Fuera de tu vida

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Azula salio de su habitación, algo somnolienta, vestida aun con su ropa de dormir, estiro los brazos mientras caminaba por los pasillos que conducian a la cocina, se le apetecia desayunar más temprano de lo normal.
Pero, al pasar por el Gran Salon del palacio pudo reconocer unas voces muy familiares para ella y se oculto detras de unas cortinas para acercarse.

- Oh, Señor del Fuego, agradezco que nos deje quedarnos mientras recontruyen mi casa, usted es una persona muy bondadosa, honorable...- continuo halabandolo la mujer mayor.

- No hace falta tanto agradecimiento Lady Michi.- la freno Ozai.

Urza solo se limito a rodar los ojos.

- Pueden quedarse todo el tiempo que quieran.- agrego el soberano.

- Bueno, ya que al parecer nuestra estadia aqui sera larga que le parece fijar una nueva fecha para la ceremonia.

Azula fruncio el ceño.

Claro, algo tenia que traer entre manos esa mujer.

- Lo siento pero la salud de mi hijo aun no se encuentra estable, temo que tenemos que dejar el compromiso de lado por un tiempo.-la interrumpio Urza.

Mai, que hasta ese momento habia estado inexpresiva, se tenso al oir aquellas palabras, para después entre cerrar los ojos

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Mai, que hasta ese momento habia estado inexpresiva, se tenso al oir aquellas palabras, para después entre cerrar los ojos.

Por otro lado, la princesa estaba festejando mentalmente por la decición de su madre, que al parecer tampoco le agradaba la idea de comprometer a Zuko, eso pudo notarlo en su mirada.

La ojidorada volvio al pasillo para seguir con su camino. Primero tomaria su delicioso desayuno luego buscaria a Katara para contarle sobre la llegada de las mujeres de la nobleza.

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Mientras tanto una ojiazul se hayaba parada frente a la misma puerta que mayormente veia desde que llego a la Nación del Fuego. Traia una bandeja en las manos con un buen desayuno, el cual ella misma se encargo de hacer.

Solto un suspiro largo y decidio entrar de una vez, recordando las instrucciones de Iroh.

"Debes actuar con normalidad cuando estes con él, por ningun motivo debes decirle cosas que le hagan recordar, puedo que no recuerde nunca más"

- Buenos dias, Principe Zuko.- dijo mientras se dirigia a hacia él con una finjida sonrisa.- Le traje el desayuno.

El pelinegro, que se hayaba sentado en la cabecera de la cama, solo se limito a verla por unos segundos que para para Katara fueron como una eternidad, por más que la cicatriz este ahi, aun se podia apreciar el ambar de sus ojos. Él todavia podia hipnotizarla con solo una mirada.

- No quiero.- Dijo con los brazos cruzados y cerrando los ojos para terminar con el trance.

Katara hizo una sacudida mental hasta que capto lo que dijo.

Destinos cruzadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora