puedo hablar contigo un minuto?

—Tengo trabajo que hacer —dijo inmediatamente tratando de evadir la situación, ella miró alrededor y como esperaba, todas esas bobas estaban mirándola acusadoramente, como si supieran que había algo entre ellos dos.

Junto a ti {REESCRIBIENDO}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora