Destinos cruzados

Decidiendo el futuro

En una Isla de la Nación del Fuego se hayaba el Consejo Real, un grupo de sabios que aconsejan a el Señor del Fuego desde muchas generaciones.
La isla no era muy grande, solo habia un templo antiguo y un volcan que habia estado dormido desde hace siglos.

Ozai y Ursa estaban sentados en unas sillas elegantes y al frente de ellos estaban Lady Michi y Mai. En la cabecera de la mesa estaba un hombre mayor que parecia ser el Lider de todos los Sabios.

- Bien, como ya sabemos, la linea de Sangre Real debe continuar y para eso es necesario que el Principe Zuko se case cuando tenga la edad necesaria.- Empezo a hablar el Gran Sabio.- Mis compañeros y yo decidimos que la señorita Mai es la indicada para ser la futura Señora del Fuego y compañera de por vida del Principe Zuko.

Lady Michi sonrio por lo ultimo que dijo el Gran Sabio.

- Si eso es lo que decidieron yo no me opondre. Doy mi Bendicion para el compromiso de mi hijo.- hablo Ozai tranquilamente.

- Me alegra oir eso Señor del Fuego Ozai. Y usted que opina Lady Urza?

- Yo...- Urza vacilo un poco en su respuesta. No queria hacer algo sin el consentimiento de Zuko pero esto era necesario para su futuro. Todos saben que el Consejo Real es el unico que decide las uniones de los futuros Señores del Fuego. Asi que, nada podia hacer.- yo tambien doy mi Bendición.

- Me alegra que pronto seamos familia. Estoy segura que Mai sabra gobernar a nuestra Nación con responsabilidad.- Lady Michi le hizo una seña a Mai para que se acercara.

- Estoy honrada por la oportunidad que me dan, gracias.- Mai hizo una reverencia y volvio a poner su expresión monotona. Aunque en el fondo estaba feliz, más de lo que nunca antes habia estado en su vida. Ahora era formalmente la prometida de Zuko y aunque él no le hable casi nada, Mai aun mantiene la esperanza de gustarle algún día.

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Después de que haya terminado la reunion, volvieron al barco que los trajo y zarparon rumbo a la Nación del Fuego. Ya era de noche y Urza decidio hablar con Ozai, quien estaba en la cubierta del barco.

- Como se lo diremos?- fue al grano ya que a Ozai no le gustan los rodeos.

- Todavia no es el momento.

- Y cuando se lo diras? Cuando este parado en el altar? No crees que esto es algo muy delicado?

Ozai no respondio y su esposa decidio continuar.

- Nisiquiera sabemos si Zuko esta deacuerdo con esto.

- Él lo aceptara.

- Como lo sabes? No pasas mucho tiempo con Zuko como para saberlo.

Ozai seguia manteniendo su mirada neutra, sabia que todo lo que decia Urza era verdad pero él sabia algo más...

- Zuko siempre ha dado todo su esfuerzo para ser un gran Lider, su sueño es ser el mejor Señor del Fuego que haya tenido la historia, si para cumplir su meta tiene que casarse a la fuerza él lo hara, de eso estoy más que seguro.

Urza no sabia como responder a eso. Realmente Zuko seria capaz de algo asi? Prefirio esperar a que el tiempo lo decida.- Deacuerdo, entonces tu sabras cuando decirle.- y dicho eso, la Señora del Fuego se fue a su recamara dejando a Ozai soló.

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- ZUZUUUUU! YA LLEGAMOS!

- Azula? Es más de media noche porque entras asi a mi recamara.?- el pelinegro apenas podia abrir los ojos.

- Quise darte una sorpresa, por eso no avise cuando llegaba. Por cierto, TyLee se tumbo en mi cama y no quiere despertar. Puedo dormir contigo?.- puso sus ojos de perrito castigado.

Zuko no lo medito mucho ya que tenia sueño.- Esta bien, pero dejame dormir y con eso me refiero a que no hables y te quedes quieta.

- Siiii.- Azula corrio a un lado de la cama, se acosto a espaldas de su hermano y se tapo hasta los hombros.- Gracias Zuko...

- Si si, ya duermet... Espera! Me dijiste Zuko!, tu... - pero cuando se dio vuelta Azula ya estaba dormida.- olvidalo.

Zuko volvio a darle la espalda a Azula y se durmio.

La princesa abrio un ojo para mirarlo y luego lo cerro. En su rostro se podia ver una sonrisa. Poco a poco, su hermano cambiaba y sabia porque era. De hecho, lo habia estado vigilando todo este tiempo, junto con TyLee, sin que él se de cuenta, desde que la maestra agua aparecio todo era distinto, incluso cada vez que lo molestaba él reaccionaba de una manera juguetona y despreocupada.
Lo que hace el amor en uno!. Pensó para sus adentros y poco a poco el sueño la vencio.