III ¿POR QUE?, parte12.

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Sí. Evidentemente, más allá de cualquier otra

explicación. ¿Todos somos así? No. La mayoría

tiene capacidad de ser empática con otra gente. Ya

por ahí, no todos somos igualmente responsables.

Pero huyendo de ese extremo, no caigamos en el

otro de pensar que eso no tiene nada que ver con

nosotros, ni que tampoco tiene nada que decirnos.

No. Se está repitiendo con mucha frecuencia. El

fenómeno de maltrato infantil, de la violencia

familiar, el número de homicidios, la saña de los

homicidios, no solo matar a alguien, si no

descargar una cacerina completa, solamente por el

placer de hacerlo con el convencimiento de que no

voy a ser castigado. Eso nos tiene que cuestionar

como sociedad. Y no puedo decir, «ese es un

problema de las autoridades, o de los curas o de

los políticos». Porque se trata de mi familia. Si yo

me siento parte del país, es un problema mío.

Creo que la postura correcta es: el caso de

Dayan qué me dice, qué me cuestiona como

sociedad. Qué hay que revisar. Por qué está

ocurriendo. Qué puedo hacer desde mi metro

cuadrado de influencia, para evitar que se repita.

Qué cosas tenemos que empezar a cambiar. Esa es

la postura correcta, sin caer en los extremismos.

La explosión de Guanare, con rostros

consternados, es una ¿exculpación? El problema

con las conductas de masa es que una cosa es la

masa y otra los individuos que la conforman.

Varias teorías tratan de explicarlo. Desde la

famosa hipótesis del doctor Le Bon en el siglo XIX

(psicólogo social francés), que planteaba que la

gente sufre un proceso de desindividualización

cuando se incorpora a una masa.

Hoy en día la Psicología no explica el asunto,

tal como lo refiere Le Bon. Él decía que la gente

deja de ser quien es. Que se transforma en una

cosa, cualitativamente distinta. Y eso no ha

encontrado respaldo empírico en las

investigaciones, al menos, no planteado de esa

forma. Lo que sí es cierto es que la masa permite

el anonimato, cierta relajación en los controles de

conducta. Por ejemplo, cualquiera incapaz de

insultar a alguien, en el anonimato de un estadio se

atreve hasta a lanzarle objetos a un árbitro. Porque

en ese momento no es un individuo, es una ficha

El grito ignorado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora