La fiesta más larga de mi vida, estaba claro. Sentado sin nadie a mi lado en un sillón que tenía pinta de estar maldito, por no tener a nadie más que solo yo, portaba mi cara larga mientras veía a la nada, con un vaso de vino en mano, sintiendo solamente las gotas de agua fría que salían de él, porque no sé desde cuando, al vino se le pone hielo.
Esperaba poder irme ya, pero no sabía a dónde ir, no quería ir a casa, no ahora que mis recuerdos están más vivos que nunca. Sé que Vegetta no está aquí, sé que Carlos se ha ido ya, y por último, sé que estoy más perdido, a la primera vez que lo vi partir.
Me puse de pie, observando de reojo a todo el mundo, algunos bailando, otros tomando, y unos pocos, estaban sentados con el móvil en mano, sonriendo a la pantalla. "¿Qué clase de magia era esa?" Realmente, soportaba tener siempre un poco más de soledad a lo habitual, es decir, estoy acostumbrado a viajar, pero hace mucho tiempo que no le sonrío a un móvil, como solía hacerlo antes... antes de todo.
Me recargué de nuevo en el balcón, dejando el vaso con el vino, observando las vistas de la ciudad más bella de California, quería tener algún motivo por el cual seguir aquí, pero entre más lo pensaba, incluso sentirme perdido era una excusa, quería verlo, por eso estaba aquí. Quería que llegara a la fiesta y quería verlo con Frank, quería ver como lo besaba en frente de mi cara, quería saber si lo podía soportar. Porque si de mentir se trata, pensé que Samuel no era uno de los partidarios a ser un maestro en ello, pero creo que me equivoqué. Quizá lo que quiso al principio fue una reconciliación, un poco de sexo conmigo ¿Podría ser eso? Probablemente. Utilizando mi lado sensible, utilizando mi lado invisible ahora, ¿Qué se supone que tenía que haber dicho yo en un momento así? "Aléjate, me haces daño" Pero... si realmente añoraba ese momento, es más yo... "Vienes y me dices todo lo que quería escuchar", yo me vi débil ante él, de nuevo.
Camine hasta llegar a la mesa grande, dónde todo el mundo se sentaba para coger un poco del buffet, me senté en una de las sillas, y en cuanto lo hice, escuché como alguien me llamaba por mi nombre.
-Guillermo – Y era Carlos, de nuevo. - Al parecer no puedo salir... - Se sentó a mi lado, y ocultó su rostro en la mesa, poniendo sus brazos como almohada, y yo, por mi parte, estaba bastante sorprendido por seguir viéndolo, y que no haya hecho nada raro.
-Sí.... - Susurré tomando una copa de vino, (la cual nunca tomé) y recostándome en el respaldo de la silla. - ¿Qué harás?
-No lo sé - Respondió sincero, sin aire de preocupación alguna, sacando un cigarro de su bolsillo y comenzando a fumar en frente de mí. - ¿Quieres?
-¿No ya habías tomado uno? - Le pregunté confundido, él negó sonriendo, sabía que si lo había hecho. - No gracias...
-Vale - Contestó apartando la mirada, observando en frente suyo, detrás de la máquina de chocolate que había en frente de nosotros. - Vaya... y yo que pensé que no había venido... - El gesto fue inexplicable, estaba entre cabreo y preocupación. Me miró a los ojos, mordiendo su labio inferior, y eso, me hizo subir el nivel de curiosidad.
-¿Qué? - Pregunté mirando al frente, y al hacerlo, me lo tope ahí, sentado; fue un ataque al corazón inmediato, me dolía y punzaba el pecho, pues estaban frente a mí, Frank y Samuel juntos. Frank platicando efusivamente con un tío, y Samuel por su parte, sonriendo sin decir nada; esa sonrisa no era la suya, ese rostro no era suyo, conocía mejor que nadie la risa encantadora de mí chico, y definitivamente, esto era asqueroso. Se me hacía tan falsa la escena, que me dieron ganas de vomitar. ¿En serio mentía tan bien? ¿O es que a Frank le importa una mierda sus mentiras? ¿Qué era exactamente?
-¿Qué...? - Dije intentando no sucumbir a los nervios. - Mierda...
-¿Quieres que le parta la cara? - Miré a Carlos de reojo, y al momento, observe como su rostro de emocionado a estar aquí, había cambiado a uno totalmente serio y sincero. - ¿Eh, Willy?
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SICK
FanfictionDe repente, a pesar de haber pasado bastante tiempo... sentía que todo ese dolor volvía a mí, sentía que las mismas lágrimas volvían a ser derramadas, veía el pasado como un simple ayer, como unas simples horas. Recuerdo ese día, esa tarde, en la qu...