"Huesos fríos, si, ese es mi amor.
Ella se esconde lejos, como un fantasma.
¿Acaso ella sabe que sangramos lo mismo?Tengo miedo, oh, en mi sangre
De que ella fuera llevada al cielo, allá en lo altoAcaso ella huyó? Acaso ella huyó? No necesito saberlo
Si ella corrió lejos, si ella corrió, vuelve a casa.Sólo vuelve a casa."
Wanda Maximoff acomodó la campera roja que llevaba sobre sus hombros. Con nerviosismo observó a Pietro a su lado y sonrió levemente. Él la abrazó para luego besar su frente con delicadeza.
Seguramente él se daba cuenta como se encontraba, estaba segura de que podía notarse sobre ella, nunca había sido buena ocultando lo que sentía ante su hermano. Pero en aquel momento no podía evitarlo, era un sentimiento que se apegaba a su cuerpo y no la quería dejar. Con sólo unos segundos de mirarlo a los ojos también pudo notarlo en sus ojos azules, en lo más profundo de él. El miedo de volver a salir para defender a la tierra, el miedo de volver a caer sin vuelta atrás.
Se dejó abrazar por él, permitiéndose relajarse por unos minutos, intentando pensar que aquel momento sería para siempre, y que ninguno de los dos volvería a estar en peligro nunca más. Los latidos de su corazón eran lentos a pesar del miedo que sentía, y eso de alguna manera relajaba a la muchacha.
Podía ver a Falcon terminando de acomodarse delante de ellos, sus alas sobre su espalda, esperando a ser desplegadas. Tenía un arma entre sus manos, recargandola y revisándola como si pudiera encontrar alguna falla a pesar de haberla visto unas cuantas veces.
Por un momento quiso golpearlo, alejarlo de su vista. Verlo era volver a la realidad, de que su hermano volvería a alejarse de ella y volvería a estar en peligro, pero Sam no tenía la culpa de tener que prepararse para la batalla.
Desvió su vista hacia Visión, sentado del otro lado del quinjet, él los estaba observando a los dos, pero al darse cuenta como Wanda ahora lo miraba, se levantó y caminó hasta la cabina.
Cerró sus ojos, intentando dejar de lado todos los sonidos a su alrededor y centrándose en los brazos de su hermano. Era cálido y relajante, e incluso le traía recuerdos de cuando eran más pequeños y se debían cuidar los entre ellos.
—Estamos llegando, es mejor que se preparen para descender— escuchó la voz de Sharon a través de los parlantes —. Esto va a ser mucho peor de lo que imaginamos.
Presionó el brazo de su hermano contra ella antes de abrir los ojos luego de escuchar las palabras de la rubia. La tensión había vuelto a su cuerpo repentinamente y un nudo se formó en su garganta al alejarse de los brazos de su hermano y mirarlo a los ojos. Ésta vez lo protegería, nada debía pasarle.
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Steve Rogers pisaba el acelerador con desesperación. Los hombres de Hydra tenían a Lea enfrente de la máquina, y todo ello todavía se encontraba a varias calles.
Natasha a su lado terminaba de recargar el arma, aunque se le complicaba por la velocidad a la que Steve giraba, era hasta cómico ver a la pelirroja con su cara de concentración fallando al intentar colocar el cargador, pero cuando ella lo miró con una expresión seria, Steve supo que no debía reírse de ella, ni mucho menos.
Poco a poco, ante ellos, comenzó a tomar forma la enorme máquina, y Lea delante de ella. Su cuerpo convulsionaba fuertemente, pero aún así lograba mantenerse de pie por las esposas que la sostenían. La desesperación inundó el cuerpo de Steve Rogers como nunca en su vida, aquella imagen sólo lograba herirlo.
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Daughter Of The Ashes. [Steve Rogers]
Fanfiction«Vivió eternamente en la infinidad del Universo, pero ahora será enviada a las cenizas de un mundo consumido por la guerra.» [1.Daughter Of The Ashes » Terminada] [En Edición.] [2.Daughter Of The War » Terminada] [3.Daughter Of The Death » Terminad...