Amarte a Morir

8. Adrenalina

ANDY

- ... Así que jóvenes, empezaremos con el primer proyecto de éste taller. Ahora, por favor copien planeación para llevarlo a cabo... - Mierda. Yo de verdad amaba el taller de fotografía, por algo estaba aquí ¿no? pero el nuevo maestro, el señor Hylan, no paraba de parlotear. Fue muy extraño velo entrar a la clase y que se presentara como el nuevo profesor. El muy idiota era demasiado joven para dar clases en preparatoria. Le calculaba al rededor de unos veintisiete o un más, y por supuesto, todas las chicas de la clase, estaban idiotizadas por él. - El tema que van a tratar en su proyecto, será "La belleza natural".

- ¿Qué tenemos que capturar exactamente? - Preguntó una chica de cabello rubio y despeinado, con grandes gafas redondas que la hacían ver cono un búho.

- Lo que ustedes consideren belleza natural, - Contestó él profesor. - pero una única condición, jóvenes, si van a fotografiar lugares o paisajes, que sea sólo uno. Saquen todo el provecho a un mismo lugar.

- ¿Y personas? - Pregunté yo. Él me miró y me sonrió de una forma tan estúpida como si intentara ser mi amigo. ¿Era idiota este sujeto o qué?

- Lo mismo. Si van a fotografiar a una persona, procuren que sea la misma persona durante todo el proyecto. - Respondió. - Y la persona con la que vayan a trabajar, tendrá que hacer un pequeño documento, el cuál yo sellaré para saber que la persona está al tanto de este trabajo y que se hace responsable para terminar el proyecto con ustedes. - Todos en la clase empezaron con murmullos. - Y muchachos, otra cosa... nada de desnudos. - Y toda la clase explotó en quejas de burla.

El timbre que indicaba el cambio de clase sonó y todos comenzamos a guardar nuestros cuadernos. Hylan se despidió y todos salimos del salón.

- ¡Andy! - Lisa Pocket, una chica del equipo de porristas comenzó a caminar a mi lado. - Yo podría ser tu modelo para el proyecto si tú eres el mío.

- Lo pensaré. - Dediqué un guiño a la chica junto a mí. La miré de pies a cabeza. Por supuesto que recordaba haberme tirado a ésta chica en un par de fiestas. Ni siquiera en sus mejores acrobacias se vería bien abriendo las piernas que cuando las abría para mí.

Entonces un cuerpo ligeramente más alto que Lisa, pasó en medio de nosotros, empujando a la porrista con brusquedad. Reconocía a la persona con su cabellera roja que resaltaba en cualquier lugar.

- ¡Ay! ¿Qué te pasa, perra? - Se quejó Pocket mientras echaba su larga cabellera castaña hacia atrás con una mano. Según sabía, eso en el lenguaje de las chicas era un insulto o algo así. Ésto se pondría jodidamente bueno.

Scarlett se giró y miró a la porrista con severidad. Pude notar como Lisa palideció al darse cuenta de a quien acababa de insultar.

- ¿Acabas de llamarme "perra"? - Scarlett caminó hasta quedar frente a frente con la chica a mi lado. La pobre Lisa estaba sin habla. - Entiende algo, pequeña piruja, la próxima vez que se te ocurra insultarme te contaré tu preciosa cabellera y luego te pagaré tus bonitos pompones en la cabeza con silicón caliente, ¿entiendes? - Lisa tenía los ojos abiertos como platos y asintió sin quitar su asustada mirada de Scarlett. - Bien, ahora lárgate.

Y la pequeña castaña no dudó en salir huyendo. Miré a la pequeña chica frente a mí, ella también me miraba.

- Es tan malditamente excitante ver como amenazas porristas pirujas. - Comenté mientras seguía viendo sus ojos negros.

- Es lo más sexy que me han dicho. - Contestó ella para morderse el labio inferior pintado con su labial carmín. Puta madre. Está chica sabía cómo ponerme duro con un simple y sensual gesto.