ANDY
¿Por qué mierda las mujeres tenían que ser tan difíciles? Justo cuando crees que encontraste una chica diferente, resulta que tiene el mismo puto genio de todas las otras. ¿Lo peor? Que se hacían las jodidas víctimas para que los idiotas como yo, y el resto de la población masculina, nos viéramos obligados a buscarlas primero. Y no era que admitamos la responsabilidad del problema, era más bien como un requisito elemental si te querías seguir cogiendo a esa misma chica. Y aquí estaba como un marica, escalando de nuevo el árbol junto a la casa de Scarlett para buscarla, pues la maldita niña malcriada se había molestado ésta mañana conmigo sólo por un comentario que hice después de que Odette nos sacara de nuestro pequeño problema. Digo, ¿quien carajo se enoja por decirle que ella y su hermanita tenían el mismo lindo trasero? Era un cumplido. Pero eso me gano por intentar hacer sentir bien a una chica. Comencé a caminar por el tejado para llegar a la ventana de Scarlett cuando noté que la ventana de antes estaba abierta. Era la que daba a la habitación de Odette. Por alguna extraña razón, tuve la ligera curiosidad de saber qué hacia la pequeña Belikov ahora. Me asomé ligeramente por el marco blanco de madera y la siguiente escena que vi me provocó una descarga de furia inmediata.
- ...Dereck, creo que hay que detenernos... - Escuché a Odette decir mientras se retorcía bajo el cuerpo del idiota que se aferraba a ella.
- Vamos Odette. - Noté como el muy imbecil la sostenía con fuerza mientras ella lo intentaba empujar. - Ambos queremos... y lo sabes.
- Dereck, por favor. - Suplicó ella. Y el ver el pánico en el rostro de la pequeña Odette fue la gota que derramó el vaso.
- Me parece que la señorita te dijo que no. - Le grité al idiota. - ¿Acaso eres sordo o estúpido?
Ambos miraron en mi dirección. Odette me observó sorprendida y levemente avergonzada mientras el otro tarado se notaba confundido. Al ver que el tipo no se quitaba de encima de la pequeña Odette, salté al interior de la habitación dispuesto a patearle el trasero.
- Tienes tres segundos para quitarle las manos de encima si no quieres que te deforme la puta cara a golpes. - Le advertí pero el idiota siguió sin moverse como si mi presencia le hubiera ocasionado un shok total.
- Andy... - Escuché susurrar a Odette.
- Uno... - Y el imbecil no se movió. Seguía mirándome con su cara de tarado asustadizo. Entonces noté como Odette comenzaba a retorcerse de nuevo para quitarlo de encima, eso hizo darme cuenta que el hijo de puta tenía las manos dentro la blusa de la pequeña Odette. - ¡DOS! - Lo tomé del cuello de su camisa. - Creo que me acabas de comprobar que eres sordo y estúpido.
Estuve a unos cuantos segundos se estrellar mi puño en su rostro cuando sentí unas pequeñas manos sosteniendo las mangas de mi chaqueta.
- ¡Espera, Andy! - Protestó Odette con voz chillona.
- Little Rock, por favor no dejes que me pegue. - Suplicó el tarado frente a mí, mientras me miraba aterrado.
- ¿A demás de todo, eres un marica? Debería patearte el culo ahora mismo...
- Andy, no... - Suplicó Odette de nuevo. - Por favor, sólo deja que se vaya.
La miré confundido. Sus enormes ojos cafés reflejaban su preocupación y miedo. Maldita sea. Lo pensé por unos momentos y finalmente, sin quitar la mirada de los ojos de Odette, solté al maricón de su... ¿amigo? Quien no dudo ni un segundo en salir corriendo de la habitación.
- ¡Si te vuelvo a ver con las manos sobre ella, juro que te sacaré la mierda a golpes! - Grité para que el estúpido chico corriendo escaleras abajo me escuchara. Segundos después se escuchó la puerta de la entrada abrirse y cerrearse en tiempo récord.

ESTÁS LEYENDO
Amarte a Morir
Teen FictionDos hermanas: Ángel y demonio. Un muchacho: Los mismos problemas. Triángulos amorosos, círculos viciosos. Nadie estará a salvo. ¿Por quién te dejarás llevar? ¿Te permitirás ir al cielo o te dejarás arrastrar por el infierno?