Estaba furiosa, enojada y todo. Apago el teléfono. No puedo creer que él no mostrara importancia. Si fuera otro no me recomendara casarme, pero Louis es diferente, y no es nada malo su recomendación, él está viendo más por mi hijo que por mí, y creo que es algo bueno. Pero no, me duele. Si él hubiese sido otro la dejaba, pero tampoco es correcto, tiene una hija, tiene una familia, tiene tanto que no podría dejarlo por una amante.
Tengo un largo camino por recorrer. Pero ya he tomado una decisión.
....
—Lo decidí, me mudaré contigo.
Él se abalanza hacía mi y me llena de besos.
—Gracias amor, ya verás que no te arrepentirás.
Sonrío mostrando felicidad.
Felicidad que me hace falta.
Hice la mudanza, bueno, ¿qué mudanza? Yo solo me llevé la ropa. Su apartamento es cómodo al menos, ya que tiene dos habitaciones, un baño, sala y cocina. Algo normal, pero bastante cómodo.
Espero que mi decisión no me afecte.
........
Fuimos a celebrar el momento en un restaurant en donde casi no hablé, solo pensaba y me dolía pensar.
Luego me sentí cansada y nos fuimos a casa. Llegó el momento mas incomodo, debía dormir con él desde ahora, no es algo que ya no haya hecho antes, pero es incomodo para mí.
—Te amo, Ana —susurró sobre mi cuello y tomándome por la cintura.
—Me iré a duchar.
Logro separarme y corro hacía el baño. Me tomo mi tiempo, más bien pienso y diy vueltas de un lado a otro. No es que no lo quiera, si lo quiero, pero es difícil porque mi corazón pertenece a Louis.
Pero ya es hora de dejarlo atrás y vivir mi vida. Ya ese momento ha llegado y no puedo hacer más nada que aceptarlo.
Al principio me costó, pero luego me dejé llevar por sus besos y caricias, dejé que me hiciera suya, no lo negaba, cerrar los ojos e imaginar que es Louis funcionó, pero estaba consciente que estaba mal, tengo un hombre que intenta ser mejor, es atractivo, aunque tonto, es amoroso y a veces odioso, pero se da a querer. Soy yo quien tiene el problema de abrirle mi corazón como antes, porque cuando lo hice lo destruyó.
Mientras pasaron los días fui aprendiendo a cocinar, sé hacerlo, pero jamás me había desempeñado sola. Debo comportarme como una mujer casada, sin siquiera estar preparada. Peor que todo, una ama de casa.
Solo terminé mi bachillerato, luego de ahí conseguí varios empleos y no me enfoqué en seguir al universidad, quizás fue un grave error.
Voy de camino con Tony a hacerme una ecografía. En cuanto llegamos y nuestro turno estuvo listo, pasamos y la doctora me hizo acostar, me harán y quedó maravillada al verlo y escuchar como su corazoncito late. Tony está rojo de la emoción, se ve muy feliz. Sé que será un buen padre.
Y con respecto a Louis la comunicación se cortó. El último mensaje que envió fue:
Lo siento si te ofendí en algo. Solo me preocupo por tu bienestar, entiende que para mi sería maravilloso que fuese yo quien esté a tu lado, mimándote y cuidándote. Pero ambos sabemos que tenemos ahora dos familias que cuidar, ahoras tenemos hijos por quien velar, y quiero que tu prioridad sea ese bebé, no él, ni yo, luego viene tú, y para finalizar los demás. Te deseo suerte en esta decisión, sé que algún día nos veremos y prometo que será para bien.
Y bien, fui egoísta, él tenía razón en todo. Pero no pedí disculpas, ni le respondí. Solo dejé de hablarle por un tiempo. Haré lo que me pidió, seré feliz y mi bebé será lo primordial.
.
.
.—Ya está grande la barriga, ¿crees que puedo saber su sexo? —le pregunté a Tony, quien últimamente se la pasa con su celular.
—Eh..., no sé —no mostró mucho interés. Tony volvió a salir dos o tres veces por semana, llegaba del trabajo y no quería compartir conmigo como antes.
—Entiendo —dejo de mirar mi barriga, recién cumplo quince semanas de embarazo. Si, ya ha pasado bastante tiempo..., y si se preguntan si volví hablar con Louis, pues no.
.
.—¿De nuevo piensas irte a andar? Dijiste que hoy te quedarías conmigo —le discuto a Tony, no me está tratando como me merezco.
—Ay, tú si pelea. Ya tanto escándalo me vuelve loco. Ese embarazo te ha puesto muy insoportable, antes me dabas espacio, ahora por todo te quejas. Yo sé que me amas, pero no te pases.
Aprieto mis puños y gruño. No puedo creerlo. Que idiota fui.
Se ha ido y yo quedo sola como una buena idiota. Lloro sin poder evitarlo. No es justo, no es justo que esto me pase. Ya no sé que hacer.
Con lágrimas marcando mis mejillas mi celular suena, no conozco el numero, pero contesto.
—Hola —digo ronca y absorbo mi nariz.
—Ana, ¿estás llorando?
Tras escucharlo mi corazón se paraliza y empieza a bombear rápidamente.
Es Louis.
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Labios Prohibidos
Short StoryHabía una vez, un típico Doctor joven y bonito que se concentraba demasiado en su trabajo. Ella, típica paciente que se enamora de su doctor aprovechándose de su concentración. Pero había un ligero problema... Ese doctor es casado y ella tiene un...