Alcohol que mata heridas

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Las cosas estaban más tranquilas cuando Frank estaba fuera, lo bueno era que a estas alturas un simple viaje de ese estilo no me afectaba en lo más mínimo, había sido demasiado tiempo solo, como para ahora querer darme la vuelta por un abandono menor, no era un perro abandonado, ahora, era un perro libre. Pudiendo volver a casa cuando quiera, añorando de todas formas, la libertad que tengo al ver la calle sola, con la sombra de mis pisadas recorrer mi camino. Ese era yo mismo ahora.

Era de noche, Frank había ido, como dije antes, a San Francisco. Tenía un evento de Black ops, y por lo que sabía, volvería mañana en la noche. El frío que hacia era normal al vivir en Madrid, se disfruta, y de alguna manera, te logra calmar. No estoy celoso por el aparente reencuentro que pueda tener con sus ex's compañeros. De hecho, ellos son los últimos que me importan realmente. La única persona preocupante en este momento, para mí, que pueda hacerle algo, ya sea bueno o malo, es Willy. Además de ser mi ex novio, también era su mejor amigo. Frank y Willy tuvieron una amistad tan unida, como carne y hueso, pegados en las buenas y las malas, es una lastima que eso no haya acabado así.

Pero si bien sé que Frank es fuerte, me lastima pensar que fue mi culpa tal separación; ahora mismo me pregunto aun ¿Cuánto pesara realmente la carga que cogí? ¿A cuántos tuve que llevarme para que me diera cuenta de que arruiné muchas cosas esa noche? No lo sé. Y prefiero indiscutiblemente hacerme de la vista gorda. Solamente por vivir, como realmente me gusta vivir. Sin preocuparme ya de nada en lo absoluto.

No es no querer a Frank, lo amo, o eso se supone que trato de hacer, simplemente es no tener la misma carga pesada en mi espalda, todos los días, el pensar ¿Qué estará haciendo? ¿Con quién lo estará haciendo? ¿Qué tan difícil es quedarse tranquilo sin que estés en la habitación de al lado? Esas preguntas, recorriendo mi cabeza, una, dos, tres veces antes de irme a la cama, eran una pesadilla. De un auténtico hombre celoso, posesivo, y sobretodo, inestable.

¿Inestable en qué sentido? No poder tranquilizarse a pesar de haber discutido, a pesar de haberse a contentado con unos cuantos roces, y un poco de sexo, siempre la duda estaba en mi cabeza; pero con Frank no es así. No es como si no me importara qué hiciera, o si pudiera engañarme, las posibilidades son tan mínimas, como lo eran con Willy, pero no entiendo realmente, ¿Por qué con él no me aflijo, no me preocupo? ¿Por qué con él ningún pensamiento torturador rodea mi cabeza? ¿Por qué?

¿Demasiado bueno, o demasiado malo? Sacar las conclusiones es un jodido dolor de cabeza.

Caminé hasta que mis pies comenzaron a dolerme, así que, sintiéndome más pesado de lo habitual (no por nada, si no porque pensar en exceso, da sobrepeso), me dirigí hacia un pequeño parque, oscuro, con solo dos farolas de luz alumbrando unas cuantas bancas. Me senté, tranquilo, suspirando y dejando salir de nuevo las preocupaciones del ayer. De los dos años, que marcan un ayer.

Recosté mi espalda, metí mis manos en los bolsillos, y alzando la vista, dejando caer mi cabeza, observé el cielo oscuro, estrellado, tan bellos y claros puntos blancos, dibujados en el gran mural. Me encantaba la noche, pero me gustaba más estar acompañado a estas horas, no lo negaré. La ausencia de Frank no mortificaba, solo se hacia del rogar. Mi móvil comenzó a vibrar, era Abel, reí por un momento, incluso mi relación con él había mejorado al estar más tiempo con Frank, que con Willy.

-¡Hola tigre! - Le dije al contestar. - ¿Cómo estás?

-Súper bien tío - Dijo él riendo, se notaba feliz, por alguna razón aparente, al fondo, lograba oír música y gritos de personas, deduje que estaba en una fiesta. - ¿Te gustaría venirte a una fiestecita? Será en La Moma, iré yo, mi novia, y unas cuantas amigas y amigos, los mismos que conociste en navidad ¿Te acuerdas?

SICKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora