I LA AGONÍA, parte4.

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»Yo con la mamá no quería insistir con lo de la

mano, para que no maltratara más al niño. Y por

supuesto, yo no lo forzaba en sus tareas. Ella me

preguntaba si él trabajaba y yo le decía que sí. La

verdad es que lo había dejado jugando.

»A nosotras nos habían contado que su mamá

vivía con una señora, le preguntábamos a Dayan y

no decía nada. Seguro lo amenazaban: "no le digas

nada a tu maestra, porque vas a ver lo que te va a

pasar". Y yo no quería que dejara de venir a la

escuela. Aquí era donde él se distraía, donde tenía

sus ratos de felicidad. ¡Y pensar que la mamá

lloraba y lloraba! A moco suelto. Siempre la vi

falsa.

»Cuando me vino con el cuento de la

convulsión, pensé: pero ésta cree que yo soy gafa.

"Sí maestra, convulsiona y se pone todo morado".

Y resulta que era un golpe que tenía en la cara.

»Al sacarlo del colegio, la mamá aseguró que

lo iba a llevar donde la abuela. Yo no lo quería

retirar. Le exigía los papeles. Atrasé al máximo el

proceso, pero no podía evitar la carta de retiro.

Era su mamá. En la carta constaba que no había

culminado el año escolar. "Mi mamá lo va a

cuidar allá y aquí yo tengo que trabajar", fue su

despedida. Nunca trajo la constancia del colegio

donde lo había inscrito».

El comisario se sentía desgarrado. Él, experto

en preguntar, se había encontrado sin palabras.

Rossany continuó:

—¿Quiere ver los libros de Dayan?

Arias apenas asintió. La maestra, como

teniendo en sus manos un tesoro, primero le mostró

una foto del niño; a él le pareció el ser más

angelical del mundo. Estaba sonreído. En uno de

sus cachetes destacaba un morado. «Esta es una de

las pocas veces que sonrió estando solo». Más

luego, Rossany con solemnidad, abrió el libro de

asistencias. Ya en noviembre de 2011, casi nunca

acudió. Tres, cuatro veces. Las inasistencias eran

muchísimas, con la señal de que nadie explicó la

razón.

Rossany abrió su cuaderno de evaluación:

«Dayan José. Informe del Segundo nivel:

Formación personal y social: El niño valora

el lenguaje como medio de establecer relaciones

con los demás, con 4 años y 8 meses. Requiere de

El grito ignorado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora