Muñeca(Capitulo 10)

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Los minutos pasan desesperadamente rápidos y siento un vacío en el estómago y una grata preocupación por Anne.

-Voy a buscarla- le digo a Cameron que luce aun desorientado y algo triste.

-Por favor... no le digas nada- yo le sonrió y observo a los demás, nadie nos hace caso, todos están ocupados viendo las audiciones.

-Tranquilo Cameron, no lo decía enserio-

-Eso... eso espero- dice intranquilo. Me levanto y salgo por la puerta.

 El corredor está vacío y todas las puertas de las salas están cerradas. Cuando estoy dispuesta a irme al lado norte del instituto escucho unos tacones. Del lado sur del corredor una chica camina a una sala que está a unas 3 puertas de la nuestra. La chica es muy alta con cabello explosivamente colorido con mechas de los colores del arcoíris y con ropa al igual muy viva.

-¿Disculpa?- digo. La chica se detiene.

-¿Te puedo ayudar en algo?- me sorprende que su voz es demasiado chillona.

-¿Has visto a una chica de mi estatura con cabello rubio y con ropa negra?-

-¿Tu compañera?- me pregunta.

-Sí, ella-

-Me la encontré en el jardín... se ve muy mal. Deberías ir a ver qué sucede antes de que algún profesor la vea y comience a hacer interrogatorios-

-Gracias...-

-Kayla, dime Kay- yo sonrio.

 Salgo del corredor y encuentro rápidamente el jardín. Debajo de un árbol distingo la figura de Anne. Me acerco a ella y la veo triste y mirándome extrañada.

-¿Te gusta?- le digo.

-¿Cameron? No... Cass termine con mi novio hace 2 dias. Y la discusión con Cameron fue la gota que derramo él vaso. No te niego que Cameron me parece guapísimo... pero mi novio lo es... bueno era todo para mí. Ahora no tengo nada-

-Me tienes a mi cielo- le digo sonriendo cordialmente. Ella hace una mueca en un intento de sonrisa.

-Gracias... nueva mejor amiga- me dice. Yo la abrazo fuertemente. Nos levantamos y caminamos a la puerta.

Mientras que avanzamos por los correros oímos como las puertas se abren y se cierran, y escuchamos algunos lloriqueos.

-¡CHICAS! ¡GANAMOS, PASAMOS A LA TERCERA PRUEBA!- viene hacia nosotros Cameron sonriendo y totalmente reluciente.

-¿¡Enserio!?- chillo alegre, Cameron asiente contento. Me da un largo abrazo y de repente tomando a Anne de sorpresa la abraza. Observo como ella se tensa completamente y él parece desorientado, pero luego los dos sonríen embelesados. Observo la mirada tierna de Cameron al separarse.

-Pasamos- dice Anne totalmente sonrojada.

-Pasamos- concluye tontamente Cameron.



-Y seguimos danzado y ¡Dios mío, debiste ver la cara de los jueces!- mientras le platicaba mi experiencia a Edward el manejaba sonriente.

-Cass... no te encariñes monstrua, vas a tener que dejar esto- Las palabras de Ed me escaldan enseguida.

-Lo sé- digo algo triste.

-Nía ya regreso a Londres- cuando mi hermano lo dice no puedo evitar que un escalofrió en la espalda pase por alto.

-¿Enserio?-

-Si- Edward se estaciona enfrente de la casa- ¿Vamos a cenar?-

-Estoy un poco cansada, ¿Te parece si lo dejamos para mañana?- Ed asiente y yo entro a la casa. De inmediato subo a mi habitación y cierro con el pestillo. Me recuesto en la habitación caliente, el clima de Australia sorprendentemente me favorece. Dejo que mi cabeza vague por un rato hasta que mis ojos se cierran.


Era domingo por la mañana, mi nana había salido a misa como de costumbre. Varias veces le había pedido a mamá que nos dejara ir con ella para orar por la salud y la fuerza de todos desde la muerte de papá, pero ella se negaba. Alegaba con ella de que Dios la había dejado por la muerte de nuestro padre.

Edward se encontraba aun durmiendo en su habitación o tal vez conversaba por teléfono con alguien, solo él sabía. Mi hermano me adoraba, pero no lo suficiente como para despertarlo a las 9:00 am en pleno domingo de vacaciones de invierno.

Para todos en la casa no era nada raro que yo estuviera vagando por las habitaciones a las 6:30 am, los doctores que llevaba a casa mi tía para revisarnos decían que era una crisis de falta paternal.

Mientras caminaba por los alrededores de la casa con apenas unos cuantos años de edad podía distinguir claramente las voces pertenecientes a cada habitación. Las risas extrañas y poco comunes de mamá atrajeron mi atención. Me acerque sigilosamente a la puerta y eche un ojo a través de la cerradura. Veía a mamá vestida como siempre, pero había algo raro en ella, sumamente raro y genuino, pues no recordaba una sola ocasión que lo hubiese visto. Una sonrisa, ¡Una sonrisa! Nunca había visto sonreír a mamá, ni siquiera por cortesía hacia las personas. Mamá tenía el cabello zanahoria en una coleta bien acomodada, sin un solo mechón sobresaliéndole de los lados. Sus ojos se dirigían a algo que tenía en las manos... ¿Una muñeca? Y no era cualquier muñeca, era la muñeca de trapo de Nía, la que papá le regalo para su primer cumpleaños. Recordaba vagamente el nombre de la estúpida muñeca que aparecía varias veces en mi habitación sin que yo la hubiese tomado, y por este motivo Nía hacia un tremendo drama que terminaba conmigo regañada y mal vista por todos en la casa, excepto por mi hermano. El nombre de la muñeca era Isabela.


Observe aún más, tomando más peligro de que me pillaran y me regañaran. De repente escuche la risa de alguien más y reconocí aquellas coletas rubias. Era Sonia.

-¿Por qué no jugamos más seguido mamá? Te extraño-

-Mi pequeña conejilla, yo también te extraño mucho. Pero mi pequeña, tengo miedo-

-¿Miedo porque mamá?-

-Toda la casa está impregnada de recuerdos de tu padre, de mi amado Bryton. Y tu hermana no me facilita las cosas conejilla-

-¿Cassie?- escucho las notas sorpresivas de Nía.

-Tu hermana es el reflejo de mi desgracia. De mi bendita desgracia. Es el reflejo de tu padre, y a la vez el reflejo de mi perdida. Tu hermana me consume el aliento de recuperación con tan solo verla. Sus ojos son idénticos a los de tu padre... y me recuerdan su imagen cuando lo reconocí muerto. No me trae más que problemas, me consume-

-¿Qué haces aquí monstrua?- brinque ante el espanto tremendo que me había causado mi hermano a pesar de que había susurrado- vámonos, te puedes meter en problemas-

De pronto las cosas comenzaron a nublarse y a ir esfumándose hasta que solo quedaron paredes blancas cerrándose.


Abrí los ojos de tope. ¿Qué me estaba sucediendo? De pronto tenia recuerdos que en mi mente minutos antes se habían perdido. No podía pensar de ninguna forma que fueran pesadillas, porque de eso conocía, y con estos sorprendentemente estoy familiarizada.

Recuerdos.


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