ODETTE
Abro mis ojos lentamente. No sé dónde estoy. No sé qué pasó conmigo. Me siento ligera, como si en cualquier momento empezara a flotar. Miro a mi alrededor. Reconozco el lugar donde estoy pero no lo puedo creer. Reconozco las paredes color crema ligeramente despintadas por lavarlas con esponja y jabón luego de que fueran decoradas por dibujos con crayolas. Recuerdo la vieja y empolvada alfombra roja en la sala que guardaba manchas de leche con chocolate. Puedo acordarme del olor del lugar, el aroma predominante de las rosas en cada florero en todo el pequeño departamento. Rosas que papá traía a mamá cada tercer día desde que se casaron pues él sabía cuanto las adoraba ella. No puedo evitar sentir nostalgia al escuchar el viejo tocadiscos haciendo sonar a Alice Cooper recordando las veces en que papá nos narró como conoció a mamá en un concierto de él. Estoy en el viejo departamento en el que solía vivir con mi familia. Cuando éramos una familia completa.
Un ruido en la puerta principal llama mi atención. Esta se abre y mi madre entra, se ve joven, demasiado y carga un abultado vientre de embarazada. Con una mano sostiene una bolsa de supermercado y con la otra sostiene la mano de un pequeño niño de siete años con cabello castaño y rizado.
- Matt. - Susurro, llevándome una mano a la boca. Nadie parece notar mi presencia.
A este punto me empiezo a preguntar qué hago aquí. ¿Qué está pasando?
Mi madre deja las cosas en la mesa del comedor y se deja caer en una de las sillas con cansancio mientras acaricia su enorme vientre.
- Mami, ¿puedo ir a jugar ya? - Pregunta el pequeño Matt de pronto.
Ella lo mira con ternura y le acaricia el rostro.
- ¿Por qué no vas a ayudar a papá con tus hermanas, amor? - Aconseja ella.
- No hace falta, no hace falta. - Anuncia papá de pronto, quien entra felizmente por la puerta mientras empuja una carreolita doble con dos niñas pequeñas en ella. - Las princesas han llegado a su palacio.
Mi corazón se detiene unos momentos cuando lo veo. Su cabellera castaña clara y rizada igual a la de Matt, sus ojos verdes y vivos, su sonrisa amplia, sus brazos fuertes con unos cuantos tatuajes que se hizo de más joven y esa alegría con la que vivía que recuerdo lo caracterizaba tanto.
Reconozco a las dos pequeñas que él carga en la pequeña carreola. Somos Scar y yo. Tengo dos años a penas y mi hermana tres. Ambas sostenemos felizmente un cono de helado y lo comemos con tranquilidad.
- Ven Odette. - Dice Matt hacia la pequeña yo de vestido rosado y peinado de dos coletas. Él extiende los brazos y la carga con ligera dificultad pero firmemente para no dejarla caer.
La pequeña ríe en los brazos de Matt pero entonces miro a la pequeña Scarlett. Ella aún sentada en la carreola sólo mira atentamente a sus hermanos. ¿Por qué Matt no le presta atención a ella?
- Ven aquí, mi pequeña. - Habla mamá de pronto y es quien finalmente sacar a Scar de la carreola para pararla en piso con delicadeza.
Mi pequeña hermana. Su cabello es castaño pero más obscuro al de nosotros, ya había olvidado su color pues ella lo pintó de rojo cuando tenía quince años. Su pantalón de mezclilla y su playera de Winnie Pooh la hacen ver muy inocente. Esa inocencia que hace años mi hermana ya no demostraba ante nadie.
Mamá vuelve a sentarse en la silla y papá camina hasta ella, la besa tiernamete en la frente. Ella lo mira con una enorme sonrisa y luego bajan la vista a sus tres pequeños hijos. Los miran con amor, con cariño. Esa imagen se me clava muy en la memoria. Mi pequeña familia feliz y completa. Mi bonita familia antes de que se rompiera.
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Amarte a Morir
Teen FictionDos hermanas: Ángel y demonio. Un muchacho: Los mismos problemas. Triángulos amorosos, círculos viciosos. Nadie estará a salvo. ¿Por quién te dejarás llevar? ¿Te permitirás ir al cielo o te dejarás arrastrar por el infierno?