Destinos

1.7K 136 171
                                        

Desde que el príncipe la vio ingresar al salón supo que jamás podría olvidarse de ella. Jamás conocería a alguien tan especial, y jamas debió permitir que se alejara de él.
Queria acercarse a la ojiazul pero Iroh inmediatamente lo detuvo. Zuko se volteo a verlo y notó como su tio negaba con la cabeza.

Iroh sabia por Li y Lo que la princesa aun estaba con vida pero nunca se imaginó que fuese aquella sirvienta.
Si era verdad o no, estaban a punto de descubrirlo.

La risa de Lady Michi resono en el salón.

- No puedo creer que hayas caido tan bajo como para nombrar a la Princesa del Polo Sur con el fin de arruinar la boda.- se burló la mujer mayor.

- Te desterre de esta ciudad y te atreves a venir hasta aqui a arruinar la ceremonia de mi hijo.- Habló con voz dura Ozai.- Esta vez no sere compasivo contigo.

- Con todo respeto, su majestad.- empezó a hablar Katara.- No he venido hasta aqui por eso.

Katara busco entre toda la multitud a dos personas. Pero no tardo en encontrarlos ya que ellos mismos fueron hasta ella.
Kya y Hakoda estaban a tres metros de distancia, ninguno estaba seguro si seguir avanzando.

- ¿Katara?- Kya se llevó una mano al corazón. Si eso era una broma o un sueño no podria soportarlo.

- Si... - A Katara le costaba hablar, se sentía al borde del llanto. De repente, toda esa fuerza que tenía se había desvanecido. Saco esa cadenita que habia guardado debajo de sus ropas y sonrió.- Soy yo.

Kya y Hakoda corrieron hasta ella y la abrazaron fuertemente.

- Te has convertido en una mujer hermosa ¿como no pude reconocerte?- se lamento Hakoda al separarse.

Él y Kya notaron que el color de pelo de su hija había cambiado pero aun asi ella seguia siendo tal y como la imaginaban. Ahora lo que más les importaba era abrazar a Katara y no soltarla por temor a perderla.

Zuko vio la escena y una sonrisa genuina apareció en sus labios. Él sabia que a la ojiazul la atormentaba su origen y que a pesar del amor de su abuela, aun deseaba poder conocer a las personas que le dieron la vida. Se sintió muy feliz por ella.

De repente, una risa aguda y siniestra se escucho en todo el salón y todos los ojos se centraron en Lady Michi quien reía tan fuertemente que casi parecia que se quedaría sin aire.

- No puedo creer que se esten tragando la mentira de esta miserable sirvienta.

- ¡Mi hija no es una mentirosa!- Kya no permitiría que nadie insultara a Katara. Quiso ir hasta Lady Michi para enfrentarla pero Katara se le adelanto.

- No soy ninguna mentirosa.- empezó a hablar con determinación.- No quiero tener ninguna rivalidad con usted asi que estoy dispuesta a olvidar el pasado y perdonarla.

- ¿Tu? ¿Perdonarme a mí?- la mujer mayor fruncio el ceño.- No quiero tu perdón.

Katara la fulmino con la mirada.

- No eres más que una sirvienta.- continuó Lady Michi.

- ¿Por qué me sigue llamando asi?

- ¡Es lo que eres!

- Se equivoca.- Katara estaba a punto de perder la paciencia.

- La verdadera princesa murió ¡De eso no tengo dudas!- dijo para después apretar la mandíbula. Ella queria creer en sus palabras.

- ¡¿Por que?! ¡¿Por qué no quiere creerme?!

- ¡Porque yo mande a matarla!

De repente un silencio sepulcral reino en el salón. Lady Michi apretó los dientes al darse cuenta de su descuido y que se habia condenado a si misma.

Destinos cruzadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora