Pastelillos

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Los primeros rayos del sol aparecieron y como era costumbre, Katara se levantaba temprano para ayudar a las sirvientas o a su abuela.

Se cambio a unas ropas rojas comunes en la servidumbre que, aunque Ursa le habia dicho que para ella no era obligatorio, la morena lo usaba de todas maneras.

Salio a los pasillos del palacio con rumbo a la cocina pero al pasar por los aposentos de cierto Principe, pudo notar a un grupo de sirvientas temblando y murmurando entre ellas.
- Hola chicas ¿que sucede?

- Oh Katara, necesitamos ayuda.- hablo una de ellas.

- ¡Vamos a perder nuestros trabajos!.- chillo otra.

- ¿Que sera de nosotras?

- Calmense, y diganme que pasa.- volvio a hablar.

- Bueno, el Principe Zuko siempre se levanta primero, pero desde que volvio de la Isla Ember cambio drasticamente y nos da miedo despertarlo.

- Esa cicatriz intimida.- agrego otra.

Katara rio levemente.

- Chicas, no creo que sea para tanto.

Ni bien termino de hablar, una sirvienta salio de la habitación del maestro fuego con lagrimas en los ojos.

- Estoy despedida.

Todas chillaron al uniso al saber lo sucedido.

Katara las observaba perpleja en su lugar. Fruncio el ceño y apreto los puños decidida.

- Ahora vuelvo.- hablo para despues dirigirse a la recamara del ojidorado.

- Katara, no vallas.

- Te echara.

Pero ella hizo caso omiso a sus advertencias.
Despues de un par de minutos Katara salio con un pelinegro claramente molesto.

Ella carraspeo la garganta dandole a entender que hiciera algo.

- Disculpenme por...- volvi a ver a la ojiazul, quien le hacia un seña para que prociguiera.- ...por ser grocero con usteded.- al fin pudo decir.

- Ninguna esta despedida.- agrego para sorpresa de todas que no podian evitar agrandar los ojos.

Casi parecia irreal lo que acababan de oir, y no hubo un incendio de por medio.

- Ya pueden retirarse.- volvio a hablar el Principe haciendolas reaccionar.

- Si, su mejestad.- contestaron al uniso para luego dar media vuelta y marcharse.

Katara intentaba irse con ellas pero una mano en su hombro hizo que se detuviera.

- Me hiciste pasar por esa humillación, ahora quiero algo a cambio.

Ella solo solto un suspiro. Sabia que él no iba hacer las cosas por nada.

- ¿Que desea su "real mejestad"?- hablo tratando de sonar cortez.

Zuko sonrio levemente.

Al cabo de media hora el principe se hayaba en el comedor, sentado en la cabecera de la mesa, disfrutando un delicioso desayuno hecho por la maestra agua quien se hayaba parada al lado de él viendolo con cierta intriga.

¿Es en serio?¿Solo eso queria pedirme?
- Oye.

Katara hizo una sacudida mental.

- ¿S-si?

- Sientate.

Ella se tenso y puso sus manos a cada lado de su cintura.

- ¿Que acaso soy un perro o que?.- pregunto ofendida.

Destinos cruzadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora