Sí. Evidentemente, más allá de cualquier otra
explicación. ¿Todos somos así? No. La mayoría
tiene capacidad de ser empática con otra gente. Ya
por ahí, no todos somos igualmente responsables.
Pero huyendo de ese extremo, no caigamos en el
otro de pensar que eso no tiene nada que ver con
nosotros, ni que tampoco tiene nada que decirnos.
No. Se está repitiendo con mucha frecuencia. El
fenómeno de maltrato infantil, de la violencia
familiar, el número de homicidios, la saña de los
homicidios, no solo matar a alguien, si no
descargar una cacerina completa, solamente por el
placer de hacerlo con el convencimiento de que no
voy a ser castigado. Eso nos tiene que cuestionar
como sociedad. Y no puedo decir, «ese es un
problema de las autoridades, o de los curas o de
los políticos». Porque se trata de mi familia. Si yo
me siento parte del país, es un problema mío.
Creo que la postura correcta es: el caso de
Dayan qué me dice, qué me cuestiona como
sociedad. Qué hay que revisar. Por qué está
ocurriendo. Qué puedo hacer desde mi metro
cuadrado de influencia, para evitar que se repita.
Qué cosas tenemos que empezar a cambiar. Esa es
la postura correcta, sin caer en los extremismos.
La explosión de Guanare, con rostros
consternados, es una ¿exculpación? El problema
con las conductas de masa es que una cosa es la
masa y otra los individuos que la conforman.
Varias teorías tratan de explicarlo. Desde la
famosa hipótesis del doctor Le Bon en el siglo XIX
(psicólogo social francés), que planteaba que la
gente sufre un proceso de desindividualización
cuando se incorpora a una masa.
Hoy en día la Psicología no explica el asunto,
tal como lo refiere Le Bon. Él decía que la gente
deja de ser quien es. Que se transforma en una
cosa, cualitativamente distinta. Y eso no ha
encontrado respaldo empírico en las
investigaciones, al menos, no planteado de esa
forma. Lo que sí es cierto es que la masa permite
el anonimato, cierta relajación en los controles de
conducta. Por ejemplo, cualquiera incapaz de
insultar a alguien, en el anonimato de un estadio se
atreve hasta a lanzarle objetos a un árbitro. Porque
en ese momento no es un individuo, es una ficha