Solución 1, retomar

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Había sentido su cuerpo de nuevo, había sentido su débil mente junto con la mía, jugar entre ellas a ver quién podía gozar más. Claramente, fue un empate. No podía describir todo lo que sentía, estábamos siendo infieles, pero esto... como gustaba. Como nos gustaba, cometer el pecado maldito, el más atractivo, realmente; de esta forma dolía menos. Sabiendo el "por qué"  y sabiendo el "cuándo", pensando en que su corazón me pertenece y que está atado, sabiendo que está esposado a un alma que no hace más que solo depender del hilo más delgado de su cuerpo. ¿El tocar es lo que los hace quererse? O más bien... ¿El tocarlo te hace quererlo, Frank? ¿Qué es lo que te da fuerzas para quedarte con él?

"No quiere saber que ha perdido contra ti". Ahora más que nunca, lo entiendo.

Acostados en la cama, mientras que los minutos pasaban, podía escuchar mi corazón latir, podía sentir su respiración contra mi espalda, aquella respiración la cual había perdido el sentido, había perdido el ritmo. Su calor propagándose por mi cuerpo, incluso vestidos, me sentía desnudo a su lado. Entrelacé mi mano con la suya, él reaccionó y me abrazó un poco más fuerte. Una sensación tan linda y caliente, una sensación... cálida. Su respiración pasar por mi cuello, hacía que todo tuviese sentido ahora.

El sufrir, el llorar, el esperar, ahora todo tenía sentido, y era perfecto. No esperaba menos de nada ahora mismo, estaba feliz. Si él me quería, si él me amaba, si él estaba dispuesto a traicionar por mí, estaba dispuesto a matar por mí... ¿Qué más esperaba? ¿Qué más podría esperarme de nosotros ahora? Solo es cuestión de tiempo, para volver a estar "juntos". Donde la pregunta decisiva, aquella que por primera vez me hizo en el parque en Madrid...

"¿Podrías quedarte a mi lado... como mi pareja?"

Vuelva a retomarse, y vuelva a decir un enorme y chillón "Sí". Sí... recuerdo ese día con tanta nostalgia y cariño, que ahora mismo, no puedo imaginarme otra escena más bonita que esa, y sobretodo, más envidiable. ¿Envidiable...? No, ya no es así. Porque lo tengo de nuevo conmigo.

-Me encanta dormir así... - Susurró sosteniéndome con más fuerza. - Te juro... que hace mucho no sentía un calor tan cómodo y placentero que no sea el tuyo

-Digo lo mismo – Dije riendo, me di la vuelta para verlo y sonreír, me tomó del rostro mientras me besaba, con la ternura torpe de siempre, con el miedo de apretarme muy fuerte, con el miedo de no poder dejarme respirar. Con el miedo de un principiante enamorado, que está a punto de dar la noticia más fatídica de su vida.

-Me tengo que ir – Su voz resonó en mi nuca, y provocó un cosquilleo rasposo en mis oídos. "¿Se va?" No había caído en la cuenta, él y yo somos amantes, lejos de enamorados, somos amantes. Quizá amantes sinceros o incluso quizá amantes al amarte, era eso. Era amante al amarlo, era mi pasión, mi hobbie. Y hoy en día, mi forma de vivir.

Lo miré un momento en silencio, asentí como un niño, haciendo un puchero que inevitablemente se veía, él me abrazó pasando su brazo por mi cuerpo y juntándome a su rostro, me dio un beso en la mejilla, seguido a mis labios, y poco a poco, sentía como su respiración dominaba en mí. Haciéndome sentir sus latidos, haciéndome sentir sus nervios, como una contraparte a lo nuestro, era la realidad.

-Está bien - Respondí casi inaudiblemente, y por su parte, solo pudo suspirar. Se puso de pie y yo también lo hice, me miró un momento y yo me acerqué a él, para abrazarlo y besarlo como la última vez; como si fuera la última vez.

-Quiero que sepas que nunca te voy a dejar ir – Su voz suave y tranquila me hizo recordarlo todo, hizo que a mi mente vinieran todas y cada una de las noches a su lado, este abrazo era más que solo un reencuentro, era mi estilo de vida, expuesto en una escena, era abrazar mi presente, el pasado que tanto añoraba. - Tampoco pretendo dejarte solo, solo espérame

SICKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora