¿celos?

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Bien, aquí estamos en una situación incómoda. La sonrisa de mi querido doctor, se esfumó.

Bueno, no creo que sea tan incómodo, más que eso, es gracioso.

Lo miro, luego miro al chico que no deja de sonreír mientras sus ojos se clavan en mí por completo. ¿Serás que le gusto? , Hmm no sé, pero su mirada es algo intrigante.

—¿Louis? —inquiero en modo cantarín para que reaccione.

—¿Eh? Hmm, no pasa nada. Solo me sorprende —vacila y se gira a su amigo—. Y ya pediré el desayuno. Dame un momento —le dijo como para que se fuera. Su colega comprendió y se fue a sentar.

—¿Y como estás?

Aún mantiene esa expresión pensativa.

—Bien —dijo cortante.

—¿Estás celoso?

Frunce el ceño y sonrío.

—No, para nada, ¿por qué?

Frunzo mi labio soportando esa risa.

—No, solo creo que te sorprendió que yo lo conociera.

—Bueno, un poco sorprendido. Nada más —dirigió su vista hacia la chica que atiende en la cafetería—. Dame dos café y dos sándwich.

La chica asintió. Él me mira a los ojos y se queda unos segundos con la mirada en mí.Se muerde su labio inferior y sonríe.

—¿Quieres algo de comer? —preguntó.

—No, gracias. Ya con el café es suficiente.

Hubo un silencio y nuestras miradas hablaron por si sola.

—Estás hermosa —dijo en susurro.

—Gracias. Eh..., iré a sentarme, ¿vienes?

Mira a su amigo y luego asiente. Nos sentamos cerca de él pero en otra mesa.

—Cuéntame, ¿como va en trabajo? —pregunto.

—Pues bien. Unos cuantos pacientes insistentes —sonrió.

—Supongo que no te dejan en paz —sonrío—. Quizás tengas pacientes hermosas —bajo la mirada.

—Si, hay de todo tipo —bufa sonriente.

—Hmm, ¿algunas te han coqueteado? —dejo de sonreír, imaginando que así como estuvo conmigo, podría estar con otras pacientes. Ya me cuesta pensar.

—De hecho no me ando fijando en pacientes —me mira y arqueo una ceja•. Bueno, en ti si, porque tu fuiste quien lo provocó. Pero ya en las demás personas no ando mirando, ni buscando un atractivo físico. Es mi trabajo cuidar de pacientes, no pretenderlas.

Sonaba casi convincente.

—Entiendo —mencionó y la chica de la cafetería le hizo Seña y se levantó a buscar su desayuno.

Su amigo tomó lo de él y Louis lo suyo. Le dijo algo a Manuel y este sonriente se marchó.

Desayuna delante de mí  y estamos en silencio. No sé que decirle.

—Yo tendré que irme dentro de unos minutos. Es que ya me han avisado que tengos otros pacientes. Salgo a las seis, quizás te puedo ver un momento.

Y me decepciono. Pensé que él podría pasar mas tiempo conmigo en la tarde o cuando salga, pero creo no sentirme bien. Me siento triste y a la vez decepcionada. No de él, de mi misma por ser como soy. Por no aclarar lo que siento.

—Entiendo —sonrío a media.

—Al menos me siento bien de que te quedarás, ¿cierto?

Lo pienso y asiento.

Los minuto fueron segundos. Me sentía mal, era obvio. No sabía lo que sentía, me dolía verlo y saber que quizás esta sea la ultima vez.

Nos despedimos y quedamos de vernos luego. Pero en realidad ya no quería, me subí al taxi que me llevó directo a la parada de bus, y me subí en él, soportando ese dolor.

Yo:
decidí irme, lo siento, quizás cuando vuelva, nos vemos.

Louis:
¿Qué? ¿Por qué?, pensé que querías verme mas tarde.

Yo:
Ganas no me faltan. Pero debo regresar, tengo cosas pendientes por hacer.

Louis:
Entiendo. De verdad quería estar contigo.

Yo:
Algún día volveré. No cuando, pero supongo que la esperanza es lo ultimo que se pierde.

No recibo repuesta. Guardo el celular y cierro los ojos apoyando mi cabeza de la ventana.

Quizás sea la primera o la ultima vez.

Labios ProhibidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora