Labios Prohibidos

dispuesta a todo

Charlamos un buen rato. Todo era tan desanimado para mi. Todo es triste. No podía creer que ya tuviera que irme, hasta me sentía cómoda en este lugar.

No mentiré, no sé qué ocurra después de irme.

Decido buscar la manera de vernos. Aunque sea la primera o la ultima de tantas, hoy lo tengo que ver.

—Manita hermosa, quédate con la niña un rato, porque saldré a comerme una pizza con Jessica, la chica que se hizo mi amiga y estaba en la sala conmigo, ya le dieron la de alta ayer y quiso invitarme con su madre. Si te digo esto, no es pidiéndote permiso, porque ya soy mayor de edad, solo es para que sepas que donde estoy por si me secuestran.

Ella frunce el ceño.

—¿Segura que es con ella que saldrás?

Me rio a carcajadas.

—Claro que es con ella, ¿tú piensas qué haré algo raro sabiendo que mi apéndice se explotó?

—De ti no lo dudo, te recuerdo que hace un poco más de un mes te operaron, debes mantener reposo y no tener relaciones hasta una semana mas, creo.

Frunzo el ceño.

—No tendré sexo, tengo el periodo —miento.

Si me muero, moriré feliz.

Entonce llevo mi plan a cabo.  Si me voy mañana y esta es mi ultima noche, ¿por qué no escaparme unas horas? No estaría de más.  Ademas es temprano y las horas de visitas se cierran dentro de tres horas.  ¿Qué no se hace en tres horas?

Dr Díaz:
¿Entonces piensas arriesgarte por verme?

Yo:
Claro que si. Me ducharé y saldré de aquí como sea. Quiero que salgamos fuera de este lugar. En donde podamos hablar solo tú y yo.

Dr Díaz:
Mmm..., realmente no sé donde llevarte,  sabes que  soy tímido. 

Yo:
No lo creo, jaja. Y bueno,  solo es hablar.  Necesito que hablemos en privado, y que sea antes de que cierren la entrada, porque mi hermana no piensa quedarse a dormir en el hospital y me va a esperar.

Pues no mentiré en mi mente. Solo necesito un momento a sola con él, para que hablemos y quizás... no sé, que ocurra algo más. Solo el momento lo dirá. 

Estoy dispuesta a todo.