33. Juego de celos y alcohol.

302 23 11
                                    

ODETTE

- Se me hace una tontería que esa chica Verónica se vengue de tu hermana haciéndote la vida de cuadritos. - Dice Jacky con sinceridad.

Tomo una papa a la francesa y la remojo en catsup mientras asiento.

- Lo sé. - Es lo que respondo, llevándome la papa a la boca. - Pero no le tengo miedo.

- Por lo que ya te hizo antes, yo sí tendría miedo.

Sí. Le he contado todo a Jacky. La verdad que el chico me inspiraba una gran confianza así que he pasado las últimas tres horas en el centro comercial con él pero hace poco que ambos sentimos hambre así que fuimos por unas ricas hamburguesas con papas.

- Estoy segura que si la ignoro, ella sola se aburrirá. - Respondo, encogiéndome de hombros.

- ¿Y le dirás a tu hermana?

- Nop.

- ¿Por qué no? - cuestiona. - Por lo que he escuchado de ti y de los demás, ella te protege mucho. Estoy seguro que encontrará la forma de alejar a esa rubia loca de ti aunque esté en Alaska.

Bueno... Tal vez no le he contado todo. Intenté omitir a Andy lo más posible en toda mi larga historia pues de por sí Jacky ha de creer que entre él y yo hay algo.

- No. - Niego con la cabeza. - No, Scar ya debe tener muchas cosas en la cabeza estando allá, no quiero inquietarla ni asustarla.

- Bueno, entonces yo te defenderé de esas chicas. - Me dice con una amplia y blanca sonrisa.

Yo suelto una pequeña risa.

- Oye, también puedo defenderme sola. Soy una chica fuerte.

Jacky se une a las risas conmigo.

- Ya lo creo, mides como un metro sesenta y te comiste una hamburguesa doble carne y doble queso. - Se burla, mirando mi plato. - Ya dime la verdad, ¿tiraste la hamburguesa?

- Más bien tú eres muy niña, aún te falta la mitad para que termines la tuya. - Bromeo con él. - ¿A caso los británicos no pueden comer hamburguesas así?

- Muy gracioso, Belikov. - Él agita mi cabello con la palma de la mano.

- Bueno, ya hablé mucho sobre mí. Es tu turno. - Digo, recargando mis codos en la mesa y descansando mi cabeza sobre las manos. - ¿Por qué se mudaron de Inglaterra?

- Negocios de mi papá. - Dice sin mucha importancia.

- ¿Y te fue fácil dejar todo allá? Tus amigos, algún amor.

- Nunca me encariño mucho con la gente, ¿sabes? Siempre he vivido así desde que mis padres se divorciaron. Cambiar de cuidad cada que mi padre lo dice es algo que es costumbre para mí.

- ¿Y tu madre?

- Mi padre dice que ella es una borracha que no puede cuidar ni de ella misma. - Dice con la vista puesta en otra lado. - Por eso mi padre se divorció de ella. Hace a penas un año que se volvió a casar.

- Con la mujer que nos presentaste aquella primera vez que te vi.

- Sí, Roxane. - El hace una ligera mueca. - No me cae mal pero es raro ver a mi padre con una mujer como veinte años menor que él y hueca, sobre todo. Pero es mejor que tener a mi madre, supongo.

- Te entiendo. Yo tengo un padrastro - Le comento, recordando a Erick, el esposo de mamá. - y sé lo raro que puede ser pero si hace bien a tu familia entonces está bien.

- ¿A tu padre qué le ocurrió? - Me pregunta.

- Murió cuando era pequeña.

- Ya veo, lo siento mucho. - Me dice, apenado.

Amarte a MorirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora