"Y estoy lejos de lograr el sueño de estar en la cima. No es que hayas pintado un mundo en mi cabeza, hay tantas cosas que no son de los colores que he podido ver.
Pero la vida no es lo que parece."
La mesa se encontraba rota delante de él. Los cientos de pedazos de lo que antes había sido un enorme cristal, ahora se encontraban esparcidos por el suelo como señal de todo lo que había ocurrido, señal de que la habían perdido. No quería arreglar el desastre, era como un recordatorio de cómo habían fallado, y que tan equivocados estaban.
Steve pasaba una mano por su rostro con frustración, sabiendo que en gran parte todo aquello había sido su culpa. Debió haber sabido que aquello podía ocurrir, que debía haber seguido lo que Natasha había dicho, o al menos hablar lo suficiente con Lea como para evitar llegar a ellas circunstancias. Pero lo único que había logrado era asustar a la muchacha lo suficiente como para desear huir.
La mujer permanecía en gran parte para él como un misterio, una mujer que desconocía su mundo y que lo desconocía a él. Y para Steve era lo mismo, no la conocía, y el mundo en el que ella vivía era algo totalmente fuera de cualquier explicación. Su mente quería comprender, saber todo lo que acontecía allí, todo lo que rodeaba a Lea, todo aquello que podía explicarle el porqué ocurrió lo que ocurrió, pero no podía acceder a las respuestas.
Natasha había salido corriendo de la habitación ni bien pudo reaccionar, seguida de Tony y Rodhey quienes rápidamente fueron en búsqueda de sus trajes. Pero Steve todavía no se había podido mover de su lugar, como si aún no fuera consciente de la escena que había pasado frente a sus mismos ojos azules. Estaba estático en el mismo lugar, como si realmente no pudiera hacer nada.
Sam se acercó hacia él poco después, su rostro aún entre sorprendido y alarmado. Lo miró unos segundos y luego dirigió su vista hacia el suelo, a los miles de pedazo que se esparcian como gotas de agua.
—No es tu culpa Steve —susurró con calma. Notaba fácilmente la tensión en los hombros del rubio y quería intentar calmarlo, aunque sabía que era complicado.
—Lo es —respondió seguro de sus palabras.
—No —negó con la cabeza intentando hacer entrar en razón a Steve—, fue de todos, creímos que podíamos contener una fuerza mayor a nosotros y no fue así —se cruzó de brazos en una postura rígida.
—Tenemos que buscarla, tenemos que ponerla a salvo. Cualquiera en este mundo la podría llegar a querer para algo.
—Ese es el problema ahora, Capitán. Podría estar en cualquier parte del mundo, o del Universo, si es que puede volver allí arriba —Sam señaló hacia el techo intentando hacer entender al rubio. Él ladeó la cabeza analizando la idea.
—O quizás podría estar cerca, Sam, no lo sabemos, tenemos que encontrarla.— golpeó levemente el hombro de su amigo, comenzando a caminar fuera del lugar con pasos seguros. No había quedado nada del Steve que no podía reaccionar al escape de Lea, ahora parecía estar listo para la pelea.
Sam lo siguió rápidamente, mientras él caminaba por el pasillo hasta el enorme ascensor. Se sentía más animado de ver a su amigo así, pero no podía evitar cierto nerviosismo de tan solo pensar que se estaban adentrando aún más en algo que desconocían por completo. Ya dentro, presionó el botón que los enviaba al piso donde estaban sus trajes, porque no podrían enfrentarse a todo aquello sin protección.
Ingresó a la habitación, deteniéndose ante su traje de Capitán América, observándolo con atención. Sabía lo que significaba el traje, el emblema que se ocultaba tras su escudo. Sabía que dentro de aquella tela él se sentía invencible y dispuesto a todo, y en aquel momento, era lo que mas necesitaba.
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Daughter Of The Ashes. [Steve Rogers]
Fanfiction«Vivió eternamente en la infinidad del Universo, pero ahora será enviada a las cenizas de un mundo consumido por la guerra.» [1.Daughter Of The Ashes » Terminada] [En Edición.] [2.Daughter Of The War » Terminada] [3.Daughter Of The Death » Terminad...