Daughter Of The Ashes. [Steve Rogers]

15. Por ella.

"Estaba escapando lejos,
¿escaparé del mundo algún día?
Nadie lo sabe, nadie lo sabe
Y estaba bailando en la lluvia, me sentí viva y no me puedo quejar.
Pero ahora llevame a casa, llevame a casa a donde pertenezco.
No puedo soportarlo mas."

—Estamos metiéndonos con algo más grande que nosotros, y pretendemos poder controlarlo, pero es sólo cuestión de tiempo antes de que se nos escape de las manos.

Steve levantó la vista de la mesa de cristal, para centrarla en Sam al otro lado de la habitación, de brazos cruzados. Su postura era relajada, pero una pequeña arruga entre las cejas denotaba la incomodidad en sus palabras. Lo que acababa de decir había quedado zumbando en su cabeza como si hubiera cambiado algo dentro de su mente. Pero era exactamente lo que él estaba pensando.

La reunión —a pesar de que le costaba admitirlo— estaba yendo casi como la había imaginado. No todos estaban de acuerdo con la presencia de Lea en la Central, y absolutamente nadie sabía con exactitud qué hacer a continuación. Era un debate tanto ético como racional: había una obviedad implícita en lo que ellos mismos representaban, eran héroes destinados a proteger la Tierra sin importar nada más. A su vez, Lea ahora era una humana que desconocía casi por completo donde se encontraba, no representaba un peligro real para ella misma o para otro y que tenía la posibilidad de habitar aquel planeta como cualquier ser humano. Pero era su mera presencia la que despertaba los problemas, porque, siendo el ser que era, cualquiera podría estar interesado en llegar a ella. Quizá para obtener respuestas, quizá para conseguir venganza, no importaba realmente, ya que de igual forma podría ser perjudicial, principalmente para ella.

—¿Cuántos peligros podría significar ella para nosotros? Hay miles de posibilidades —Natasha inquirió mirando a Sam con detenimiento y luego a Clint. Sus codos se encontraban apoyados sobre la mesa intentando tomar una postura relajada, pero era evidente que se encontraba nerviosa ante aquella situación por la línea que se formaba sobre su frente, y la presión que ejercía en la curvatura de sus labios, que se elevaba apenas un poco. Steve la conocía bastante bien, y aunque fuese una agente altamente entrenada para ocultar incluso el dolor, algunos pequeños detalles se le escapaban, y el rubio siempre podía notarlos. 

—No estamos hablando del riesgo para nosotros —Tony habló moviendo sus manos levemente sobre la mesa, siguiendo patrones irregulares de algo inexistente—, estamos hablando del riesgo que puede ser para el resto de las personas, y más si está en manos de gente como la de Hydra. Debe haber cientos de personas allí afuera deseando poder acceder siquiera a una pequeña fracción de todo el conocimiento que ella posee.

—Tenemos que encontrar las bases de Hydra —comentó Sharon sumando una obviedad al asunto. Habían estado trabajando en ello durante los últimos meses, pero los restantes de Hydra sin duda eran listos e intentaban permanecer fuera del radar hasta finalmente accionar contra los Vengadores, o contra cualquier otro. La situación se complicaba cuando Lea misma había aparecido en la zona del ataque de Hydra varios días atrás. Era probable que hubieran estado allí por ella, buscando su presencia entre los hogares que destruyeron. Y aquello, provocaba un terrible miedo en el corazón del rubio. 

—No podemos dejar que ella salga de aquí, al menos, no sin supervisión —Clint dijo, fijando su vista en Steve, esperando alguna respuesta de su parte. Pero él no tenía ninguna en ese momento.

—Tampoco podemos permitir que nadie más llegue a ella. Es un riesgo estando en su forma humana, limitada en un cuerpo que aún no conoce —Natasha comentó sin mirar a nadie. Tenía sus ojos fijos en sus manos presionadas entre sí sobre la mesa—. Aún desconocemos todo lo que ella puede hacer en esta forma, y es probable que eso nos traiga más problemas.