Opción 1, destruir

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El evento de black ops comenzaba a fastidiarme, no por nada relacionado con el juego, si no porque simplemente... es detestable estar con Frank a un lado. El relacionar cada risa, cada vez que tiene el móvil en mano, con Vegetta, me frustra. Me pone de malas, de una mala leche, que quisiera tomar su cuello, y partirlo en dos. Sanamente.

Lo miraba de repente, queriendo observar cada gesto suyo, cada sonrisa pilla que se le escapa, me da ansías, nervios, querer preguntarle en voz alta "¿¡Qué demonios te sucede!? ¡¡NO PUEDES REÍRTE!!" Pero hasta yo sabía lo enfermo que sonaba en mi cabeza, los celos enfermos que han estado ahí guardados, comenzaban a salir, otra vez. Había pasado mucho tiempo ya desde mi último ataque de celos, si más no recuerdo fue con Carlos, pero ese "ataque" no se compara con la horda de guerreros que tengo ahora, apunto de salir al ataque.

Era complicado disfrutar de los medios tiempos, me quedaba sentado hablando con amigos de Estados Unidos, tratando de disminuir el interés en Frank, o más bien, en lo que hacía Frank. ¿Será prudente preguntarle como está él...? ¡No! Será estúpido, me mirará y se reirá, o lo que es peor, querrá matarme, aunque aun desconozco como es Frank con Samuel, ¿Será posesivo? ¿Egoísta? ¿Tierno? ¿Meloso? ¿O simplemente él?

Al momento de terminar el medio tiempo, volvimos todos a nuestros asientos, para continuar jugando en equipos, y como no, Frank se sentó justo al lado mío. Me sonreía como era costumbre, antes, y tengo que recalcar eso. Nuestra amistad vieja y sincera se ha esfumado con mi relación con Samuel, ahora solo quedan trizas, pedazos de lo que alguna vez, fue todo para mí, todo para él...

El tiempo pasaba, las partidas permitidas comenzaban a llegar a su fin, y cuando el coordinador de evento puso pausa, por fin pude respirar en paz.

Estábamos finalizando ya por fin, terminamos las partidas, y al momento de ponernos de pie para decir que nos había parecido el juego, Frank soltó una carcajada, y sí, tenía el móvil en mano. "Actúa normal", me decía yo repetidas veces, en mi cabeza. "No le estampes el móvil en su cara", por favor... ¡NO HAGAS ESTUPIDECES WILLIAM!

-¿William? - Me preguntó el coordinador del evento, lo miré enseguida, volviendo a la realidad, a la desahuciada realidad, repleta de celos encubiertos, y amores pasados. Esa realidad.

Hablé con el hombre, di mi opinión, mientras que movía mi pierna impaciente, por irme de aquí, ya.

No quería que se malinterpretara, realmente amaba este juego, pero no podía tener mayor tolerancia a estar a su lado, al lado de la pareja de la persona que alguna vez fue mi todo, y que ahora solo pertenece a mí como una sombra, del pasado como un trago amargo, que ya se bebió.

La espera fue casi eterna, pero al momento de dar las gracias, pude partir de ahí, corriendo.

Habría una fiesta, pero yo, que muy a pesar, negué ir, opté por regresar al hotel. La caminata estaba repleta de pensamientos culposos, ¿Por qué la vida me golpea tan duro? No me comprendía, ni a mí, ni a él, aparentemente, Vegetta lo ama, están enamorados profundamente, a mí no me querrá ver ni en pintura, pero yo a él...

-Maldita... - Di una patada a la pared, quedándome quieto, sin interesarme en lo más mínimo en lo que la gente dijera, o pensara de mí. Me recosté en la misma pared, mirando hacia el suelo, más perdido que nada, los pensamientos y sentimientos, de hacer lo correcto, no se ponían de acuerdo,

yo no me ponía de acuerdo, Carlos estaba aquí, Samuel estaba allá, más cerca de la orilla, mi actual pareja, lejos en el muelle, la persona que... ¿Quiero? ¿Amo? ¿Extraño? ¿Deseo?

Ya no puedo sentir algo sensato respecto a él, si es amor puro, o es amor codicioso, como una piedra preciosa, lo quiero para mí, porque su valor, sé lo que hace en mí, aquellos efectos secundarios que provoco, yo los amo sentir. ¿Será tan difícil tener un poco de coraje para preguntar por él? No lo sabía, y no me interesaba intentar algo.

SICKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora