Dos historias alternas

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Cuando me fui de Madrid pude sentir dos cosas claras; dolía mucho estar lejos de casa, y dos, necesito su calor contra mi cuerpo todos los días para estar en paz, porque amo la manera en la que me hace sentir, esa que parece ser perfecta, esa que me eleva hasta el cielo y puedo sentir la brizna aplastar mi rostro, tener en cuenta que la corriente ahora esta en contra y que a pesar de eso, me sostiene con fuerza de la mano y el cuerpo, no me quiere dejar ir. Y yo tampoco.

No queríamos perdernos por segunda vez, eso lo sabíamos.

Sin embargo, la historia se calmó mucho en este tiempo, han pasado dos meses desde que me pidió salir de nuevo con él, hemos llevado la relación a distancia de una buena manera, a veces él llega a verme y se queda un tiempo, y a veces, yo llego a verlo y de paso, veo a mi familia.

Caro nunca había estado tan feliz de verme y de saber que estaba bien con todo esto ahora, eso, la primera vez que la volví a ver, después de navidad. Ya había pasado medio año...

El tiempo nos apremiaba con una relación bonita y con metas alcanzables compartidas, ambos decíamos de nuevo sueños que queríamos cumplir juntos, Vegetta quería ir a Japón conmigo, y yo, por mi parte, solo quería volver a vivir con él. El tiempo nos apremiaba con la noticia de que nuestros amigos se estaban dando cuenta, poco a poco, de nuestra relación, y la mayoría de ellos sonreía ampliamente, después de todo, estábamos con la persona correcta.

Era domingo en la tarde, Vegetta dormía como un crío y yo, por mi parte, decidí salir a comprar la despensa. Conducía con una sonrisa en el rostro, definitivamente no había nada más lindo que las vistas de L.A de tarde. El sol, el cielo despejado, todo.

Aparqué, bajé y compré... todo en orden. Al volver y subir hacia mi departamento me tope con alguien...

-¡Hola tío! - Carlos, con una sonrisa amplia y brillante, estaba recostado en la pared de la entrada a mi departamento. - Jope, se te va a caer – Y diciendo esto, corrió sujetando algunas bolsas que había dejado en el ascensor, sacándolas todas para poder dejar al elevador en marcha.

-Hola Carlos - Contesté amable, al ver que traía consigo todas las bolsas en sus brazos. - Gracias tío, pasa - Abrí la puerta y él entró dejándolo todo en la barra de la cocina, yo hice lo mismo.

Carlos se veía diferente, se veía feliz y apacible, como si el tiempo le hubiera permitido sonreír de esta manera, en la que parece sentirse una persona completamente nueva.

-Vine por mis cosas, hoy dejo la casa – Dijo riendo a esto último. - Aunque realmente ya la dejé, pero oficialmente, te dejo hoy

Le sonreí y asentí, acomodando mi cabello y caminando con él hacia su habitación.

-Está igual a como la dejaste - Comenté. - No creía que era correcto ordenar, pero si barrí y pase el trapeador por aquí de vez en cuando

-Gracias – Me respondió, con el rostro agradecido. - Bien, tenemos cajas en el cuarto de la limpieza, ¿Te importa si las uso? - Yo negué y lo ayudé.

Parecía no querer hacerme nada malo ni abalanzarse sobre mí, solo quería llevarse sus cosas, eso se sintió distinto, tranquilo, se sintió como si fuéramos dos viejos amigos que se reunían para decir un último adiós.

Al terminar de poner sus cosas en las cajas y bajarlas hacia su auto, estábamos de nuevo dentro del departamento, cuando él, por fin, habló.

-Muchas gracias por todo esto Willy

-¿Qué cosa?

-Por todas las cosas que me permitiste vivir, no hubiera sido yo si hubiéramos optado por seguir esa relación, no sé a día de hoy porqué te dije que pelearía, ya estaba perdida la batalla incluso sin empezar, pero – Me miró y se sentó en el sillón más pequeño, y yo tomé asiento en el más grande. - Definitivamente contigo aprendí muchas cosas y entre ellas, lo que es amar y sentirse, de alguna manera, en casa, eres una buena persona, pero estabas tan roto que fingiste muchas cosas por no romperme a mí también ¿En qué pensabas? - Comenzó a reírse. - Da igual... - Suspiró. - Gracias por quererme, gracias por todo lo que me permitiste vivir a tu lado y por decirme que no abandonara lo que me gusta, que peleara todos los días por aspirar a más, eres sin duda una persona increíble, espero y lo entiendas, pero no me lo tomes en cuenta, no quiero nada ya contigo, tampoco estoy apto para sufrir tanto otra vez - Bajó la mirada y me puse de pie para abrazarlo, aun sentado. Pase mis brazos por su cuerpo y lo abracé con fuerza.

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