Héroe (Capítulo 46)

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-Ya extrañaba verte despierta- mi ahora nuevo salvador, Kellan, se acercó sonriente.

-Eres ahora un héroe- Kellan sonrió y negó.

-No lo soy, solo te ayude un poco. Tu hermano hizo todo. Yo solo conseguí el hospital y que Elena se enterara de que estás aquí en esta condición-

-¿Elena lo sabe?-

-Elena ha sido quien ha dejado abierto un lugar para ti-

-Elena es como mi ángel- dije sonriendo.

-Eres el reflejo de ella, ella sabe lo que esto significaba para ti y antes que nada, nunca te dejaría afuera. Sé que se ve a ella misma en ti y es algo bueno, expresa mucho de cómo son ambas y de cuanta esperanza ha visto ella en ti Cassie-

-¿Cómo te enteraste que me encontraba aquí?-

-Fue una verdadera locura. Yo soy ayudante del hospital, mi mamá trabaja aquí y supuse que era buena idea ayudarla los fines de semana. Hace dos meses me encontraba en recepción cuando una de las enfermeras pasó a recepción y habló con otra de las enfermeras, hablaban mucho y yo solo podía imaginarme lo bueno que sería salir de ahí para ir por una pizza- yo reí y Kellan sonrió abiertamente- Entonces una de ellas comentó que una chica iba a ser transferida desde Londres, esa chica había estaba bajo un estado de coma desde días antes por un fuerte golpe aquí- dijo acercándose y tocando un punto en mi nuca, ésta de inmediato comenzó a doler y él dejó caer la mano- Horas después llegó una ambulancia, todos estaban como paranoicos, pocos sabían cuál era la verdadera razón del coma. Unos decían que era por un severo traumatismo cerebral, otros decía que tenía inflamación del cerebro y otros, como yo, ni siquiera sabían quién era la chica. Tan solo todos sentían mucha pena por ella, porque la chica era muy joven y linda y se encontraba en un grave estado que solo una doctora de aquí se animó a encargarse al cien por ciento de ella. Mi madre es mejor amiga de la doctora Gallagher y cuando mamá se enteró de la situación de la nueva residente, de inmediato, me hizo ser el asistente de la doctora. Me dio coraje porque sería estar solo a cargo de una persona que ni siquiera conocía- él caminó por la habitación tomándose el cuello- Mamá y todos aquí se sentían tan apenados con la chica. Cuando tuve que ir a verificar un día después a mi nueva responsabilidad casi me echo de bruces contra el suelo. Eras tú- él sonrió penoso- Cuando entré a la habitación, al primero que vi fue a Edward acostado en el suelo- yo reí con la garganta en nudo- Después te vi recostada, tan tranquila ¡Eras nada comparada al primer día de las audiciones! Fue entonces cuando por fin me di a la idea de que estabas en coma y que no despertarías fácilmente. Vi mi suerte contigo, pensé que no regresarías. Pasó mucho tiempo para que despertaras-

-¿Se ha sabido algo de mis compañeros de audición?-

-Anne, Cameron, William y los otros chicos se encuentran en perfectas condiciones. Se han hospedado en una casa cerca de aquí o al menos eso dice Elena-

-¿Tú le dijiste a Elena que me encontraba en Australia?- el asintió.

-Es una larga historia que comienza por el día en que vi a Edward tirado en el suelo- yo río- Él se impresionó de que te conociera y más aun cuando le dije que te conocí en la universidad, él preguntó que si conocía a Elena Curie y desde luego le dije que la conocía ¡Vamos, es mi directora!- el sonrió- Al día siguiente tenía que ir con ella para la comprobación de las entradas de los nuevos estudiantes, Elena días antes estaba muy decepcionada por no haber recibido la tuya. Le ofrecí a tu hermano hablar con ella y así fue ¡Debiste ver como s ele iluminaba la cara al saber que estabas aquí! Pero desde luego en la situación en la que te encontrabas no todo iba a ser felicidad. Elena dejó un lugar vierto, tú lugar. Ha venido a verte la mayor parte de los días, de hecho ya viene en camino-

-Muchas sorpresas por hoy- él iba a decir algo cuando tocaron la puerta. La doctora entró sonriente saludando primero a Kellan y después con una doble sonrisa a mí. Sus ojos me recordaron a la absorbente oscuridad antes de caer en el sueño letal del que me había despertado.

-Me retiro para que la examine doctora-

-Gracias Kellan- dijo y antes de que el apuesto chico saliera por la puerta me dio una última sonrisa- Cassie Elise- la suavidad del tacto de sus palabras me envolvía- Yo me llamo Elisa, casi lo mismo- yo reí- Es bueno escucharte, nunca había escuchado con tanta ansias una risa de una desconocida o bueno, casi desconocida sabiendo que has estado bajo mi responsabilidad este tiempo-

-Se puede decir que usted es la responsable de que sigas viva- ella negó sonriendo y sentándose en el amoldable sillón a mi costado.

-Dios te da las herramientas para que sigas viva, consta de ti decidir con él si te vas o te quedas. Yo tan solo cuido de que no te apresures a tomar medidas aceleradas- Dios, Dios ha sido el único que me ha dado las herramientas para decidir cuando me voy y cuando me quedo, Dios me ha puesto estos obstáculos para saber mi verdadero camino. Australia era ese nuevo camino.

-¿Qué me ha pasado?-

-Casi sufres de traumatismo cerebral, estuviste a poco de sufrirlo. Hubo un derrame aquí- dijo tocando el costado de mi cabeza, como minutos antes lo había hecho Kellan- Los doctores en Inglaterra supieron actuar con rapidez pero no pudieron evitar que cayeras en coma, fue entonces cuando tu hermano solicitó tu traslado y fui la única que aceptó el caso, pensé que sería buena idea ayudar a una persona en sus últimos días de vida, no sabiendo que es apersona tendría el coraje suficiente para despertar-

-Pasó algo mientras estaba en coma-

-Dime- ella me admiraba a sus anchas con aquellos ojos que daban un toque de impaciencia.

-Mientras estaba en coma, yo... Yo desperté en algunas ocasiones-

-¿Despertar en qué forma- ella alcanzó una agenda que estaba en una de las mesas laterales y sacó una pluma- Me he de ver muy impaciente, pero tu caso ahora nos cuesta trabajo entender-

-Hubo algunas ocasiones en las que podía escuchar que pasaba, mas no podía ver. Tan solo escuchar las quejas de mi hermano- ella sonrió maternalmente. Mamá, mamá estaba reflejada en esa señora de años de gran trabajo en su cara y de ojos profundos y sonrisa maternal- Podía escuchar todo, pero de una forma tan pesada y no podía ver, no podía despertar. Algo me lo impedía-

-Bueno eso es algún efecto de tu problema, era un gran desgaste y nadie se recupera de la noche a la mañana de un golpe tan severo en la cabeza. Pudiste recuperarte desde antes pero el derrame no te lo permitía-

-¿Quedaré bien de esto?- ella sonrió.

-Estás radiante, pero debemos verte en acción- ella señaló con una expresión curiosa en la cara a mis piernas que estaban extendidas y vendadas. Las moví levemente, como una mariposa moverías sus alas dañadas a la espera de volver a volar. Un dolor punzante me recorrió las piernas de una forma que me alteró y Elisa apoyó su mano en mi pierna.

-Es normal-

-Soy bailarina ¿Cree que esto no me ponga nerviosa?- ella sonrió maternalmente.

-Quedarás sin un solo cardenal, tus extremidades están algo dormidas aún. No es normal que en 20 minutos tus piernas estén como si nada después de 2 meses-

-Tengo miedo-

-Estarás bien- ella sonrió y escuchamos en sonido de unos dedos estamparse en la madera de la puerta. La cara de Kellan se asomó por la puerta con una gran sonrisa. Ella había llegado, la mujer que me daba la nueva oportunidad de una nueva vida.

-Elena ha llegado- Elisa sonrió y posó nuevamente su mano en mi hombro antes de salir, ya sin decir una palabra. Aguardé algunos minutos en silencio dentro de la gran habitación y admiré lo bello que se veía mi nuevo hogar, el hogar que me había pertenecido desde hace ya bastante tiempo. Mi destino.

-Veo que has despertado- la cabellera blanca de Elena se asomó por la puerta con una sonrisa acompañada. Sus ojos brillaron fuertemente con la luz del sol que entraba a mares en la habitación.

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