CAPÍTULO 12

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Maratón (3/4)

Ben Bowers => Edgar Miles

-¿Sabe si Edgar se va a recuperar? – Oí una voz lejana.

-Lo hará, pero no sabemos cuándo.

-¿Pero cuánto tiempo es cuándo? – otra vez esa voz.

-Ya se lo hemos dicho señorita Ovesen, pueden ser días, meses o incluso algún año - ¿señorita? ¿Ovesen?

Intenté levantarme.

Nada.

Intenté moverme.

Nada.

¿Cuánto tiempo llevaría aquí? ¿Dónde estaba? ¿Y, que me pasaba? ¿Por qué no me podía mover?

-Mire doctor, lleva ya dos semanas y media diciéndome lo mismo, necesito más respuestas, por favor – esa voz lejana, no la reconocía, aunque parece que esa persona sí que me conocía a mí. Se oía suplicante, como si su vida dependiera de aquellas respuestas. La voz se fue alejando cada vez más. Hasta que ya no oía nada.

(...)

Noté algo frío en mi mano y luego algo líquido.

-Despierta por favor... - Un peso reposó sobre mi pecho y sentí algo húmedo sobre él. Alguien lloraba – No puedo más... Te traté fatal y no te di oportunidad a nada... Todo ha cambiado tanto... Te necesito – casi no llegué a oír eso. Intenté mover mi dedo, una y otra vez sin resultado alguno – noté unos labios en mi mano y luego la cara de la que debía ser Emma, no sé cómo lo conseguí pero, me moví, uno de mis dedos acarició la suave piel de la morena – Te.. Te has movido – dijo sorprendida – Mueve tus dedos otra vez si puedes oírme – intenté hacerlo de nuevo pero esta vez no fue tan efectivo, pero aun así uno de mis dedos se movió – Dios mío – Intenté abrir los ojos y poco a poco, mis parpados me iban obedeciendo.

Una luz blanca me obligó a cerrar los ojos.

-Ábrelos, ya no te dará la luz.

-¿Has cerrado las cortinas? – Mi voz sonó débil y cansada.

-Más o menos – le hice caso y abrí mis ojos, lo primero que vi fue a una Emma sonriente y muy cerca de mí – Ni lo sueñes, mi pelo está haciendo de cortina hasta que poco a poco te acostumbres – sonrió de nuevo.

-¿Ni un abrazo? – intenté sonar coqueto, pero con la voz que tenía como que no. Así que mordí mi labio con picardía. Ella río y se acercó a mí, me envolvió en un reconfortante abrazo y dejó un beso en mi mejilla - ¿Y eso? Pensaba que te daba grima tocarme.

-Eso es por salvar a mi hermano – dejó otro beso, pero esta vez en la comisura de mis labios – y esto por salvarme la vida – me sonrío coqueta y se fue caminando contoneando sus caderas.

Será... Quería provocarme.

-Si quieres un beso solo tienes que pedirlo – le digo antes de que cierre la puerta detrás suyo. Apuesto a que rodó los ojos.

Me quedé solo en la habitación y pensando... ¿Qué le había salvado la vida? Bueno, la ayudé a encontrar a su hermano y a sacarlo del coche pero, a ella no le hice nada...

***

Aquí está la tercera parte :3

Este es el capítulo que más me gusta de momento. Cual os gusta más?

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